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Archive for the ‘PSIQUE’ Category

A QUE TEMER

TEMOR

Aunque normalmente no acostumbro a repetir ningún Post, en este caso me lo han solicitado muchos lectores, por lo cual voy a hcerlo. Se trata de un Artículo escrito en una ocasión muy especial, cual ciertamente es apropiado al momento que vivimos: «A QUE TEMER»:

Cuando los cambios se producen a gran velocidad, la reacción frente a lo nuevo, extraño o desconocido es el temor, que progresivamente se convierte en estrés, desasosiego y crispación, incidiendo negativamente en la toma de decisiones.

La preocupación, desorientación y paroxismo, no aportan nada positivo frente a una situación problemática o adversa. Los presentimientos negativos, comentarios irreflexivos y la exageración de lo que se cree pudiera suceder, sólo producen mayor desestabilización emocional, que resta capacidad de acción efectiva. En estos casos, a lo que más debemos temer es… al temor.

Quienes no tenemos duda de la existencia de Dios –como ordenador de  todo lo que existe de manera perfecta- dotándonos de raciocinio, inteligencia y capacidad extraordinaria de adaptación a cualquier situación, sabemos que si Él está con nosotros, a nada ni nadie debemos temer.

Para quienes no tienen fe, sano sería meditar sobre que sus preocupaciones, augurios negativos y temores sobre lo que “pudiere acontecer” y el daño que “pudiere causar”, deberían ser sustituidas por el optimismo, la fe en sí mismos y en la generosidad de sus hermanos humanos;  ya que, lo único que pueden hacer por un futuro incierto e imprevisible, es confiar y  hacer las cosas bien hoy; y sobre todo con el amor, que está demostrado,  rompe todas las barreras.

El hecho de no conocer cuánto tiempo permaneceremos sobre esta tierra, nos obliga vivir intensamente este maravilloso presente, que tantas cosas bellas pone a nuestra disposición; cuales si las desaprovechamos o no disfrutamos plenamente, jamás se repetirán y las perderemos para siempre.

Debemos vivir intensamente este maravilloso mundo de las cosas sencillas pero trascendentes, como amar y manifestarlo a nuestros seres queridos; disfrutar la belleza del día y paz de las noches; la fragancia de las flores y la voz cantarina de los niños; los alimentos y el compartir con nuestro entorno. Si a esas vivencias adicionamos actividades útiles a nuestros hermanos humanos, ya no tendremos tiempo para pensar en tragedias, que quizás nunca llegarán pero que nos producen temor, sino que invertiremos nuestro intelecto en ser y hacer felices a nuestros semejantes, cual pudiera ser la razón más importante de nuestra vida terrenal, pero que entre otras cosas, nos hace felices a nosotros mismos.

No estamos solos ni a la deriva; algo Superior, independiente como le llamemos rige el universo, la naturaleza y nuestras vidas; pero también vela por nosotros.

Aunque nuestra preocupación no puede cambiar el proceso universal, sí que puede hacernos miserable una vida que nos fue dada con el compromiso de… vivir felices.

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LA ENFERMEDAD Y EL ESPIRITU (TERCERA ENTREGA)

                            AYUDATE  Y  YO  TE  AYUDARÉ

Frente al multimillonario negocio que ha resultado para laboratorios y “especialistas” los más de mil tipos de cáncer (Existentes especialmente en sus mentes),  diariamente divulgados y que inciden en contra de nuestra economía y salud, algo tenemos que hacer para protegernos.

Desde mi óptica, nada comprometida con intereses económicos ni científicos, pero profundamente humana y elementalmente práctica, dos son las armas más efectivas a nuestro alcance: en primer lugar, nuestra fe en el poder que Dios nos comparte en cada segundo de nuestra existencia; y en segundo término, una alimentación balanceada y menos acidificante de nuestro cuerpo, cual es el terreno abonado para la mayoría de las enfermedades,  conforme a la opinión del Dr. Otto Heinrich Warburg (1883-1970), Premio Nobel 1931 por su tesis «La causa primaria y la prevención del cáncer», quien atribuía esta enfermedad a una “…alimentación antifisiológica y un estilo de vida antifisiológico…”. Este científico de la salud relacionaba la “Alimentación  Antifisiológica”, a la dieta basada en alimentos acidificantes y sedentarismo. Sobre esta base él determino que “Los tejidos cancerosos son tejidos ácidos, mientras que los sanos son tejidos alcalinos.»

 De tal manera, en primera instancia nuestro fortalecimiento espiritual nos protegerá de muchas enfermedades, en la medida en que no tengamos duda de que:

-Somos la obra más acabada y perfecta de Dios y por tanto nada debemos temer;

-Como hechura de Dios, lo normal es la salud,  la enfermedad es la excepción;

-Tenemos capacidad para vencer cualquier padecimiento, porque nuestro cuerpo  se renueva permanentemente;

-Nuestro cuerpo sigue las órdenes de la mente que se conecta con el espíritu y este con Dios, quien nos transfiere su poder y podemos aplicarlo;

-Nada es más poderoso que Dios y Él está con nosotros y así será… siempre.

Para crear las condiciones para aplicar la efectividad de nuestra fe, estamos obligados a amar y por tanto cuidar de nuestro cuerpo físico, proporcionándole alimentos que fortalezcan el organismo mediante un metabolismo  fisiológicamente idóneo.

Así tendremos que, para tener una vida sana deberemos estudiar la abundante información tanto en Internet como en otras fuentes, de cuál es el valor nutritivo y curativo de las frutas y los otros vegetales, que tenemos a nuestro alcance; así como el nivel de utilización de fertilizantes e insecticidas en su producción, que pudieran afectar negativamente su consumo.

En segundo término, investigar los niveles de acidificación de las diferentes carnes y otros productos energéticos utilizados en la alimentación, especialmente el azúcar refinada. Asimismo, revisando sobre los conservantes utilizados en los productos enlatados y embotellados, así como su integración química para determinar su influencia en la salud.

Con toda esa información procesada y evaluada, estaremos en plena capacidad de consumir y utilizar aquello alimentos que nos permitan considerarnos sanos, fuertes y bellos, lo cual unido a nuestra espiritualidad nos hará menos vulnerables, y quizás inmunes a la mayoría de las enfermedades. Es esta la actitud que conozco en la gente sana y… feliz.

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Hoy, como padre más que como consejero familiar, me he sentido triste al leer un comentario de una de mis lectoras muy jóvenes, quien se quejaba de su supuesta enfermedad de depresión permanente –para lo cual está siendo medicada- al punto de confesarme que lo único que la apegaba a la vida, era el dolor que sabía produciría a su familia en caso de perderla. Tal injustificada situación me hizo reflexionar sobre el hecho de que, en la mayoría de los casos, los humanos producimos muchas de nuestras enfermedades físicas y creamos las condiciones para desestabilizar nuestra psique. Opino que la raíz de esa desacertada circunstancia vivencial, reside en el hecho de que pensamos y nos preocupamos más de lo que carecemos y/o pudiéramos llegar a tener, que de lo que realmente disponemos a nuestro alcance. En este mismo sentido, nos preocupamos más por el objetivo final de nuestras metas, que por vivir el camino que recorremos para lograrlas. En el primer caso, descuidamos contar las múltiples bendiciones que recibimos de Dios todos los días, como el mantenernos vivos, cuando tantas personas menores, de igual o mayor edad, mueren todos los días de diferentes maneras. Unicamente el disponer de juventud –como el caso de la joven que refiero- que es el mayor tesoro de un ser humano racional, es sin duda, una de las más ricas bendiciones. Igualmente, poseer todo nuestro cuerpo, cuando hay tantas personas que carecen de uno o más miembros; poder utilizar nuestros sentidos, que nos permiten disfrutar de la belleza; oír la música y la palabra amor; degustar los múltiples manjares de nuestra dieta diaria; oler el maravilloso perfume de las flores; y sentir el toque mágico en la piel del ser amado, no podemos llamarlo más que bendiciones. Pero, en un mundo donde cada quince segundos muere un niño de hambre; y un mil trescientos millones de personas viven bajo pobreza crítica, lo cual implica no tener trabajo, ni casa, ni educación, ni bienes de ningún género, y escasamente el alimento mínimo para no morir de inanición, tales datos que no nos afectan personalmente, no pueden más que hacernos sentir privilegiados. Entre otras cosas, porque nosotros tenemos –al menos en la medida conveniente- casi todas las cosas de que ellos carecen, especialmente alimentos, cuales algunas veces rechazamos por el temor a engordar, en las mismas cantidades con las que ellos, si los tuviesen, sobrevivirían. Pues bien, todas esas bendiciones son las que debemos contar todos los días, porque en la medida en que lo procesemos, estaremos en capacidad de disfrutar mejor de nuestra vida cotidiana; pero también porque ese sentimiento de satisfacción inmediata, hace disminuir la importancia de las pocas cosas de las cuales carecemos, ubicándolas en su justo sitio. En el segundo caso, si en vez de dedicar todo nuestro esfuerzo, intelecto, dedicación y a veces hasta el sacrificio del afecto de quienes amamos, por lograr el objetivo final de nuestras metas, disfrutáramos del camino de lograrlo viviendo cada paso y cada estación; amando lo que hacemos y edificando a quienes con nosotros colaboran y nos hacen compañía; regocijándonos en cada momento y evento como si fuera el último, pero con la esperanza de que tendremos muchos mejores; dejando sobre el camino nuestra huella de diligencia, afecto, reconocimiento, gratitud, solidaridad y plenitud, seguramente al llegar a la meta estaríamos mucho más frescos, pletóricos de optimismo y llenos de vida, para disfrutar plenamente de esos ambicionados logros. Es que si descuidamos disfrutar el recorrido del camino, que es largo, lleno de actividad y oportunidad de dar y recibir, lo perderíamos; y, pudiera ser que luego, cuando lleguemos al final, si el resultado fuere como lo ambicionáramos, el tiempo para regocijarse pudiere resultar muy corto… y eso nunca nos lo perdonaríamos.

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«TODA ENFERMEDAD TIENE QUE VER CON NUESTRA  INTEGRIDAD PSICO-FÍSICA.»

6457-tn_03roatangranvia_jpgUna consecuente lectora me solicitó “traducir a lenguaje común” un material de Internet sobre los descubrimientos del Dr. R. G. Hamer –cuales se originan del cáncer en su persona y su esposa por causa del dolor y estrés que les produjo la muerte de su hijo -cual fue el motivo que incentivó la larga investigación- que fundamentó su teoría de LA NUEVA MEDICINA, lo cual representa una nueva tendencia en el mundo de las Ciencias de la Salud, orientada a ver el enfermo en su conjunto y no solamente el órgano que padezca la enfermedad.

Por lo denso del material, me obligo hacerlo en dos entregas que inicio manifestando que tal información cientìfica afianzó mi criterio, muchas veces expresado en este Blog, desde el punto de vista humanista -y si se quiere empírico- de que la felicidad cura las enfermedades, y como deducciòn lógica, la infelicidad las produce –especialmente el cáncer.

El Dr. Hamer probó científicamente y al 100% mediante teoría de 5 Leyes Biológico Naturales que, «La enfermedad es un programa inteligente de la naturaleza tendente a decirle al individuo que está viviendo una situación que no le conviene» y por ende la inoperancia de las terapias agresivas que se utilizan en la curación del cáncer y de otras enfermedades, especialmente la quimioterapia, lo cual le significó una persecución por parte del gremio médico convencional, colegiado en academias y universidades, desde 1981 cuando presentó su descubrimiento, hasta el presente; no obstante que su teoría ha sido revisada por más de veinte universidades y grupos de alta calificación médica, en vez de dos revisiones, cual es lo que se exige en estos casos. Quizàs porque como lo escribieran en 1956 los enfermos de cáncer en los muros del Hospital de Villejuif de París: «Del cáncer vive mucha más gente de los que morimos».

El Dr. Hamer probó mediante el estudio de la situación emocional previa de los pacientes con cáncer, que en un 100% estaban afectados por alguna situación problemática grave, y en muchos casos, una experiencia devastadora que afectaban su psique, como lo demostraron las historias, altamente dramáticas en un tiempo anterior al de la aparición de la enfermedad; lo cual, debido a las pruebas científicas realizadas, no dejó duda de que eran esos estados anímicos LA CAUSA que producía EL EFECTO dañoso: LA ENFERMEDAD DE CANCER.

Soy muy sensible a este tema, porque a principios de los ochenta, médicos venezolanos diagnosticaron a mi esposa una lesión cancerígena en el colon; determinación que fue ratificada por los médicos de un famoso Hospital en Houston Tx. Como la medicina convencional, en un 95% de estos casos, no ve otra opción que la cirugía, quimioterapia y/o radioterapia y habiéndonos manifestado que sólo le quedaban dos años de vida, desistimos de continuar utilizando la medicina convencional; nos refugiamos en Dios, nuestro amor, la capacidad natural de auto curación del organismo, la eliminación de factores de perturbación que logramos determinar estaban afectando su psique, y tomamos como único camino vivir intensamente nuestra vida, sin hacer mucho caso al diagnóstico médico, seguros de que otras fuerzas superiores harían lo demás. El resultado fue que hoy, 29 años después, mi esposa sigue viva, bella y feliz, con la plena seguridad de que, si se eliminan los factores de perturbación, la felicidad, la fe en Dios y una vida moderada, son el mejor remedio contra las enfermedades; especialmente el cáncer.

El Dr. Hamer advirtió algo que pareciera simple, pero que es fundamental: la medicina convencional no aplica la visión de conjunto del cuerpo humano, que es físico-psíquico, sino que lo trata por partes, en aquella que se supone se encuentre afectado. Más o menos como si se tratara de una parte de un auto o de una casa que debe repararse, lo cual es un craso error porque tratándose de seres humanos, no se puede perder la visión de conjunto que engloba sique, cerebro y órganos, concepción que para él es clara y contundente.

En sus descubrimientos este científico, al aplicar múltiples scanner cerebrales, determinó algo novedoso y extraordinario: “Todo shock síquico, altamente traumático, que nos toma por sorpresa y es vivido en aislamiento, a partir de ese momento lesiona el órgano que gobierna esa parte del cerebro…y esto se cumple en el 100% de las enfermedades, excluyendo tres: los traumatismos, los envenenamientos y las que ya se nace con ellas.”

Continúa en próxima entrega el 17-07-2009: RESOLVER CONFLICTOS, LA MEJOR MEDICINA.

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