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Posts Tagged ‘AUSENCIA DE ANIMALES Y FLORA’

 Me permito transcribir parte de la historia de un extraordinario médico japonés, por que me identifico con su pensamiento y creo en la verdad de sus consejos, verifiqué las fuentes de este contenido y lo considero didáctico para cualquier lector:
Dr. Amaurí Castillo Rincón- MsC Editor: http://www.unavidafeliz.com
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El Dr. Shigeaki Hinohara, oriundo de Japón, cumplió 101 años en el 2013. Shigeaki Hinohara es uno de los doctores y educadores con más años de servicio. Su labor es legendaria, ya que desde el año 1941, Hinohara se ha dedicado a tratar pacientes en el Hospital Internacional St. Luke’s, en Tokio, y enseñar en la facultad de enfermería de St. Luke’s.

Desde que cumplió 75 años, este reconocido profesional ha publicado 15 libros, incluyendo uno llamado “Viviendo mucho, viviendo bien”, que ha vendido más de 1.2 millones de copias en todo el mundo. Como fundador del Nuevo Movimiento de La Tercera Edad, Hinohara alienta a todas las personas a vivir vidas largas y felices, algo en lo que el parece ser experto.

Las claves del Dr. Shigeaki Hinohara para una vida larga y plena:

La energía proviene de la sensación de bienestar. No de la buena alimentación o el descanso: todos recordamos como cuando éramos niños, y nos estábamos divirtiendo, con frecuencia nos olvidábamos de comer o dormir. Creo que siendo adultos podemos mantener la misma actitud. Es mejor no saturar al cuerpo con demasiadas reglas y horarios.

 • Las personas más longevas, sin importar la nacionalidad, la raza o el género, comparten una cosa en común: ninguno de ellos tiene sobrepeso. Para el desayuno bebo una taza de café, un vaso de leche y jugo de naranja con una cucharada de aceite de oliva, ya que este producto es excelente para la salud de las arterias y la piel. En el almuerzo tomo un vaso de leche con algunas galletitas, o nada si no tengo tiempo para comer. Nunca tengo hambre porque me concentro en el trabajo. La cena consiste de vegetales, un poco de pescado o arroz y, dos veces por semana, 100 gr de carne magra.

 • Siempre planifica con anticipación: mi agenda ya está completa hasta el 2014, con conferencias y mis tareas habituales en el hospital. Sin embargo, en el 2016 me voy a divertir un poco, ya que planeo concurrir a las Olimpiadas de Tokio.

 • No hay necesidad de jubilarse, pero si tenemos que hacerlo, debería ser mucho después de los 65 años: la jubilación a los 65 años fue establecida medio siglo atrás, cuando la esperanza de vida promedio en Japón era de 68 años, y solo 125 japonenses superaban los 100 años de edad. En la actualidad, las mujeres japonesas viven cerca de 86 años, y los hombres 80. Además, en nuestro país  tenemos más de 36.000 centenarios, lo cual significa que en 20 años podríamos tener cerca de 50.000 personas mayores de 100 años.

 • Comparte tu conocimiento: yo doy más de 150 conferencias por año, algunas van dirigidas a grupos de 100 niños de primaria, y otras a grupos de 4.500 empresarios. Por lo general, doy charlas de 60 a 90 minutos, en las cuales permanezco de pie para mantenerme fuerte.

 • Cuando un doctor te recomienda realizar cierto examen o cirugía, pregúntate si esa persona le sugeriría el mismo procedimiento a su pareja o a sus hijos: a diferencia de la creencia popular, los doctores no pueden curar a todo el mundo. Por eso, ¿por qué someter el cuerpo a dolores innecesarios mediante una cirugía? En mi opinión, la música y la terapia animal pueden lograr cosas que los doctores ni siquiera imaginan.

 • Para mantenerte saludable, siempre elige las escaleras y lleva tus propias pertenencias: para mantenerme saludable, siempre elijo las escaleras.

• Mi inspiración es el poema «Abt Vogler” de Robert Browning. Mi padre solía leérmelo cuando era pequeño. El poema nos inspira a realizar grandes obras de arte, no pequeños garabatos. Sus palabras nos invitan a dibujar un círculo tan grande que será imposible de terminar mientras estamos vivos. Todo lo que vemos es un arco, el resto se encuentra fuera del alcance de nuestra visión pero sigue allí, en la distancia.

 • El dolor es misterioso y la diversión es la mejor forma de olvidarlo: si comienzas a jugar con un niño que sufre de dolor de muelas, este se olvidará del dolor inmediatamente. Los hospitales deben responder a las necesidades básicas de los pacientes, y una de ellas es la diversión. En el hospital St. Luke’s contamos con terapias con música y animales y talleres de arte.

 • No te desesperes por acumular bienes materiales: recuerda que cuando te llegue la hora, no podrás llevártelos contigo.

 • Los hospitales deben estar diseñados y preparados para enfrentar las más serias catástrofes, y deben aceptar a cada paciente que aparece en la puerta. El Hospital St. Luke’s está diseñado de manera que pueda funcionar en cualquier parte, como el sótano, los pasillos o la capilla. Muchas personas creían que estaba loco al prepararme para una catástrofe. Sin embargo, por desgracia, el 20 de marzo de 1995 el destino me dio la razón cuando miembros del culto Aum Shinrikyu hicieron un ataque terrorista en el subterráneo de Tokio. Ese día atendimos a 740 víctimas, y en dos horas logramos descubrir que habían sido atacadas con gas sarín. Tristemente, perdimos la vida de una persona pero salvamos a las otras 739.

 • La Ciencia sola no puede curar o ayudar a las personas: la ciencia considera a las personas en masa, pero la enfermedad es individual. Cada persona es única, y las enfermedades están conectadas a sus corazones. Para conocer la enfermedad y ayudar a las personas, necesitamos artes liberales y visuales, no solo medicinales.

 • La vida está llena de incidentes: el 31 de marzo de 1970, cuando tenía 59 años, embarqué en el Yodogo, un vuelo de Tokio a Fukuoka. Era una hermosa mañana soleada y, cuando se empezaba a divisar el Monte Fuji, el avión fue secuestrado por un grupo del Ejército Rojo Japonés. Los siguientes 4 días los pasé esposado a mi asiento, bajo una temperatura de 40 grados. Decidí ver la situación como un experimento y me sorprendí al ver como mi cuerpo logro mantenerse calmo durante la crisis.

 • Encuentra un modelo y proponte lograr más de lo que el o ella ha logrado: mi padre viajó a Estados Unidos en el año 1900 para estudiar en la Universidad Duke, en Carolina del Norte. Él fue un pionero y uno de mis héroes.

 •  Vivir muchos años es maravilloso: hasta los 60 años, es fácil trabajar para nuestra familia y alcanzar nuestros objetivos. Sin embargo, en los años posteriores, deberíamos proponernos el objetivo de contribuir a la sociedad. Desde que tengo 65 años he servido como voluntario, y esta edad, aun dedico 18 horas, siete días a la semana a esa tarea y disfruto cada minuto.

 

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 BOULDER CO0., III

Cuando visito Boulder, Co., una Ciudad pequeña, donde el 80% de sus pobladores son profesores y estudiantes, con árboles y jardines; calles y  avenidas con canales para los ciclistas;  parques cuidadosamente limpios, y habitantes amables,  siento una admiración y un cariño especial por esta gente, entre los cuales se cuentan dos hijos y dos nietas. Pero igualmente me hacen evaluar cuánto nos falta avanzar en Venezuela como ciudadanos para alcanzar estos niveles de orden; porque no es otra cosa que orden, vinculado a  disciplina y amor por esas Ciudades que son nuestras:  de todos los venezolanos y quienes con nosotros conviven.

Nuestro clima es menos problemático para la vida todo el año; nuestra flora es  hermosa y anti-cambios  climáticos, que ya desearían la mayoría de otros paises disponer de  siquiera parte de ella; y eso me entristece, porque mi Venezuela tiene todos los climas, en diferentes regiones, todo el año. Nuestros Araguaneyes, Apamates, Bugambilias, Cayenas y Paraísos de diferentes colores, hacen del paisaje nacional,  un espectacular cuadro de arte de múltiples colores.  Desventuradamente, parece que la mayoría de mis conciudadanos jamás han pensado en esa belleza que nos rodea y no hacen  nada por cuidarla; los conductores de vehículos parecieran no considerar el derecho de los ciclistas y peatones; los transeúntes a pie o en automóvil, desestiman los recipientes para poner la basura y la tiran directamente en la calle o las aceras, olvidando que ESA ES SU CIUDAD. Aquí en Boulder se respira un aire de seguridad personal, por lo que  no tengo temor a que me asalten en la calle, en un restaurant o en la casa; tampoco me atemorizo  cuando paseo en la noche, en presencia de  una patrulla de la policía, porque ni siquiera tienen autoridad para pedirme mis documentos, por lo cual  sé que su única función es la de vigilar que se  mantenga el orden y proteger los  bienes y las personas.

Sin embargo debo observar: primero, que la diferencia entre ellos y nosotros es solamente UNA ACTITUD; y en segundo lugar, que aún así, con todo su desorden y problemas, AMO ENTRAÑABLEMENTE A VENEZUELA. Pareciera un sentimiento enfermizo, pero no lo es; lo que sucede es que el amor suele ser, a veces, incomprensible e indefinible; siento  que así es mi amor,  y, como todo enamorado, creo que no tengo remedio, porque sigo amando  más que nunca a Venezuela.

Si tienes alguna duda o requieres aclaración sobre el tema aquí tratado, el correo del autor está disponible: amauricastillo@gmail.com

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Para finalizar el tema de lo que el tiempo nos dejó, escribo esta última entrega con profunda tristeza, en lucha contra ese enemigo de la realidad que es la nostalgia, para no recordar los bellos parajes selváticos que en mi niñez vi en mi país; sus ríos, sus llanos, sus miles de especies de pájaros, animales, plantas y flores que hoy solo podemos ver en los parques botánicos o zoológicos.

Me acongoja recordar cuando los niños, inocentes y felices, jugaban en los patios de las casas, sin ningún temor a ser contaminados por los colores o pinturas venidas del otro lado del mundo; cuando los padres permanecían confiados en sus casas y sus trabajos, mientras sus hijos iban a las escuelas, sin miedo a que los hombres malos los raptaran o les hicieran cualquier daño; cuando los ancianos paseaban en los parques, seguros del respeto y consideración de los viandantes; cuando el respeto por la persona humana, la solidaridad, la sencillez, la honradez y el trabajo posibilitaron en menos de cien años transformar este mundo.

Es duro rememorar cuando no se requería de tantas Notarías para hacer convenios y celebrar contratos, porque la palabra entre dos o más hombres, tenía más fuerza que cualquier documento, porque el honor era indestructible y su fuerza la daba precisamente la dignidad de los concertantes; cuando la promesa de amor y lealtad no requerían de prueba especial, porque la integridad era parte de nuestra naturaleza; cuando los maestros enseñaban a sus pupilos, convencidos de que formaban ciudadanos buenos para una patria con suficiente espacio para propios y extraños.

Remueve el alma rememorar cuando los pastores y sacerdotes en sus iglesias hablaban de un Dios amoroso, misericordioso y al alcance de todos que solo exigía de nosotros… el amor, representado en solidaridad humana permanente con nuestros semejantes; cuando los Gobernantes trabajaban muy duro para fortalecer la libertad, la igualdad, la paz y la justicia, como un derecho inalienable de todos sin distinción de clase social, posición, prestigio, nacionalidad, raza o sexo.

Apena evocar cuando los vocablos corrupción, drogas, secuestro, pornografía, pedofilia, no tenían un sentido real o ninguna vigencia para la mayoría de las personas, porque simplemente… le eran desconocidos.

Ah… por cierto, cuando todos teníamos libre acceso al agua y por tanto no teníamos que pagarla más cara que… la gasolina.

Porque si me dejo vencer por la nostalgia que produce el recuerdo, tendré absoluta conciencia de todo lo que hemos perdido y que no tendrán mis nietos; que no disfrutarán esos niños que crecen en una sociedad inconsecuente, cortoplacista, simplista, consumista, casi sin integridad personal y sin valores reales; irresponsable y desprejuiciada, que los trajo al mundo sin su permiso y olvidó su sagrado deber de preservarles un mundo de paz y armonía, ecológicamente equilibrado y donde todos tengan un espacio para ser felices, como ellos lo heredaron de sus mayores.

Por eso solo escribo… escribo, escribo con mis manos, pero dejando parte de mi alma en ello, como una oración a Dios y para todo el mundo, con la esperanza de que su fuerza no sólo llegue a Dios, sino a los oídos de todo habitante de este planeta; para que se unan en esta cruzada por salvar la tierra de un futuro que… ya está aquí, porque el mundo se nos está recalentando aceleradamente y casi no hacemos nada por evitarlo; porque los mares se están contaminando a la vista y la indiferencia de todos; porque en una orgía de destrucción, las fábricas y los gigantescos conglomerados humanos irresponsablemente y sin ningún control, inyectan al ambiente y a las aguas toneladas de productos químicos que las contaminan.

Pero aún siendo tan grave la situación, si todos nos disponemos, sí que tiene solución, o al menos podemos retardar la catástrofe. Pero no puede ser un Gobierno o una ONG, o alguna Organización ambiental sola. No, tenemos que luchar juntos, todos unidos: grandes, chicos, jóvenes y viejos, todos sin excepción; cada uno poniendo nuestro granito de arena para cuidar del ambiente y preservar la naturaleza, así como engrandecer el alma de las personas en vez de utilizarlas como mero medio de enriquecimiento. Sé, que si nos empeñamos lo lograremos, porque somos imagen y semejanza de Dios, tenemos parte de su poder y estamos obligados a cuidar esta tierra que Él nos dio por heredad.

No tengo ninguna duda de que somos capaces de hacerlo. Por eso pido por favor, hagámoslo ahora cuando todavía hay tiempo y de paso regalémonos una muerte en paz, al tiempo que obsequiamos a nuestros descendientes un grato recuerdo de quienes hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance, por cancelar esa deuda existencial que adquirimos con nuestros ancestros: procurar a nuestros descendientes un mundo bueno para la vida.

Próxima Entrega: LA COMPETENCIA IMPERFECTA

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