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Archive for the ‘AUTOCOMPLACENCIA’ Category

imagen de celulares

No hay duda de la importancia cultural y de todo género que el Internet y los celulares aportan al mundo, en su proceso de globalización. Especialmente para las relaciones personales, acercan a la gente con su abanico comunicativo, traspasando el tiempo y el espacio.

Sin embargo, en la intimidad de la pareja la situación tiende a complicarse. Todos los días recibo correos de personas -especialmente damas- quejándose del uso de estos instrumentos por sus pares, como medios para materializar infidelidad, inclusive sexual, mediante
laboratorio-b-centro-de-computo-fiis-unac contactos extra-pareja, con visualización de imágenes y vocalizaciones eróticas

¿Dónde reside el problema planteado?

¿En los contactos con otras personas, las imágenes estudiadas y preparadas,         los suspiros o gemidos, pre-estudiados?

No lo creo. La raíz del asunto está en la insinceridad de algunas personas, quienes en vez de comunicar lo que sienten y desean a sus parejas, llenan sus vacíos existenciales y fantasías sexuales, ocultos detrás de una pantalla, desperdiciando esa fuente de amor, comprensión y sexo real, vivificante, apasionado, cierto y verdadero que podrían ofrendarle sus parejas.

La autocomplacencia pudiera ser positiva en algunas etapas y condiciones de la vida, pero al menos en el aspecto sexual no tiene comparación con la realidad; máxime si se acompaña de la ternura, comprensión, solidaridad y buena comunicación, que puede dar esa persona que ha decidido hacer vida en común.

Si una persona ama de verdad y siente reciprocidad de sentimientos y acciones, no hay Internet ni celular que valga frente a esa relación personal intensa. Es que utilizar para esos fines el Internet o el celular es fantasía; y no hay nada más emocionante que convertir en realidad la fantasía, con esa persona que amamos y con quien compartimos nuestra vida, pero que además conoce perfectamente que, donde, como y cuando nos gustan y apasionan los actos y las cosas.

La curiosidad, las insatisfacciones y las fantasías son parte de la naturaleza humana; tenemos que aprender a convivir con ellas y… controlarlas. No debemos temer a los adelantos que puedan excitar esa parte de nuestra individualidad, sino ponerlos a nuestro favor para hacernos la vida más agradable. Por tanto, las parejas en vez de preocuparse por como alguien pueda utilizar estos medios de comunicación, su interés deben ponerlo en mantener una relación armoniosa, agradable, emocionante, renovada y edificante; que evite el hastío, el aburrimiento y la necesidad de escapar por algún medio de una relación que se transforma en indeseable.

Cualquier medio de comunicacion bien utilizado es de gran utilidad al hombre. Asimismo, son muchas las personas que han encontrado en el Internet no sòlo un  medio eficiente de aprendizaje o refugio a su soledad, sino otra persona que  con iguales vacíos logró mutua identificación y comunión de intereses, que les posibilitaron reunirse y hacer una vida feliz en común.

Por tanto, debemos reflexionar que no es el medio en sí mismo sino el uso que le demos lo que determinará su utilidad o beneficio individual y colectivo.

Finalmente, no es comparable la sensación frente a un computador o celular con la realidad de sentir  el amor, el calor, la ternura y la pasión que es capaz de dar una pareja, cuando se siente respetada, amada, aceptada, enaltecida y… deseada.

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El acto sexual, por el mismo hecho de poner en movimiento tanto la parte física como la intelectiva, en principio, como generalidad, debería ser sinérgico e involucrar ambos actores.

Nuestra individualidad y tipicidad nos hace diferentes unos de los otros, dificultando la aplicación de conceptos generales con relación a nuestra actuación particular. Así, por ejemplo, los signos externos de excitación en el hombre son inocultables, mientras que en la mujer no son fáciles de observar, lo que permite en ocasiones ocultarlos o solaparlos mediante una actuación determinadamente premeditada.

Cuando una persona participa pasivamente en el acto sexual, este pierde la emoción, ternura, magia y fantasía, que le hacen el más reconfortante evento entre un hombre y una mujer.

Quien no desea el acto pero lo conciente no obstante su personal indiferencia, ausencia de deseo o rechazo a ese contacto íntimo, renuncia a su propia satisfacción al prestar su cuerpo como instrumento de autocomplacencia del otro actor, desviando lo que debió ser una actuación mutua y hermosa hacia el ejercicio de violencia sexual moral por falsedad, afectando sus propios sentimientos y autoestima.

Pienso que la diferencia entre la masturbación y el hacer el amor, más allá de cualquier consideración teórico-materialista, es precisamente el concurso activo mutuo, que imbuído de amor, pasión, ternura, magia e intención de producirse el máximo de placer, lo convierte en sincera y auténtica entrega de cuerpo y… alma.

Quien consciente de su inmotivación, subyugando su propia voluntad al permitirlo, normalmente lo hace orientado hacia el logro de algún objetivo extraño a los sentimientos que motivan el acto sexual, violentando su propia ética personal al supeditar su dignidad y espiritualidad a intereses subalternos, nunca suficientes para justificar utilizar su cuerpo, que es el tabernáculo de Dios, en un acto tan íntimo sin las motivaciones éticas y morales que lo justifican.

Pudiera ser que en casos aislados, la actuación pasiva de uno de los actores se origine por conveniencia, supuesta necesidad, o en premeditada actuación para lograr un fin extraordinario como pudiera ser la concepción de un hijo. En tales casos, en mi criterio personal, aunque no violenta ninguna norma jurídica estimo que no es legítimo, porque al actuar con engaño premeditado se pierde la plenitud que desde el punto de vista cultural logró superar su propia originalidad, al elevarlo sobre su propio instinto y ubicarlo en la categoría de espiritual.

No obstante todo lo expuesto, estas especulaciones, ausentes de toda intención de juzgar lo que sólo a Dios y a los actores corresponde, pretenden establecer la profunda diferencia entre un acto sexual pasivo y aquel activo que se supone realizan las personas que se aman, como lo trataremos en la entrega de mañana.

Próxima Entrega: EL SEXO ACTIVO

 

 

 

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