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Mecedes Sosa

Creo que todos los seres humanos, aun en la situación más lamentable e  independiente de cual fuere su circunstancia, estamos obligados a dar GRACIAS A DIOS POR NUESTRA VIDA. Desventuradamente, alabar con una hermosa voz que llegue al alma y estremezca nuestros sentimientos, ciertamente no es fácil. Sin embargo,
Dios nos regala cada cuanto tiempo voces sublimes que enuncian con su voz y apropiada música, eso que nosotros quisiéramos expresar como ellos, pero que solo logramos en nuestros diálogos, que no tienen ni melodía ni música.

Esa hija de San Miguel de Tucumàn (Argentina), Haydee Mercedes Sosa, comúnmente conocida por su público como Mercedes Sosa”; por sus íntimos también como La Negra Sosa y Mecha;  pero que para el mundo es y será siempre La Mamá Grande, La Voz de América,  La Voz de la Tierra, aún hoy después de nueve años de ese infausto mes de octubre de 2009, su muerte, sigue sonando con el mismo ritmo, melodía y sentimiento que anidado en nuestra alma, perdurará por siempre.

Mercedes Sosa es inolvidable porque le cantó a la vida con una voz única. Es que sus melodías acompañaban una letra que uno sentía que ella experimentaba y vivía con su alma; su música despertó un sentimiento universal que sobrepasó  la música y la letra de sus canciones, volando sobre el mundo en alas de sus melodías; pero especialmente sobre el firmamento latinoamericano, en un momento  ensombrecido del Siglo XX, cuando la democracia pedía que además de las armas surgiera algo nuevo que,  en vez de balas llegara a la mente, corazón y sentimiento de nuestra gente, con tal fuerza que superara los sentimientos de odios políticos, sociales y de poder, avalados por los regímenes dictatoriales o personalistas, en pro de los derechos sociales y humanos, tan vapuleados para esos años.

Como era de esperarse, el status quo del momento, precisamente en su país, Argentina, no le iba a perdonar esa poderosa protesta de letra y melodía de sus canciones, por lo cual tuvo que huir y asilarse fuera del Pais; lo cual por cierto, la llevó a recorrer el mundo donde fue acogida en todas partes con amor y solidaridad por esa causa que era de todos, porque como siempre lo hemos asegurado  el respeto por los derechos humanos, la paz y la libertad, son patrimonio común de la humanidad y, en  esta tierra de Dios, siempre ha habido y habrá más gente buena que mala.

 Hoy, yo que he vivido parte de los Siglos XX y XXI, al recordar el noveno aniversario de la muerte de nuestra inolvidable “Mercedes Sosa”,  luego de haber estado activa como cantante desde 1950 hasta 2009, representando el Movimiento del Nuevo Cancionero y siendo una de las exponentes de la Nueva Canción Latinoamericana, representante de quien como lo dijera Facundo Cabral, “Cantante es el que puede y cantor el que debe.”; todos los días me recuerda su voz que tenemos mucho porque dar gracias a la vida,  que a  todos “…nos ha dado tanto.”; porque como ella lo divulgara con respecto a dar gracias a la vida, “el canto de ustedes es mi mismo canto.”

Debo finalizar expresando con la frente erguida y el corazón henchido, que todos quienes aún respiramos y especialmente en mi caso, tenemos que decir a cada momento: GRACIAS A LA VIDA, que nos permite respirar el aire que nos da vida;  mirar la belleza del amanecer, las puestas de sol y las estrellas en la noche;  oler el aroma de la paja mojada y el de las flores; sentir el rose de la mano del niño inocente y del anciano cansado de años, pero ávido de vida; disfrutar de los miles de sabores de esas muchas bendiciones que Dios puso como alimento sobre esta noble tierra; oír la risa de los niños, el ruido del viento, las olas del mar, el trinar de los pájaros;   decir y escuchar la palabra Amor. También doy gracias a la vida, porque tengo un libre albedrío que me  da la posibilidad de hacer lo que me gusta y un estado de ánimo con el cual puedo dar el color  que desee a mi vida. Asimismo debo dar gracias a la vida, por mi bella y amorosa esposa, mis queridos hijos, nietos y bisnietos, así como por mis muchos amigos que hacen mi vida màs placentera; por mis amados padres y algunos de mis hermanos que regresaron al regazo del Padre Celestial, luego de haber estado conmigo muchos años, y que en las noches estrelladas me hacen guiños con los luceros desde el Cielo.

Si tienes alguna duda o requieres aclaración sobre el tema aquí tratado, el correo del autor está disponible: amauricastillo@gmail.com

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Cuando calla el cantor… calla la vida; pero en este momento, entre lágrimas, siento que al callar un cantor, callamos todos y morimos un poco de… silencio.

Hoy, asesinaron un  jilguero de voz ronca y pausada que nos deleitó y enseñó mucho: Facundo Cabral o «El Indio Gasparino», como alguna vez le llamaron. Músico, cantor, compositor, filósofo, y… predicador.

Siento que Morimos de espanto por ver morir… la rosa

Facundo le cantó a la vida, al amor, a Dios, al tiempo, a la edad, al dolor y  a la alegría. Le “…gustaba el sol, Alicia, un buen cigarro y la guitarra… española.”

Quienes creemos  que la misma vida es todo un canto, siempre gustando del amor, el vino y las flores, las garras del dolor arañan nuestros ojos del corazón y arrancan lágrimas de… sangre.

La vida no pudo golpearlo suficientemente para hacerlo… triste; porque  Facundo fue mudo hasta los 9 años, niño de la calle, errabundo, marginal, alcohólico, analfabeta hasta los 14 y encarcelado.

No conoció a su padre hasta los 46 años,  su esposa murió trágicamente a los 40 años, pero el cantaba: Yo lo paso bien solo, porque hago lo que quiero.

Su voz que era notas, guitarra y sol, no calló nunca;  no cantó sus dolores sino para ensalzar la vida, esa que tanto amó y vivió como una fiesta que disfrutó, sin recordar los golpes recibidos.

Su vida estuvo llena de baches que él supo sortear apegado a  su propio Dios, hasta cierto punto pagano.  «Empecé a cantar con los paisanos, con la familia Techeiro. Y el 24 de febrero de 1954, un vagabundo me recitó el sermón de la montaña y descubrí qué estaba naciendo. Corrí a escribir una canción de cuna, Vuele bajo, y empezó todo«.

Facundo no era de ninguna parte porque para él todo el mundo era su mundo. Eso quiso expresar cuando cantaba: “No soy de aquí ni soy de allá, no tengo edad ni porvenir y ser feliz es mi color de identidad…”

Para mí, que como él soy cristiano libre pensador, Facundo fue un filósofo de la calle; compuso y cantó para todos, pero especialmente para ellos, para esa gente que sólo tienen como patrimonio su propia fuerza espiritual y alguien que cante… sus penas y esperanzas.

Buen viaje fabricador de sueños, que al fin y al cabo, tú sabías que No hay muerte… hay mudanza y… para la vida con una milonga alcanza.

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