Somos el único ser vivo sobre la tierra que, independiente de la situación o circunstancia que le acontezca, siempre tiene la posibilidad de hacerla de mayor o menor intensidad. No me canso de repetir que, exclusivamente como seres racionales, si alguna facultad interna del ser humano es realmente maravillosa, lo es su Estado de Animo, ya que nos posibilita mirar el mundo del color que nos apetezca, porque en todo caso que se nos presente, independientemente de su entidad, nos permite elegir como nos sentiremos. También es milagrosa la posibilidad, siempre vigente, de poder elegir sentirnos mejor con solamente desearlo.
Si aceptamos que nuestra mayor bendición lo es nuestra vida física, porque sin ella simplemente no existimos, pues se supone que es la felicidad nuestra más cara ambición; y si como lo acabamos de analizar nuestra plenitud depende de cómo nos sintamos en nuestro interior, no debería existir situación suficientemente especial, para hacernos infelices, al menos de forma permanente. No tengo ninguna duda que, si los muertos pudieran hablar, nos manifestarían cuanto envidian esa insustituible posesión física que es nuestra vida. En tal sentido, no recuerdo en toda mi vida, haber conocido que alguien en su sano juicio hubiese deseado morir, o por lo menos, que no hubiese hecho todo lo posible por mantenerse vivo. Por lo cual, solamente sentirse vivo, ya es motivo suficiente para enriquecer ese extraordinario recurso que denominamos estado de ánimo.
Pienso asimismo, que como casi todos nuestros sentimientos, el estado de ánimo puede ser alimentado en forma positiva o negativa. De tal manera, su mejor alimentación le llegará de nuestros cinco sentidos conocidos, los cuales nos permiten mirar la reconfortante sonrisa de los niños, oír el canto de los pájaros y la palabra… amor; la sensación indescriptible de la brisa mañanera en nuestra cara; el aroma de las flores y del pasto mojado en las mañanas lluviosas; el sabor de los manjares que Dios ha puesto sobre la tierra para nuestro disfrute; y ese inconfundible, familiar e indescriptible olor del ser amado.
Pero si además reflexionamos sobre el que, diariamente mueren de hambre miles de personas y especialmente niños, siendo que para nosotros el problema alimentario es ¿Qué dejamos de comer para no engordar? Mientras que para ellos su problema es ¿Dónde y cómo encuentran cualquier alimento para no morirse de hambre? Entonces, definitivamente, nuestra vida es y pudiera seguir siéndolo siempre, color de rosa.