En esta Navidad visité varias Ciudades Europeas antiguas y llenas de historia, como Istanbul considerada la Ciudad más poblada de Europa, por cuanto su población supera los 14 Millones; y Roma (Italia) con más de 3 Millones de habitantes. A ninguna hora paramos de caminar por sus calles, avenidas y piazzas; sus vías llenas de gente amable y tranquilas; personas que deambulaban, iban y venían de sus trabajos alegres y… seguros. Aunque no nos conociéramos o fuésemos amigos, se respiraba actividad, alegría, seguridad; cada quien en lo suyo, sin importar si alguien tiene más o menos riqueza; simplemente, como hormigas de la misma cueva. Esto me hizo reflexionar con tristeza sobre… ¿Por qué los venezolanos no podemos sentir la misma alegría y seguridad en nuestras calles y casas? Y yo mismo me respondí: porque no tenemos la valentía para admitir que tenemos que cambiar; porque nos falta coraje para aceptar que, Administradores y Administrados, aunque tratamos de vivir mejor, estamos… equivocados. No obstante, si lo aceptamos humilde y sinceramente, indudablemente podemos corregir el rumbo.
No comparo civilizaciones; sólo me refiero al comportamiento, al sentimiento de que todos vamos en el mismo camino y con el mismo objetivo: trabajar, vivir en paz y… felices. En Venezuela, no importa donde nacimos, de dónde venimos, qué hacemos o hacia dónde vamos; importa que somos compatriotas y como tales debemos actuar. Pues bien, en nombre de esa tranquilidad, paz y felicidad que merecemos y mutuamente nos debemos, pido a mis hermanos venezolanos que al despedir este doloroso 2014, en la llegada de este año 2015 hagamos el propósito formal de encontrarnos y abrazarnos con sinceridad; sin importar ideología política, posición social o de poder; que nos repensemos y nos replanteemos el país, en cuanto necesitamos y merecemos. Sé que no es tan fácil, porque el país tiene graves problemas, pero no está perdido; tiene muchos recursos, y especialmente, nos tiene a nosotros los venezolanos, que si tenemos la valentía y coraje para reconocer nuestros errores, igualmente podemos corregirlos, produciendo acercamiento, comprensión, diálogo, aceptación y…respeto, para lo cual se requiere GRANDEZA; y los venezolanos tenemos suficiente para superar cualquier tropiezo, porque antes, históricamente lo hemos hecho; y ahora, con urgente necesidad y vital motivo, volveremos a hacerlo. Ese es el reto para un 2015 feliz. Si no actuamos ahora, luego pudiera ser tarde y “…lloraríamos como mujeres lo que no supimos hacer como hombres.”