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Archive for the ‘INGRID BETANCOURT’ Category

«PERDER MI LIBERTAD, NI EN JAULA DE ORO.»

En este momento no puedo controlar mi emoción  y mis lágrimas ruedan por mis mejillas, porque siento, no que quince secuestrados vuelven de la selva, sino que media humanidad vuelve a la vida.

Bienvenida Ingrid y tus valientes y sacrificados compañeros a la libertad que nunca perdieron, porque las personas como ustedes pueden coartarles su libertad, pero nunca ni bajo ninguna circunstancia la pierden.

Bienvenidos al ejercicio pleno de su libertad tú y tus valientes compañeros,  a quienes en mala hora les fue intentado arrebatárselas, por esos seres humanos enfermos de odio y de frustración, que perdieron la sensibilidad mínima que nos hace diferentes a los entes irracionales.

No creo que se pueda medir el dolor, la desesperación y la frustración experimentados por ustedes y sus familias por esta larga y dolorosa ausencia, durante tanto tiempo. Agravada por ola convicción de que se produjo por el único hecho de haber ejercido su derecho a disentir en tu caso, y a ejercer sus actividades legítimas en el de a tus otros  acompañantes.  Pero si se puede predicar sobre la angustia, la desesperación y la desolación de más de media humanidad, que estuvimos pendientes y orando por que se diera este evento libertador que al final ha llegado.

No existe forma de compensar esos años perdidos; pero si de algo sirve, debo reflexionar sobre el hecho de que, ese sacrificio involuntario e injustificado de ustedes, de alguna manera ha servido para que el mundo reflexione y entienda la necesidad de atacar por todos los flancos posibles al terrorismo.

Nunca nadie, ninguna individualidad u organización multilateral o mundial, aun disponiendo de los mayores recursos, hubieran podido asestar un  golpe tan contundente y certero a ese cáncer social de estos últimos años  en que se ha convertido el terrorismo. Para el terrorismo, al menos en Colombia, desde ahora en adelante existirán dos épocas: antes, cundo campeaban impunemente por el País, y después de la liberación de Ingrid Betancourt, cuando en todas partes encontrarán rechazo, persecución y… muerte.

Desde aquí Houston TX, lejos de mi país Venezuela que es hermano especialísimo de Colombia, quiero dar gracias a mi padre Celestial porque oyó tantas oraciones, que como las mías y las de mi familia, no cejamos en pedir esa libertad que hoy, además de hacer justicia, agrega un triunfo bien  merecido al Gobierno Colombiano.

Dios los bendiga y bendiga por siempre la paz, la concordia y la armonía, que son indispensables para lograr para nuestra realización material y espiritual como seres humanos, especie de  hormigas de esa gigantesca cueva que es este mundo, que nuestro Padre Celestial nos dio por heredad.

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