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Archive for the ‘CEREBRO’ Category

EL VALOR DE UNA CARICIA

Caricia (2)La caricia es algo más que el roce cariñoso o el toque amoroso a nuestro cuerpo, que independiente de si somos niños, jóvenes, adultos o ancianos,  despierta sentimientos de complacencia,  satisfacción, plenitud y seguridad; especialmente porque como seres humanos racionales somos simbióticos, esto es que estamos dotados no únicamente de nuestro cuerpo –que es físico y por tanto visible y detectable por nuestros sentidos- sino que además disponemos de una supra corporalidad extraordinaria y absolutamente etérea, no detectable por nuestros cinco sentidos conocidos, que definimos como nuestro espíritu. Este hecho hace que la caricia -esa que nos hace tanto bien-  igualmente sea física, como captable únicamente por algunos de nuestros sentidos, o simplemente por nuestro espíritu. Por lo cual, una palabra, una mirada, una sonrisa o cualquier acto solidario o generoso, puede alcanzar igual o  mayor capacidad de recepción, que  una manifestación corporal.

En orden de lo antes expuesto, hoy releyendo a ese poeta, escritor y juglar, que supo vivir el privilegio de ser feliz, luego de haber perdido su familia y  sin disponer de otra riqueza que no fuere su propia convicción personal de la importancia del hoy, el siempre recordado Facundo Cabral, cuando sentenció: “…el bien es mayoría, pero no se nota por que es silencioso; una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye hay millones de caricias que alimentan a la vida.”. Esta sabia admonición  me ha llevado a reflexionar  sobre su contenido, porque es cierto que el bien, casi siempre es silencioso y a veces difícilmente determinable; en cambio, el mal deja secuelas rápidamente determinables porque hieren al medio ambiente, al individuo y/o a la sociedad.

La caricia oportuna de la mano, la palabra o el gesto amigo, suelen ser realmente reconfortantes; tanto que la psicología positiva –luego de una ardua tarea de convicción con pruebas a los galenos- ha convertido en un hecho su importancia decisiva en los procesos de sanación de las enfermedades. Creo que sería muy positivo para la sociedad organizada la toma de conciencia de que la caricia no lo es solo corporal, sino que podemos acariciar también con nuestras palabras, con nuestros gestos como la sonrisa, con  nuestra actitud frente a cualquier difícil o dolorosa situación física o espiritual, que experimente alguno de  nuestros congéneres. Así, por ejemplarizar, en variadas oportunidades vemos personas que, por cualquier circunstancia, amanecen espiritualmente adoloridos, frustrados o desanimados, pero un caluroso buenos días, un apretón de manos, una mano sobre el hombro o una sonrisa, pueden sacarlos de ese túnel espiritual en el cual, casi siempre sin razón aparente, se encuentran encerrados.

 Jesús no estaba equivocado cuando enseñaba: “Amarás a tu prójimo, como a ti mismo…” porque si seguimos esa máxima, obligante para quienes somos cristianos, nunca olvidaremos que todos a quienes encontramos en nuestro camino son nuestros hermanos, y que no es una caridad sino una obligación preocuparnos de ellos y por ellos; por lo cual también es obligante hacer todo lo que esté a nuestro alcance por contribuir a su felicidad, o por lo menos a que se sientan menos solos.

En estos tiempos especialmente, cuando tenemos a mano los medios idóneos y a bajo costo para conocer al instante cualquier situación  en el  mundo; cuando con dolor tenemos que aceptar que millones de personas no tienen que comer y mueren de hambre; que el terrorismo, la corrupción y la ambición de poder desmedidos, cada día hacen más pobre a los que menos tienen y más ricos a los que de todo disponen; cuando en algunos países las medicinas sobran y en otros, por su carencia mueren niños con cáncer y otras múltiples enfermedades, tenemos que aceptar que la generosidad y solidaridad con los demás seres humanos,  ciertamente es obligatoria. Hoy, no sirve de nada lamentarse, sino que, por el contrario, nos corresponde a cada  uno, según nuestra capacidad y actividad, hacer lo que se encuentre a nuestro alcance, por ayudar a quienes lo necesiten. Quienes hemos vivido con pleno uso de razón los últimos sesenta y cinco años, sabemos que nunca hubo tanto dolor ni desconsuelo sobre esta tierra de Dios  que en este último periodo.

Por todo lo antes mencionado, como normalmente y salvo raras excepciones,  nuestro círculo personal es reducido, al menos en nuestra comunidad, círculo familiar o amistoso, debemos recordar qué significa, para qué sirve y cómo puede manifestarse una caricia, que costándonos muy poco, es algo que podemos otorgar todos los días, y que, al menos en mi experiencia, suele no solamente beneficiar a quien la recibe, si no muy especialmente a quien la da, en su ser interno, precisamente porque somos físico-espirituales y eso  no deberíamos olvidarlo… nunca. Termino refiriendo   un verso del Poema “Limosna” de Iván S. Turquenev, que tiene que ver con el tema, ya que se trata del caso de un hombre que encontró un mendigo y por no tener dinero para ayudarlo le pidió disculpas y le dio un apretón de manos:

“Gracias exclamó el indingente

 suspirando dulcemente;

 gracias por vuestra bondad.

 Darle la mano a un mendigo

 y tratarlo cual amigo,

 es limosna y caridad.”

Si tienes alguna duda o requieres aclaración sobre el tema aquí tratado, el correo del autor está disponible: amauricastillo@gmail.com

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«TODA ENFERMEDAD TIENE QUE VER CON NUESTRA  INTEGRIDAD PSICO-FÍSICA.»

6457-tn_03roatangranvia_jpgUna consecuente lectora me solicitó “traducir a lenguaje común” un material de Internet sobre los descubrimientos del Dr. R. G. Hamer –cuales se originan del cáncer en su persona y su esposa por causa del dolor y estrés que les produjo la muerte de su hijo -cual fue el motivo que incentivó la larga investigación- que fundamentó su teoría de LA NUEVA MEDICINA, lo cual representa una nueva tendencia en el mundo de las Ciencias de la Salud, orientada a ver el enfermo en su conjunto y no solamente el órgano que padezca la enfermedad.

Por lo denso del material, me obligo hacerlo en dos entregas que inicio manifestando que tal información cientìfica afianzó mi criterio, muchas veces expresado en este Blog, desde el punto de vista humanista -y si se quiere empírico- de que la felicidad cura las enfermedades, y como deducciòn lógica, la infelicidad las produce –especialmente el cáncer.

El Dr. Hamer probó científicamente y al 100% mediante teoría de 5 Leyes Biológico Naturales que, «La enfermedad es un programa inteligente de la naturaleza tendente a decirle al individuo que está viviendo una situación que no le conviene» y por ende la inoperancia de las terapias agresivas que se utilizan en la curación del cáncer y de otras enfermedades, especialmente la quimioterapia, lo cual le significó una persecución por parte del gremio médico convencional, colegiado en academias y universidades, desde 1981 cuando presentó su descubrimiento, hasta el presente; no obstante que su teoría ha sido revisada por más de veinte universidades y grupos de alta calificación médica, en vez de dos revisiones, cual es lo que se exige en estos casos. Quizàs porque como lo escribieran en 1956 los enfermos de cáncer en los muros del Hospital de Villejuif de París: «Del cáncer vive mucha más gente de los que morimos».

El Dr. Hamer probó mediante el estudio de la situación emocional previa de los pacientes con cáncer, que en un 100% estaban afectados por alguna situación problemática grave, y en muchos casos, una experiencia devastadora que afectaban su psique, como lo demostraron las historias, altamente dramáticas en un tiempo anterior al de la aparición de la enfermedad; lo cual, debido a las pruebas científicas realizadas, no dejó duda de que eran esos estados anímicos LA CAUSA que producía EL EFECTO dañoso: LA ENFERMEDAD DE CANCER.

Soy muy sensible a este tema, porque a principios de los ochenta, médicos venezolanos diagnosticaron a mi esposa una lesión cancerígena en el colon; determinación que fue ratificada por los médicos de un famoso Hospital en Houston Tx. Como la medicina convencional, en un 95% de estos casos, no ve otra opción que la cirugía, quimioterapia y/o radioterapia y habiéndonos manifestado que sólo le quedaban dos años de vida, desistimos de continuar utilizando la medicina convencional; nos refugiamos en Dios, nuestro amor, la capacidad natural de auto curación del organismo, la eliminación de factores de perturbación que logramos determinar estaban afectando su psique, y tomamos como único camino vivir intensamente nuestra vida, sin hacer mucho caso al diagnóstico médico, seguros de que otras fuerzas superiores harían lo demás. El resultado fue que hoy, 29 años después, mi esposa sigue viva, bella y feliz, con la plena seguridad de que, si se eliminan los factores de perturbación, la felicidad, la fe en Dios y una vida moderada, son el mejor remedio contra las enfermedades; especialmente el cáncer.

El Dr. Hamer advirtió algo que pareciera simple, pero que es fundamental: la medicina convencional no aplica la visión de conjunto del cuerpo humano, que es físico-psíquico, sino que lo trata por partes, en aquella que se supone se encuentre afectado. Más o menos como si se tratara de una parte de un auto o de una casa que debe repararse, lo cual es un craso error porque tratándose de seres humanos, no se puede perder la visión de conjunto que engloba sique, cerebro y órganos, concepción que para él es clara y contundente.

En sus descubrimientos este científico, al aplicar múltiples scanner cerebrales, determinó algo novedoso y extraordinario: “Todo shock síquico, altamente traumático, que nos toma por sorpresa y es vivido en aislamiento, a partir de ese momento lesiona el órgano que gobierna esa parte del cerebro…y esto se cumple en el 100% de las enfermedades, excluyendo tres: los traumatismos, los envenenamientos y las que ya se nace con ellas.”

Continúa en próxima entrega el 17-07-2009: RESOLVER CONFLICTOS, LA MEJOR MEDICINA.

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