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Posts Tagged ‘LOS HIJOS EMULAN A SUS PADRES’

HABLANDO DEL PASADO

                        NIÑO COMIENDO

 Hablar del pasado no siempre es afortunado, pero oteando hacia atrás en el tiempo, siento que se nos fue quedando una forma de vida especialmente de los niños, que cambió bastante nuestro mundo, pero no nuestra vocación para ser felices. Criar los hijos no era tan difícil, porque se alimentaban sencilla pero sanamente y visitaban el médico una vez al año; jugaban descalzos en el patio o la calle y podían comer dulces o helados sin restricciones; no conocían antialérgicos ni pastillas tranquilizantes pero actuaban normalmente; no viajaban a Disneyworld, pero disfrutaban entusiasmados viajes de playa, retreta, películas vespertinas o paseos campestres; para dormir no requerían más de una limonada caliente o té de hoja de lechuga, antes de pedir la bendición. No conocían juguetes eléctricos, robots o nintendo; ellos confeccionaban sus propios juguetes con carretes de hilo y latas de sardina; eran creativos, sencillos, respetuosos y… amorosos. Disfrutaban su niñez pues no asistían a la escuela sino hasta los siete años; esto les daba espacio para descansar, jugar y colaborar con las tareas domésticas, creciendo en el amor y solidaridad familiar. Tampoco se usaban filtros para el agua y el mentol era el remedio para los golpes, pero generalmente eran bien sanos. Aunque generalmente pedían permiso, si no estaban en casa, suponíamos que compartían con los vecinos, los amigos o en la escuela, pero no en nada peligroso. No los amarraban a los asientos del auto, ni se temía por depredadores sexuales, ya que no recuerdo ningún caso o deceso infantil por esos males o descuidos. No necesitaban psicólogo, porque no conocían  “traumas” ni necesitaban “espacio propio” o “especial intimidad”: vivían la familia integralmente. Para su disciplina bastaba la nalgadita a tiempo, tan eficiente para evitar malos hijos y… delincuentes. ¿Qué sucedió y porqué cambiamos? No lo sé con exactitud, quizás de todo un poco; se trata de un nuevo tiempo preñado de cambios, que nos reta y debemos enfrentarlo serenamente. Seguimos siendo los mismos hombres sobre la misma tierra, donde todo tiempo puede ser riesgoso, pero apto para la vida buena. ¿Cuál es la enseñanza? Que sin lamentaciones inútiles, evocaciones tristes o detenernos para que el desarrollo nos atropelle, conviene de vez en cuando mirar atrás, para sinceramente, evaluar el pasado, apreciar el presente y por esas experiencias, planificar el futuro, en función del logro de una felicidad que tanto antes como ahora, siempre es posible lograr.

 

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Cuando observo las estadísticas del crimen en mi paìs, donde el promedio de vìctimas y sus victimarios no sobrepasa los veinticinco años, siento que pudiera ser que por omisiòn,  parte de la culpa de esta tragedia nacional corresponda a quienes fueron responsables de la formaciòn de estos desventurados: sus padres.

Es que el papel de padres no se agota en traerlos al mundo, alimentarlos, cuidarlos y educarlos, sino que es fundamental formarlos para la vida, lo que conlleva infundir principios, valores, amor, respeto, solidaridad, pero tambièn disciplina y ejemplo.

Todos los padres ambicionamos hijos alegres y felices, pero para que esa alegría los acompañe por siempre, debemos tener la valentìa de aprender a decirles NO cuando consideremos inconveniente la solicitud, aunque nuestro corazòn quiera decir SI.

Así como la sonrisa de un niño es lo màs hermoso, sus làgrimas nos afectan en lo màs profundo del alma; pero nuestro deber como máximos responsables de su futuro, es aprender a diferenciar lo conveniente de lo inapropiado de sus actitudes y requerimientos, independiente de su estado de ànimo.

Cuando un padre cegado por el amor y debilidad de caràcter dice permanentemente SI, sin medir los efectos que para esa vida tendrà su permisividad, està renunciando a su màxima responsabilidad como ductor de sus hijos, sin medir todo el daño que para el futuro puede representar esa actitud. Son esos hijos acostumbrados a recibir siempre un SI independientemente de la naturaleza, entidad o caràcter de su solicitud, quienes al momento de enfrentar la vida solos y sin la protecciòn de sus padres, no soportan un NO a lo que consideran beneficioso y esto los lleva a cometer lo peores errores.

Los padres tenemos que aprender a soportar el dolor de ver llorar a nuestros hijos, si a conciencia entendemos que aceptar sus solicitudes pudiera influir negativamente en su caràcter, conciencia o apreciaciòn de la sensibilidad y solidaridad humana. Es preferible que en esos primeros años les digamos NO, cuando tenemos a mano otros elementos para ayudarlos, a que màs adelante, cuando ya no estemos con ellos, sea la vida la que les diga NO sin haber sido debidamente preparados para enfrentarlo, cuando ya no podremos hacer nada por ellos.

La actitud permisiva y si se quiere cómoda con los hijos hoy, pudiera significar el peor daño a sufrir en su futuro, y eso sería ciertamente… imperdonable para cualquier padre.

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a-beautifull-grup-new-year-2008.jpg  He visto  hombres y mujeres llegar casi a rastras a escuelas, celebraciones, hospitales, cárceles y… cementerios, para decir a sus hijos: aquí estoy y siempre estaré  contigo. Sin importar el  comportamiento del hijo, los padres siempre estarán ahí para ayudarlo.

Es que la condición de padres es imperecedera. Los padres creamos vida y nos vinculamos a ella durante toda la nuestra. Es un camino duro y sin final, que vivimos con dedicación, pero lleno de grandes satisfacciones que justifican cualquier sacrificio.

Desde la sensación indefinible de palparlos en el vientre de la madre, verlos hacer pininos, oír sus primeras palabras, verlos hacerse hombres y mujeres, hasta el abrazo fraterno cuando alcanzamos a mirarlos ya no tan jóvenes, tiene algo mágico que supera nuestras sensaciones materiales.

Ese amor especial nos acompaña toda la vida. Como lo dijera Andrés Eloy Blanco,  cuando se tiene un hijo  se tiene el mundo entero. Por eso los amamos, con el corazón adentro y las tripas afuera.

Es que los hijos no sólo representan la materialización del amor y su continuación sobre esta tierra, sino que constituyen un  pedazo integral de… nosotros mismos. Por eso sentimos con ellos y por ellos,  por eso los vivimos, disfrutamos, por eso …duelen tanto.

No importa el rumbo que sigan, siempre caminamos sus pasos, y volamos en sus sueños aunque terminemos estrellados. Así es y creo que ha sido siempre.

Esa simbiosis más espiritual que física, nos obliga a cuidar de ellos, de su formación física y espiritual, infundiéndoles principios y valores humanos, que respaldados por nuestro ejemplo, conformen su paradigma de vida.

No siendo axiomático, en mucho los hijos emulan a sus padres. De ahí la gran responsabilidad del comportamiento de tales y como… pareja; porque si ese ejemplo es positivo, representativo de respeto, honestidad; amor por la vida y las personas, por el estudio, el trabajo y la solidaridad humana, ese debería ser el sendero a seguir. Pienso que eso quiso decirnos H. Brown cuando escribió: «Vive de tal forma que cuando tus hijos piensen en la dignidad, piensen en ti.»

Si nuestros hijos son exitosos, porque son integralmente felices y como consecuencia construyen familias sólidas y del mismo corte, los padres sentimos que valió la pena los muchos trasnochos, trabajo y preocupaciones vividos hasta su crecimiento;  los bendecimos y los interrumpimos… menos.

Pero, si no son exitosos en el logro de su felicidad, independiente de su edad, sentimos que la obra no está concluida y siempre estamos ahí, al pie del cañón, para ayudar a esa otra parte de nosotros mismos  a encontrar su destino, en esa labor de padres que no termina nunca.

 No conozco el mundo del más allá, pero presiento que en esa otra dimensión, de alguna forma, los padres seguiremos amando y cuidando a nuestros hijos.

Por eso, si volviera a vivir, nuevamente mi mayor ambición sería… ser padre.

Próxima Entrega: MI NIÑO PERSONAL.

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