Feeds:
Entradas
Comentarios

Archive for the ‘ALMA ETERNA’ Category

Dios… ¿Porqué tienen que morir los fabricantes de sueños, cantadores al amor, a la luz, a la noche, a las flores, a la alegría y a la… esperanza?

Padre… ¿Por qué te llevas la música del alma, el frescor del corazón, la elevación del espíritu y el sonido del viento que trina notas sentimentales?

¿Por qué ellos, que siembran flores con palabras, cosechan recuerdos con sus  letras y fabrican sueños de la nada?

¿No son acaso la sal del mundo?

¿No humedecen con lágrimas de alegría una tierra a veces Yerma?

¿No perfuman con aroma de amor el vacío terrible de los abandonados?

¿Por qué llevarlos cuando el mundo está enfermo de desamor, insensibilidad y falta solidaridad humana, si son ellos con su perfume de vida buena quienes siembran esperanza?

¿Por qué llevarse los pregoneros de la ternura, de la belleza, pasión y… la magia?

¿Qué les queda a los adoloridos, a los tristes, a los pobres, a los desventurados y a… los enamorados?

¿Cómo arrullarán las madres a sus niños si ya no hay poetas para cantarlos?

¿Dónde quedan las palabras para decir adiós al amigo y perdón al enemigo?

¿Dónde  queda el ay del corazón y la lágrima prohibida, si su expresión ha muerto, si ya no tiene… vida?

¿Quién cantará a las noches estrelladas y al rocío de las noches de estío, convirtiendo lo oscuro en romántico y confortable el frío?

¿Quién cantará el requiem a las hojas que mueren, a los pétalos marchitos y a las gotas de rocío que dan su vida para crear otras vidas?

¿Dónde esconderé mi frustración por no ver más sonrisas, niños sin miedo, parejas felices, hermanos abrazados y padres con más amor que autoridad?

¿Quién cantará a mis nietos lo que fui, lo que viví, mis recuerdos, mis ansias, mis sueños y mis bendiciones, si se apaga la voz de los poetas?

Y… ¿Qué hará el mar, sus olas, el reflejo azul de su cuerpo y las bellas  gaviotas si te llevas quien conoce sus secretos y notas?

Padre… Si te llevas los poetas nos haces mucho daño, pero también te haces daño, porque te  llevas la más bella oración que es un poema, y nos dejas tan solos en un mundo tan duro que, ciertamente, nos será muy difícil entender tu forma de amar.

Read Full Post »

Debido a los errados paradigmas sobre los cuales se desarrolló mi niñez, durante bastantes años de mi juventud, la diaria lucha por una vida -que esa misma formación me hacía prever como muy difícil-  me impidieron valorar debidamente mi tranquilidad espiritual.

Hoy, bastante avanzado en el camino de mi existencia, tengo plena conciencia de que sólo podemos sentirnos dueños del destino propio, cuando tenemos la convicción de que estamos en paz con nuestra conciencia, porque hemos hecho todo lo posible por hacer las cosas bien; y hemos colaborado dentro de lo posible, con el bienestar de los demás.

Si lograr la paz espiritual fuera muy fácil, seguramente el mundo sería diferente: andaríamos menos apurados; disfrutaríamos los amaneceres, el cielo estrellado de las noches, el canto de los pájaros, la risa de los niños, el aroma de las flores; la paciencia, generosidad y caridad, serían virtudes generalizadas; la fe, el optimismo y  la confianza, sustituirían la tristeza, el temor y la desesperanza.

No obstante, aunque no es fácil, sí que es posible lograrla, en la misma medida en que entendamos nuestra extraordinaria capacidad para amar, adaptarnos a cualquier ambiente y disfrutar intensamente del presente, mientras aceptamos nuestras naturales limitaciones frente a un futuro que, por ser desconocido e imprevisible, no debe ocupar nuestro tiempo o…preocuparnos.

La paz espiritual deviene de mirar dentro de nosotros mismos, cómo somos y podemos ser mejor todos los días. Es aceptar que todo lo que nos ocurre, aun aquello que aparenta tropiezo o fracaso, es parte del obrar humano que juega a nuestro favor; especialmente, porque a medida que pasan los años van siendo menores y más manejables, como aprendizaje para vivir una existencia placentera.

La paz espiritual se refleja en esos sentimientos de tranquilidad y satisfacción, cuando mirando atrás, la actualidad o los proyectos futuros, percibimos que todo se enmarca dentro de esa línea invisible del respeto por los hermanos humanos, las instituciones que soportan la sana organización social, la utilidad  y el amor por cada una de las cosas que hacemos.

Esa paz espiritual nos hace moderados frente a la fortuna y alegría; cautos frente a la tristeza y el temor; fuertes y solidarios frente a la adversidad; seguros de que somos un conjunto físico-espiritual, ideado por Dios con suficiente poder,  para prevalecer sobre todo lo creado.

La paz espiritual está latente dentro de nosotros; sólo hace falta avivarla y fortalecerla con apropiadas actuaciones.

Read Full Post »

“MIS OJOS FISICOS OBSERVAN EL DIA Y LA NOCHE; MI ALMA NO TIENE

DIMENSIÒN DE TIEMPO”

Mi alma, que es eterna, no envejece ni se hace obsoleta. Revisando algunas de mis fotografías más queridas, precisamente de la noche que conocí a mi esposa, me llené de gratísima evocación. Abrí los de mi alma, que me ubicaron en ese ambiente especial y mágico, donde se definió la parte más bella y edificante de mi vida.

Esa regresión de cuarenta años refrescó mis más íntimos sentimientos, al pasearme por la imagen imborrable de esas personas; un ambiente que volví a sentir en su detalles, y algunas frases inolvidables que, de alguna manera, fueron premonitorias de ese futuro maravilloso, que ambos constituimos en un presente… permanente.

Como rechazo la nostalgia, di rienda suelta a mi recreación visual interna para vivir otra vez en ese mundo virtual del recuerdo feliz, esas emociones que los años no han podido envejecer y que los ojos físicos, ocupados en la vida diaria, no pueden detectar ni permitirme disfrutar.

Me vi hilvanando con  hebras color de fantasía nuestros sueños, que luego, con mucho amor, optimismo, fe, comprensión y aceptación, hicimos realidad.

Sentí en mi cara interior,  la calidez de una noche de verano; la mano suavemente firme de quien desde entonces tomó la mía para hacer de las dos una sola; las voces inaudibles del futuro que sólo oye nuestro espíritu diciendo… ven; y esa emoción especial e indefinible de atracción-sorpresa, atemorizante pero prometedora, únicamente descifrable por los enamorados.

Esa visión arrobadora, de vida y de tiempo, sólo puedo experimentarla con esos ojos mágicos, invisibles pero presentes de mi alma, que Dios me regaló, precisamente, para que no perdiera nunca la visión interna de mí mismo, que no envejece ni pierde el sentido de eternidad, cual es lo que me hace amar mi vida física, que es temporal pero real, emocionante y que estoy obligado a vivir intensamente, con deleite, con fruición con sentido inmutable de… presente.

Si abriésemos a menudo nuestros ojos del alma, nos amaríamos más; veríamos mejor la perspectiva real de una vida que es mucho mejor de lo que, algunas veces, nosotros mismos nos la hacemos; y especialmente, reconoceríamos todo lo maravilloso que es contar, todos los días, con la compañía de nuestros insustituibles hermanos… humanos.

 

 

Read Full Post »

Cuando escucho el ulular del viento en mi ventana y miro el vuelo raudo de los pájaros en ese cielo hermoso, con nubes de mil formas caprichosas, bajo el cual los hombres deambulamos en busca de algo mejor todos los días, pienso que Dios, vida, amor y amistad, conforman el sendero maravilloso y especialísimo, donde los seres racionales podemos lograr nuestra realización material y espiritual, comúnmente conocida como… LA FELICIDAD.

Dios, como gran hacedor en esta vida de proposiciones diversas, y única posibilidad de trascender a un plano superior, nos asegura un viaje hermoso, divertido, emocionante y edificante por este mundo físico, en la misma medida de nuestra capacidad de entender y asimilar como utilizar las grandes dotes, cualidades y bendiciones con que fuimos diseñados.

La vida física, que es el mayor tesoro de que disponemos, no es más que la alfombra sobre la cual podemos hacer de nuestra existencia, una experiencia mágica o un paso borrascoso.

La amistad, que como relación requiere permanente alimentación, dedicación y cuidado, cuando se hace fuerte y sincera,  pudiera ser uno de los más apreciados condimentos para darle sabor a nuestra vida, porque nos obsequia placer, compañía y… seguridad.

Somos seres únicos y tan especiales, que podemos con nuestros sueños crear nuestro propio mundo de fantasía, pero con increíble capacidad para convertirlos en realidad. Tal es la fuerza vivificante y sustantiva de los sueños, que cuando por alguna razón agotamos la capacidad de soñar, ciertamente comenzamos a morir… en vida.

Toda nuestra existencia racional funda su sentido de supervivencia sobre ese otro factor extraordinario y también único de nuestra especie, sin el cual nuestra vida, excepcionalmente vulnerable, se hace terrorífica: la esperanza. De tal suerte que, quien en un momento dado siente perderla, camina por la vida, como lo escribiera Walt Whitman: “…amortajado hacia su propia destrucción”.

Si consideramos con la seriedad y responsabilidad la importancia debida de esos factores vivenciales, haciendo de Dios  uno con nosotros, al adicionarles el amor, la amistad, los sueños, la generosidad y la esperanza, podremos experimentar y contagiar a nuestros semejantes, de una existencia exquisita; donde cada segundo represente un tiempo sin tiempo, tan especial, que en sí mismo encarne… toda una vida.

Y lo más importante de esta última consideración vivencial es que, por depender exclusivamente de nuestra voluntad y ser interno, nadie, bajo ninguna circunstancia, puede evitar o  limitarnos la posibilidad de lograrlo.

Read Full Post »

Soy experto en eso de cumplir años; de hecho he cumplido sesenta y nueve, cual es una cifra que a nadie disgusta. Estoy satisfecho y disfruto mi edad, tanto que disiento de mis colegas de juventud prolongada, quienes con la edad,  progresivamente, descuidan la atención a su figura.

Siento que es un compromiso conmigo mismo mantenerme lo mejor posible, pero especialmente con mi pareja, porque es una forma expresivamente sentida de decirle: me importa como me veas porque… te amo.

El paso firme,  pelo bien arreglado, vestimenta apropiada, perfume agradable, buen humor y… una amplia sonrisa,  pueden hacer la diferencia entre una imagen de “viejo desgarbado” y una persona de “edad interesante”.

No es que los anos sean un estigma, pero buen tinte en el pelo, elegantes lentes de sol, ademanes gentiles y una cara de buenos días, además de elevar la autoestima, son capaces de presentarnos con cinco o diez anos menos de los que realmente tenemos, lo cual a nadie hace dano y nos hacen sentir de maravilla.

Conservarse activo; regalarse con el ser amado o los amigos un cafecito en un sitio público (que no en el Club de los Viejitos); un paseo diario, cuando un bailecito y… hacer el amor cuando se pueda, traducen la mejor medicina contra el estrés y el hastío, cuales son nuestros peores enemigos.

Desterrar conversaciones sobre médicos, achaques o enfermedades y comentar que nos sentimos “mejor que nunca” cuando nos preguntan por nuestra salud, logra que las personas apetezcan compartir con nosotros y se interesen por conocer como logramos ese buen estado de ánimo.

Una dama de ochenta anos, elegantemente vestida y un pelo gris que no canoso bellísimo,  quien igual que yo pidió un whiskey en las rocas, me contó que conduce al hospital donde trabaja,  y todos los anos en vacaciones, viaja a Europa o Medio Oriente… completamente sola. Al despedirnos, cuando le manifesté mi admiración por su talante de mujer joven, me dijo con una bella sonrisa:

-El cuerpo es importante y debemos cuidarlo, pero lo es más el espíritu  y ese, definitivamente, no envejece.” Ella es un ejemplo de que trabajo, optimismo y confianza alargan la vida; y eso deberíamos aprenderlo.

Alguien escribió: la vida no es una fiesta pero debemos bailarla. Suscribo integralmente este apotegma. Nuestra existencia es una aventura emocionante, pero aunque no lo fuera tanto, seguramente vale la pena bailarla.

 

Read Full Post »

AFRONTANDO ERRORES

Con el correr del tiempo, los seres humanos acumulamos errores y aciertos, que podemos lamentar, celebrar o simplemente… olvidar. Los aciertos, por sí mismos constituyen motivo de regocijo y de auto reconocimiento. Pero, los seres humanos suelen cargar sus hombros con los errores del pasado, acumulando frustración que enturbia su presente, en el cual por cierto nada se puede hacer por remediar el pasado. En otros casos, suelen lamentar dolorosamente tal o cual actuación o decisión –que hoy por sus nuevas experiencias- consideran hubieran podido evitar o tomar de forma más apropiada.

En verdad, no deberíamos lamentar lo que hicimos a conciencia, porque fue producto de nuestro libre albedrío, en una oportunidad determinada y por motivaciones específicas y especiales de ese momento. Es que, si salió mal o fue menos agradable de lo que hoy pensamos que hubiera podido ser, sería una consideración fuera de tiempo, porque lo que hicimos lo fue a conciencia y mejor o peor… lo vivimos de la forma como lo quisimos.

Nuestras actuaciones pasadas, acertadas o erróneas fueron nuestras; en su momento las meditamos, estimamos sus pro y sus contras; medimos el riesgo, decidimos y actuamos; de tal manera que, en su momento aceptamos sus consecuencias como producto de nuestras actuaciones propias y voluntarias. A nadie podríamos culpar de haber actuado como actuamos o haber sido como…fuimos: se trata de lo que fue, pero que ya no existe.

En aquellos tiempos amamos, reímos, lloramos, sufrimos, pero también… fuimos felices. Hoy no podemos calificar ninguno de esos sentimientos, porque, de alguna manera, sin ninguna duda e independiente de su entidad, somos… diferentes y la capacidad de comparación la afecta gravemente… el tiempo.

Afrontar con entereza, sin lamentos, dolor ni tristeza lo que ayer hicimos, independiente de su resultado no es más que reconocer nuestro derecho a actuar conforme a nuestra propia voluntad. Es ser consecuentes con nosotros mismos, con nuestros valores de ayer, de hoy y… de siempre.

Pero al final, si somos sinceros con nosotros mismos, aceptaremos que gracias a esa acumulación de experiencias mejores o peores, dulces o amargas, hoy tenemos mayor capacidad para evaluar situaciones similares o parecidas. De alguna manera, fueron la escuela donde educamos nuestro carácter, donde aprendimos que lo importante no es lo que hicimos o fuimos ayer, sino lo que hacemos o somos hoy; porque es ahora, en este momento cuando podemos experimentar lo bello de sentirnos vivo, felices y satisfechos con nosotros mismos.

Read Full Post »

«CUANDO UN  HERMANO SUFRE, UNA PARTE DE NUESTRA ALMA SE PERTURBA Y ATURDE»

Cuando reflexiono sobre el hecho cierto de que sobre esta tierra de Dios, un alto porcentaje de sus pobladores sufre alguna enfermedad, hambre o miseria; otros caen bajo los efectos de guerras intestinas con sus secuelas de inocentes torturados, familias separadas, y muertos; algunos se consumen física y espiritualmente en la soledad de una prisión; otros tantos son presa de vicios, que venciendo su voluntad y su autoestima minan su salud; y algunas soportan otras desventuras como carecer de educación y una ocupación digna, me echo de rodillas y doy gracias a Dios por haberme preservado, a mi y a mi familia de todos esos males, que transforman lo que debió ser bello y edificant como es la existencia, en algo indeseable y desastroso.

Quienes disponemos de alimentos, salud, familia, libertad, educación y trabajo, podemos considerarnos privilegiados;, lo cual se convierte en compromisode producir o colaborar, dentro de nuestra personal capacidad, con algún mecanismo de ayuda, que pudiera hacer menos dolorosa la experiencia que viven esos desventurados hermanos.

Pienso que más allá de las situaciones bélicas, el origen de los conflictos de muchas de esas personas -al menos las que sufren soledad, prisión y vicios- pudieron haberse originado por la indiferencia afectiva colectiva, que ha ido progresivamente apoderándose de nuestra sociedad.

Es que no todos los seres humanos venimos con la fuerza mental y espiritual suficiente, para hacer caso omiso a la insensibilidad e indolencia social, frente a situaciones vivenciales que la atención, amor, solidaridad, y a veces incluso una palabra amiga, hubieran podido evitar.

En esta aldea global -que es la casa de todos- somos hormigas de la misma cueva, y por tanto no deberíamos ver con indiferencia el dolor, la soledad y la tristeza de nuestros congéneres, sin hacer algo por remediarlo; porque de alguna manera, ignorarlo nos hace culpables de su suerte.

Cuando alguien tiene hambre, sufre persecución, soledad o tristeza sin preocupación de sus hermanos, un pedazo de nosotros mismos -en esa otra dimensión donde vive nuestra alma- se aturde y perturba; porque al final todos somos uno, y el lamento de su dolor es nuestra propia queja, frente a nuestra inmensa vulnerabilidad, en un mundo que sin amor ni solidaridad humana, se hace inconveniente, peligroso e insufrible.

Solo amando a nuestros hermanos y siendo solidarios con sus causas, merecemos llamarnos hijos de Dios, porque esencialmente, ese Padre Celestial maravilloso es… amor.

Read Full Post »

Que nuestra existencia física sea temporal, aunque no es de nuestro mayor agrado, sí es algo en lo que todos estamos de acuerdo. Por lo tanto, es sano vivir de tal manera que, aunque disfrutemos al máximo de todo lo que tenemos a nuestro alcance, jamás olvidemos que ningún bien o cosa física podremos llevarla con nosotros.

Como consecuencia, el valor de las cosas y nuestras situaciones vivenciales no reside en cuanto puedan durar, sino en la intensidad con que las percibimos y disfrutamos. De allí la necesidad de atesorar los bellos momentos, los hermosos recuerdos, los milagros que día a día se producen en nuestra vida, y esas maravillosas personas que hacen de nuestra existencia una… hermosa aventura.

La importancia del rocío no reside en su frescura, sino en el hecho de que alimenta y mantienen terso el pétalo de la rosa. La relevancia de la música no está en la intensidad de las notas o los acordes, sino en como la recibe nuestra alma.

En una obra de arte no tiene ninguna importancia la firma del artista, sino la sensación que ella despierta en nuestro espíritu. Lo mágico no es el ruido del silencio con que las hojas caen en el otoño, sino la sensación de un ocaso para crear vida, que percibimos cuando las lleva el viento.

Tampoco tendrá importancia cuantos bienes y de cuantas cosas dispusimos en vida, sino de que forma y en que amplitud las compartimos. Lo trascendente no es que hicieron los demás por nosotros, sino que hicimos nosotros por quienes estuvieron a nuestro alcance. Por eso, al final, más importante que cuanto hemos vivido, es cómo lo vivimos.

Ciertamente, nada físico es nuestro; nada podremos llevarnos porque todo lo tenemos prestado y sólo podemos usarlo en esta vida. Lo único que realmente nos pertenece, es la capacidad de disfrutar cada uno de los instantes de nuestra vida, en ese maravilloso mundo de las cosas sencillas, que Dios en su infinita misericordia nos dio por heredad.

Por tanto, si algo podemos dejar luego de nuestra partida, es el amor que hubiésemos prodigado; la solidaridad que hayamos demostrado y el bien obsequiado a nuestros semejantes, que se convertirán en un recuerdo del tamaño y la dimensión de nuestras propias actuaciones. Por cierto, algo de lo cual se sentirán orgullosos y pudiera servir de ejemplo a quienes nos amaron en esta vida.

Read Full Post »

Releyendo a Vinicius de Morais, especialmente su comentario de que la gente no hace amigos sino que los reconoce, me surgió la interrogante de, si podemos hacer los amigos o si, realmente simplemente los reconocemos.

Durante toda nuestra vida nos intercomunicamos con personas que nos simpatizan, otros que nos son indiferentes y algunos que rechazamos; pero la amistad que surge de nuestro espíritu no hace categorías. Los amigos, como dice de Morais, los reconocemos y tal evento no tiene que ver con su figura, género, cultura, posición social o económica; es un sentimiento que surge de muy dentro, sin mucha lógica pero profundamente humano y  edificante.

El sentimiento de amistad es una manera sublime de amar, porque es espontáneo pero además, desinteresado. Uno ama a su familia troncal, porque lleva su sangre. A su pareja, porque comparte con ella ambiciones, esperanzas, sueños, buenas y malas situaciones y hasta el sexo, todo lo cual de alguna manera conlleva intereses. Pero a los amigos los amamos, sin más requerimiento que la espectativa de su reciprocidad.

Los amigos no requieren ese afectio diario, natural en la relación consanguínea y necesario en la   de pareja. A los amigos no requerimos decirles que los amamos, como sì es indispensable con la pareja y por demás conveniente con la familia; sin embargo, cuan hermoso y grande es el espacio que abarcan en nuestra alma.

Cuando perdemos un amigo, perdemos un pedazo de espacio de nuestra propia vida; ellos no son sustituibles, porque son especiales, individuales y típicos. Es una relación esencialmente volitiva, que no mira conveniencias ni fines más allá del disfrute del sentimiento de compartir la ideología fundamental de la vida. De alguna forma, la amistad es la materialización del principio cristiano de que todos somos… hermanos.

Con los amigos vencemos sentimientos muy arraigados, como el egoísmo, individualismo y temor, que pudieran ser mecanismos de defensa, frente a un mundo que no siempre es como hubiésemos querido que fuera.

Pudiera ser que el amigo no esté físicamente presente, pero está ahí, sembrado en lo profundo de nuestro afecto; no importa cuantos años dejamos de verlo; si nos ha sido útil o no, ni como lo consideren los demás. Simplemente es nuestro amigo, que en el concierto del universo, se hace un pedazo de nosotros mismos, la mayoría de las veces sin conocer a ciencia cierta, cuanto y porqué le queremos de forma tan especial.

Read Full Post »

«Son iguales la madre de Cristo y la de Judas porque ambas estàn hechas de pulpa milagrosa.»

Andrès Eloy Blanco (1.919)

En este día de celebración tan especial, siento desde lo más profundo de mi corazón, que mientras ustedes existan, el mundo seguirá siendo bueno para la vida. De alguna manera, ustedes representan ese susurro de Dios, diciéndonos que aún no se ha olvidado de nosotros.

Quienes físicamente no la tenemos, sabemos que espiritualmente viven con nosotros… por siempre. Quienes tienen el privilegio de tenerlas a su lado, gozan todos los días de una fuente de amor, que no conoce otra fórmula que la entrega sin pedir nada a cambio.

Ustedes nos conciben por amor, nos crían por amor, nos ven partir con amor; y al final, cuando dejan este mundo, nos atan el alma con ese hilo de plata que ya nunca dejará de conectarnos, en esa otra dimensión por encima de lo físico, donde tiene su dominio el espíritu, que no puede ser corrompido por nada, en ningún tiempo ni en ningún espacio.

Por eso hoy, con gozo y felicidad les hago llegar este mensaje de reconocimiento y gratitud, que no tengo duda comparten todos los hijos del mundo; uno de ellos, el venezolano Andrés Eloy Blanco, en 1919 lo expresó de una manera sublime en su regreso a la patria, cuando  escribió:

«Cuando falte a mis hombros madre mía la fuerza,

Cuando cerca del surco donde me siembren llegue;

Cuando ya hasta el màs leve remolino me tuerza

y hasta el peso del alma me doblegue…

Tu recuerdo, ese fardo de diamante,

seguirá siempre firme sobre mis hombros muertos,

Porque en  todas mis penas amor es un gigante

Y el cariño es un Hércules con los brazos abiertos»

Dios bendiga a las madres en su dìa… siempre.

«Son iguales la mdre de Cristo y la de Judas porque ambas estàn hechas de pulpa milagrosa.»

En este día de celebración tan especial, siento desde lo más profundo de mi corazón, que mientras ustedes existan, el mundo seguirá siendo bueno para la vida. De alguna manera, ustedes representan ese susurro de Dios, diciéndonos que aún no se ha olvidado de nosotros.

Quienes físicamente no la tenemos, sabemos que espiritualmente viven con nosotros… siempre.

Quienes tienen el privilegio de tenerlas a su lado, gozan todos los días de una fuente de amor, que no conoce otra fórmula que la entrega sin pedir nada a cambio.

Ustedes nos conciben por amor, nos crían por amor, nos ven partir con amor; y al final, cuando dejan este mundo, nos atan el alma con ese hilo de plata que ya nunca dejará de conectarnos, en esa otra dimensión por encima de lo físico, donde tiene su dominio el espíritu, que no puede ser corrompido por nada, en ningún tiempo ni en ningún espacio.

Por eso hoy, con gozo y felicidad les hago llegar este mensaje de reconocimiento y gratitud, que no tengo duda comparten todos los hijos del mundo.

Dios bendiga a todas las madres, que física o espiritualmente, siempre están y estarán con nosotros.

amauricastillo@gmail.comMi bibliotecaMi cuentaSalir

Poesía, Volumen 1996, Parte 3

Escrito por Andrés Eloy Blanco,Domingo Miliani,José Ramón Medina

Índice
Página 13
Enlazar
Comentarios
Cargando…
Cargando…
Cargando…
Cargando…
Cargando…
Cargando…

//

Página xliv
De regreso a Cuba decide trasladarse a México. Lo hace a comienzos de 1950. Entre los meses finales de vida habanera y los primeros de residencia mexicana
Página 13
EL REGRESO A LA MADRE CUANDO FALTE a mis hombros, madre mía, la fuerza; cuando cerca del surco donde me siembren llegue; cuando ya hasta el más leve
Página 15
Madre: en este coloquio feliz de mi regreso dos cielos
Página 132
Los cuatro que aquí estamos nacimos en la pura tierra de Venezuela, la del signo del Éxodo, la madre de Bolívar y de Sucre y de Bello y de Urdaneta y de
Página 150
Y el regreso al hogar, el negro vuelo: con las dos alas el avión cortaba varas de noche para nuestro duelo. Aldebarán, que nos acompañaba, las Pléyades y el
Página 204
la señora Dolores Meaño de Blanco recibe una carta enviada por el general Juan Vicente Gómez, donde autoriza el regreso de Andrés Eloy a Caracas.
Página 245
Nombres de mujeres Leonor 1 1 Sed tengo El alma inquieta 12 El regreso a la madre 13 Poda Los últimos énfasis (Poemas peninsulares) Iraida Regina Blanco

Read Full Post »

« Newer Posts - Older Posts »