Aunque desde hace más de trece años he venido escribiendo en este Blog sobre LA FELICIDAD en cuanto a qué es, su esencia como hecho cultural, su temporalidad, donde vive y como se comporta en tiempos de crisis. No obstante, por solicitud de una lectora, hoy trataré sobre CÓMO ES LA FELICIDAD. En verdad, pienso que como sentimiento humano, la felicidad tiene que ver mucho con la individualidad, que como es conocido, su concepción es diferente en cada individuo.
En una oportunidad leí un pensamiento de autor desconocido que rezaba: “La felicidad es a veces como los lentes… los buscas, los buscas y los buscas, y resulta que los llevas puestos” Pues bien, por experiencia propia sé y me consta que no es posible encontrar la felicidad, si no la buscas permanentemente y en cada acto de tu vida.
¿Qué sea difícil ser feliz? No lo creo. Durante más de siete décadas, desde niño hasta hoy, he vivido diferentes situaciones de pobreza, enfermedad, soledad y desamor; pero en todos los casos he tenido el acierto de pensar que siempre, de alguna manera, la felicidad está presente, porque es parte de cualquiera de mis situaciones. En principio, sólo mantenerme con vida, ya es un éxito y el éxito produce felicidad. Asimismo, cuando he estado enfermo, triste o en mala situación económica, siempre he estado consciente que mi situación es mejor que la de muchas otras personas y que además, como todo en la vida….TODO PASARA.
En la mayoría de los casos de las personas que conozco que se autodenominan “infelices”, he observado que tienen tantas bendiciones como seres humanos y a su alrededor, sobre las cuales no meditan sobre sus resultados y consecuencias, que como decía Facundo Cabral, “…no están deprimidas sino distraídas…”, porque únicamente la conciencia de: poder mirar, cuando miles de personas nunca podrán ver la luz del día, la belleza del ser humano, el mar o las montañas, porque son CIEGAS; el poder oír, cuando tantas personas en el mundo jamás han escuchado o escucharán la risa de los niños, las olas del mar, el canto de los pájaros… o la palabra amor, porque son SORDOS.
Pero además, más allá de muchas otras bendiciones que tenemos sobre esta tierra que Dios nos dio como heredad, disfrutar diariamente del oxígeno, del agua, de los alimentos, los deportes, el trabajo, las muchas distracciones y del abrazo de la persona amada, son razones suficientes para sentir la felicidad, porque la felicidad no se mira, sino que se siente. Claro está que así como en el caso de “los lentes”, si tratamos de buscarla afuera, cuando en verdad la tenemos con y dentro de nosotros mismos, y en todo momento, pues a estas personas de pensamiento limitado, les será muy difícil apreciar que son felices. Quizás fue por ello que Don Luís de Unamuno escribió: “Lo importante no es hacer lo que a uno le gusta, sino gustar de lo que uno hace.” Es que tener una familia, una labor que realizar, una misión que cumplir, amistades para compartir o cualquier actividad que efectuar, únicamente nosotros mismos estamos en capacidad de hacerlo desagradable, agradable, desgraciado o… feliz.
Finalmente, la felicidad es una actitud personal e individual de sentirse realizado material y espiritualmente, que es como decir: materialmente, disfrutar intensamente cada momento de ese HOY, que es nuestra vida, donde todo lo necesario lo tenemos a nuestro alcance; y espiritualmente, que la conciencia está limpia porque no se hace daño a nadie sino que, por el contrario, se trata de ser útil a la sociedad, dentro de lo posible, lo cual nos pone en contacto con Dios. Por cierto, lo cual es dable de lograr por cualquier persona medianamente lógica, diligente y sin mucho esfuerzo.
Si tienes alguna duda o requieres aclaración sobre el tema aquí tratado, el correo del autor está disponible: amauricastillo@gmail.com