AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS COMO YO OS HE AMADO
En días de tanta confusión, cuando las personas trabajan sin descanso, en la mayoría de los casos más por atesorar que por satisfacer sus necesidades o aportar beneficios a la sociedad, recuerdo a Jesús de Nazaret en, su pensamiento vigente hoy como hace Dos Mil años, cuando enseñaba:
“… ¿Por qué te preocupas por qué comerás, que beberás o que ropa usarás? Mira las aves del cielo, que no siembran, ni cosechan, ni almacenan en graneros, pero mi Padre las mantiene vivas…y, ¿No es acaso más importante la comida que el vestido? Entonces… ¿Por qué te preocupas por qué vestirás? ¿No ves los lirios del campo? Ellos no hilan ni confeccionan telas, pero les aseguro que ni aún el Rey Salomón tuvo tan ricas vestiduras. Y si Dios da comida a las aves y vestiduras a las plantas… ¿Cómo no va a darte a ti, que eres su hijo privilegiado, todo lo que le pidas? Por eso te digo: pide y recibirás, toca y se te abrirá, porque el que pide recibe y el que toca se le abre…”
Siento que, más que nunca, conviene reflexionar sobre esta admonición, donde Jesús instruía que todo está en la naturaleza para nosotros, y que podemos lograrlo sin gran esfuerzo, porque así como las aves sólo tiene que volar y buscar el alimento donde esté, igualmente nosotros sólo tenemos que ser DILIGENTES, y como las aves, ir donde se encuentran las fuentes de ese alimento necesario; así como que, los lirios no requieren hacer nada para tener su hermosa vestidura, quizás porque el 99% del vestido que hoy llevamos, en mucho responde a vanidad y no a una necesidad indispensable de cubrirnos para sobrevivir, ya que lo necesario y conveniente a este respecto, Dios nos los da como a los lirios, también como un regalo que sólo requiere activarnos y actuar conforme de nosotros se espera. Entonces, sí tenemos fe en que nacemos con la capacidad de alcanzar lo necesario para vivir sin mayores esfuerzos ¿Por qué esa loca carrera por hacer dinero y más dinero, poder y más poder a costa de la salud, el amor, la compañía y tranquilidad de la familia? Ciertamente, no lo entiendo; especialmente, luego de más de siete décadas observando muchos ricos tristes y otros tantos poderosos prematuramente enfermos e infelices. Por eso conviene recordar a Jesús cuando sentenció: “El que tenga ojos que vea.”