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Archive for the ‘SEGUIR BUSCANDO’ Category

VIVIR VIVIENDO

¿Cómo debemos vivir? Buena pregunta, que si la hiciésemos a cien personas, seguramente noventa por ciento nos darían diferentes definiciones, dentro de las cuales se reducirían a la parte física de comer, dormir, trabajar, recrearse de vez en cuando, y sentirse cómodos o poco aburrido con su pareja, amigos o familia. Pero, la vida, que para ser tal en el real sentido de la palabra, debería ser algo más que eso, porque está llena de eventos específicamente humanos como los sueños, retos, proyectos, decisiones y emociones; ya que,  como seres racionales, vinimos al mundo con metas muy definidas e inherentes a nuestra especie, como por ejemplo ser útiles a nuestros semejantes, crecer espiritualmente todos los días, para de una forma continua ir avanzando progresivamente, hasta lograr la meta más deseada: lograr que ese diario caminar por nuestra existencia, cual es… SER FELICES.

A estos respectos tratados y a tratar, deberíamos vivir viviendo, que es como decir que, más allá de algunas limitantes que son absolutamente aleatorias, cuales vale decir, que en algunos casos van a depender de situaciones que están fuera de nuestro control, como algunos eventos naturales muy especiales como los terremotos, las guerras,  e incluso, la misma muerte, cuyo efecto en  casi todo los demás casos, dependerá de cual fuere la forma de cada uno, de ver la vida y las cosas. Así, por ejemplo, los resultados de los sueños, retos, proyectos y decisiones personales trascendentes, requieren de otros elementos o factores inmateriales que no pueden determinarse físicamente, como la confianza, la fe, la diligencia y la disciplina;  cuales hibernan en lo interno de cada uno de nosotros, esperando ser activados por nuestra voluntad, para el logro del o  los objetivos deseados.

Si consideramos que mirar la extraordinaria y variada belleza de las flores en la primavera; el vuelo de las multicolores mariposas en el aire; escuchar el hermoso y diverso  trino de los pájaros sobre los árboles y en el cielo; el ruido cadencioso de los arroyos en las montañas  y meandros en los ríos; el reconfortante eco del ir y venir de las olas sobre el mar, en los acantilados; la inocente risa de los niños en los parques; la sonora y arrulladora voz de los coros en las iglesias; los casi inaudibles pero constantes y repetitivos consejos de las abuelas;  y la mágica voz de esa persona que escogimos para ser especial en nuestra vida, nuestra cónyuge, cuando nos obsequia la más  hermosa bendición del alma: TE AMO.

 Igualmente,  regodearse con la belleza de las auroras en las mañanas, acompañados de un humeante cafecito mañanero;  del crepúsculo en la tarde cuando el sol despide el día en el verano, al sabor de  ese té especial y tranquilizante que tomamos antes de dormir; la belleza especial e incomparable de la nieve sobre los árboles en los inviernos, cuando degustamos el chocolate caliente que nos reconforta, son experiencias incomparables que vivimos intensamente y que, independiente de la temperatura, como nos lo preparan con tanto amor, nos llenan el alma de constante ternura.

 Por todo esto, considerando que sólo he citado algunos placeres que otorga de forma gratuita a nuestros sentidos la naturaleza, porque también debería citar la literatura, el arte, etc., en este paso por esta vida física que, independiente de cuantos años vivamos en tan corto periplo, dejar de considerar y disfrutar de tantas cosas, eventos y situaciones, que como bendiciones Dios dispuso para nosotros sobre esta tierra, ciertamente sería un desperdicio injustificable de nuestro  tiempo sobre ella; tanto,  que equivaldría a asegurar que no logramos el privilegio, que sólo depende de cada individuo de…VIVIR  VIVIENDO.

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QUE PUEDE HACER INFELIZ A UN PADRE

Recordando a mi viejo pero admirado amigo académico, don  Luís  Yépez  Trujillo –seguramente hoy ya muerto- cuando me contaba que, a principios del siglo XX fue nombrado embajador de Venezuela en uno de los Países Bajos en Europa, pero cuando sus hijos empezaron a crecer y tener sus nuevas relaciones empezó él a ser menos importante para ellos, y fue entonces cuando escribió un Poema en el cual exponía la tristeza que le producía el que por sus nuevas relaciones, sus hijos que en Venezuela le amaban y admiraban profundamente, a medida que tenían nuevas relaciones sentía que ya no era tomado en cuenta como antes, por lo que en algunas de sus estrofas escribió: “Por todo lo que tú serás, por todo lo que conocerás, por todo lo que tendrás  estoy,,, profundamente triste”. Confieso que en aquel tiempo, hace más de cincuenta años, no pude entender  bien su dejo de tristeza al hablar, aunque le escuché con todo respeto su narración, que en verdad, más que una narración era un lamento escondido por mucho tiempo en su corazón, quizás, por falta de un interlocutor que le generara confianza,

En aquella oportunidad, aunque por mi naturaleza romántica y mi ambición de algún día llegar a ser un escritor, me afectó un poco;  en primer lugar, no era posible que pudiera procesar el fondo de aquellas dolorosas palabras porque aún no era padre, ni tenía idea de lo que sería serlo. En segundo lugar,  porque había vivido tan poco y siempre como soltero, que ciertamente, no concebía una familia propia con esposa e hijos. Hoy, a cincuenta y cinco años de esos días, dos veces casado y con cinco hijos, puedo al menos intuir, lo que aquel viejo valuarte de las letras venezolanas, sin ninguna mala intención quiso transmitir. Hoy, que siento la vida, en su integralidad, y sé que no es como nosotros quisiéramos que fuera, sino simplemente, como es, entiendo que ciertamente, una de las labores más difíciles de los padres,  es prepararse para procesar el hecho cierto, de que los hijos crecen y a medida que lo hacen adquieren nuevos intereses, que de alguna manera pudieren variar la actitud que  nosotros esperamos en una época determinada.  

No es fácil adaptarse al paso del tiempo; la influencia de nuevos intereses, el cambio de valores, que normalmente corresponden al ambiente donde se desarrollan, definitivamente harán lo suyo. De alguna manera, los padres como los árboles, echamos ramas, hojas y algunos flores o frutos, pero como las ramas se secan, e igual que las hojas el viento se las lleva y  nunca regresan;  escondido en los más profundo de nuestra alma, todos los padres tenemos oculta la esperanza de ser bambúes,  que resisten al viento, se bambolean, pero aunque luchan para  no romperse y permanecer con su tronco, al final  las alcanza el destino y desaparecen, pero antes de morir, dejan retoños que iniciarán el ciclo vital que nunca terminará; nacer, crecer, reproducirse y morir. Cuando los hijos son niños, los padres, conscientemente y como un mecanismo de defensa vivencial,  nos convencemos que no cambiarán… más de la cuenta, para al final tener que aceptar que una cosa es lo que uno desea y otra cosa es lo que sucede en una realidad de la vida, que nunca cambia, quizás porque somos “…los mismos hombres sobre la misma tierra.”

Creo  que al amor de algunos padres para con sus  hijos, especialmente con una diferencia tan grande de años,  podrían determinarse como enfermizos, por lo cual somos los padres  y no los hijos, los  únicos culpables de esta situación vivencial, para ellos normal pero para los progenitores, hasta cierto punto…  anómala. Es la terrible paradoja de nuestra  vida,  que uno de nuestros grandes males como seres racionales, es precisamente, el ser inteligentes. Ningún otro animal carente de inteligencia sobre este planeta tiene o sufre de este tipo de dolores o frustraciones; procrean sus hijos, los protegen y ayudan máximo hasta los dos años y después… cada quien por su lado y que la naturaleza se haga cargo. Estos animales irracionales ni los padres esperan nada de sus hijos ni los hijos esperan nada de sus padres; pudiera ser que normalmente, nunca más vuelvan a verse y es posible que no sientan ningún sentimiento mutuo,  y si con el correr de los años volvieran a verse, ni siquiera se reconocerían.

Por eso, por todo eso, los humanos tenemos la carga de ser felices, aun en las peores circunstancias;  porque a diferencia de los animales irracionales, que pueden ser felices comiendo, bebiendo o durmiendo, que son factores elementalmente físicos. nosotros requerimos de algo más que de la supervivencia física para lograrlo, y desventuradamente, nadie ni de ninguna manera diferente a nosotros puede ayudarnos, porque nuestra felicidad tiene poco que ver con la cosa física, sino que es algo que sentimos dentro de nosotros mismos, aunque no podríamos negar que algunas cosas físicas pudieran complementarla, pero sólo eso… complementarla. Es que nuestros sentimientos son intangibles, viven con  nosotros y dentro de  nosotros y por tanto, únicamente nosotros podemos determinarlos. Pero como todo en la vida tiene su pro y su contra, igualmente que como depende de nosotros ser felices, asimismo depende de nosotros ser infelices, y en tal caso, también cualquier acto en contra nuestra para hacernos infelices, escasamente podría complementar una parte de nuestra infelicidad.

Si tienes alguna duda o requieres aclaración sobre el tema aquí tratado, el correo del autor está disponible: amauricastillo@gmail.com

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GRACIAS A LA VIDA II

Escuchando la entrañable canción “Gracias a la vida”,  me devolví sesenta y cinco años atrás recordando mi niñez; luego mi primera juventud hasta los treinta años; mi segunda juventud hasta los sesenta;  y mi tercera  o actual juventud a los setenta y seis años, y tengo que decir más que gracias a la vida,  gracias a Dios.  Durante estas más de siete décadas, he amado y me han amado; he trabajado duro y obtenido las mejores recompensas; he tropezado muchas veces y de esos tropiezos he determinado cosas que han hecho menos difícil  pero más grato, ese largo camino en busca de la felicidad. He aprendido que lo más importante para vivir -en el sentido real de la palabra– que es bien diferente a  sobrevivir,   lo cual es absolutamente elemental-  se  requiere sentir a nuestros semejantes con su naturaleza  y sus ambiciones, poniéndonos con toda sinceridad en su lugar y actuar en consecuencia,  como hubiésemos procedido en iguales circunstancias o situaciones que nos toque vivir.

Haber vivido todos estos años disfrutando de las muchas bendiciones que Dios ha puesto sobre la tierra, como son: el ver el brillo del sol en la mañana y un cielo cubierto de estrellas en la noche; las gotas de rocío sobre las rosas en primavera;   el caer de amarillentas hojas, diciendo adiós para siempre en el otoño; escuchar con regocijo el silbido del viento sobre las palmeras; el trinar de los pájaros en los caminos; la risa de los niños y la palabra amor en los labios de quienes amo; todo lo cual me ha enseñado que soy un pedacito de la maravillosa creación, que tengo  siempre a mi disposición, en tanto y en cuanto sea capaz de entender que es mi estado de ánimo y no ningún  evento especial, lo que le da color a mi vida; por lo cual a nadie más que a mí mismo puedo culpar  o felicitar, según fuere el resultado de mi vida.

Sin ninguna duda, hoy estoy convencido  de que es más importante que la riqueza, la fama,  el poder o la belleza,  la tranquilidad espiritual y ser consciente  de que Dios provee  todo lo necesario  en cualquier situación en que nos encontremos; que todo se encuentra a nuestro alcance si entendemos que la diligencia, la disciplina y el trabajo son más importantes que la inteligencia o el nivel social en el cual se nos ubique;  que el mal es la excepción porque la regla es el bien y la bondad; que brinda mayor felicidad el hecho de amar que el ser amado; y finalmente, que el tiempo no es nuestro aliado ni nuestro enemigo, por lo cual la edad no es definitiva para vivir intensamente los eventos esenciales de nuestra existencia física y/o espiritual.

Por todo lo expuesto me siento obligado a ratificar lo que afirma esa bella canción: Gracias a la vida que me ha dado tanto, porque ciertamente y por la gracia de Dios, tenemos más bendiciones que carencias; la voz de mis hermanos es mi voz; la felicidad o el dolor de mis hermanos también son los míos, porque todos somos parte integral de la gran familia humana, por lo cual debemos convivir en paz y armonía, en esta bella tierra que Dios nos dio por heredad.

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LA MUSICA COMO PARTE DE LA VIDA

Desde las culturas más antiguas del mundo hasta hoy, la música ha sido parte integral de nuestra vida físico-espiritual. En la antigüedad fue muy ritual y religiosa; pero hoy, luego de ese largo recorrido por milenios, es tan importante que se han creado no sólo diversos estilos y medios de transmitirla, sino que en el mundo científico  de la medicina, se considera una importante terapia curativa, tanto para  el cuerpo como para la mente.

En las últimas seis décadas, la música pasó de ser una parte esencial del romanticismo hasta un signo de rebeldía y libertad. Especialmente en la década de los sesenta materializó un grito de insurrección de la juventud por mucho tiempo reprimido,  frente a un mundo  de guerras estúpidas, injusticia  y  desproporción de todo género.  En esta misma década, la música motivó el grito de libertad  en sus derechos, de ese ser maravilloso hasta ese momento mediatizado, casi ignorado y sojuzgado: la mujer.

De las misma manera como la música  de Los Beatles rompía paradigmas vetustos y melancólicos, promotores del dolor y la tristeza, cambiándolos por el pelo largo de los chicos y el tono sensual y a veces estridente, animando  los hot pants y la minifalda de las chicas, que representaron  un “ya basta” por parte de las mujeres, frente a un mundo de “machos”, donde era más importante la mojigatería insulsa e inútil, que su aporte valiosísimo en el contexto social, por su igualdad en inteligencia, diligencia, trabajo y libertad para amar, como ha quedado demostrado sobradamente, en los años posteriores.

Hoy la música es parte de nuestra vida cotidiana en la familia, las escuelas, las iglesias y el trabajo. Al menos en mi caso, la música habiendo sido fundamental como terapia en mi sanación del cáncer que sufrí el año 2011, hoy es no sólo mi compañera de labores, sino mi amiga en esos bellos momentos de reposo y deleite con mi compañera de viaje largo, pero también el fondo de mis plegarias y gracias a Dios por esta hermosa vida que me regaló.

Un piano, un violín, un saxo, una guitarra, un arpa, una flauta o un acordeón, como cualquier otro de los muchos  instrumentos musicales, en solo o como parte de una partitura, tanto en una noche de luna, como en una esplendorosa mañana primaveral, nos llenan el alma de diversos sentimientos, que llenan el espíritu, despejan la tristeza y nos hacen la vida más grata. Hoy sabemos que nuestras células oyen la música y nos ayudan a combatir el tedio, la soledad y la tristeza, que son tres enemigos emboscados que siempre están al acecho de nuestro bienestar. Por eso con sobrada razón aconsejo hacer de la música, sin importar el género o estilo, una parte integral de nuestra vida diaria.

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¿Y AHORA QUE HACEMOS?

Bandera-de-Venezuela

Alguien, muy preocupado, luego de la reciente decisión de los Entes del Estado Venezolano  de suspender el Referéndum Revocatorio Presidencial, comentaba y ahora… ¿Qué hacemos? En verdad, aunque es una situación muy grave a nivel nacional, porque responde a interpretaciones muy personales e interesadas de la letra de nuestra Constitución Nacional, lo cual sin duda nos afecta a todos, aunque debería ser una respuesta colectiva, es muy difícil que se de en un país dividido, ya  no son dos partes, sino varias; ya que, por una parte, el partido de Gobierno tiene algunas facciones internas que luchan duramente por acumular la mayor cantidad de poder posible, pero por la otra encontramos una mayoría de ciudadanos activados para oponerse a tal trascendental decisión; pero también un número significativo prefiere “mirar los toros desde la barrera” hasta ver el resultado final. En tal situación, una persona como yo, esencialmente de pensamiento democrático, con conocimiento jurídico que me permite diferenciar la legalidad de la legitimidad y con suficientes años batallando dentro y fuera de la política del país por una Venezuela mejor, se me hace difícil una respuesta contundente y/o definitiva, por cuanto si nos desviamos del camino apropiado para reclamar lo que en justicia nos pertenece, podríamos entrar en un estado caótico, donde la anarquía nos podría llevar a escenarios bastante más peligrosos de los que a primera vista uno se pudiera imaginar. Creo que hoy más que nunca debemos propiciar la unión de todos los venezolanos, en busca de una solución beneficiosa, más allá de nuestros intereses personales, porque nos estamos jugando nada más ni nada menos que la paz nacional.

     La situación política que estamos viviendo es absolutamente atípica en nuestro sistema político, por lo cual, pudiera ser que tampoco sea típica la solución a implementar. Pienso que todos los venezolanos, sin distinción de ningún género personal, debemos meditar bien qué es lo que vamos a hacer. Sin duda, para la tranquilidad ciudadana lo ideal es la unión de todos, para lograr un consenso que nos permita retomar el camino de una democracia donde quepamos todos; porque al fin y al cabo somos hermanos venezolanos, independiente de cual fuere nuestra ideología política,  posición social o de poder. ¿Qué esto sea fácil? No lo creo… pero sí POSIBLE.  Si todos convergemos en que  lo más importante es el mantenimiento de las Instituciones que conforman el Poder Público, manteniendo su independencia más allá de los intereses partidistas, pensando en las consecuencias para la Nación, no tengo duda que hasta el último minuto, tenemos la posibilidad de lograr un acuerdo que traiga el sosiego y la paz a los venezolanos, en este momento en absoluta incertidumbre.

     Todos somos responsables por acción u omisión de lo que está sucediendo; y por tanto,  nos corresponde actuar –desde nuestra esfera personal- en pro de un arreglo consensuado, que nos permita retomar el camino que proporcione felicidad a nuestro País, so pena de entrar en un conflicto de imprevisibles resultados. Nadie puede hacerse a un lado a esperar a ver lo que suceda, sino que todos estamos obligados a participar… no hay tiempo que perder en búsqueda de la solución, pueden ser días u horas para que, si no actuamos debida y oportunamente,  tengamos que lamentarlo.

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EL VALOR DE LA VIDA

la vida III

Creo, sinceramente, que la vida es invalorable;  ya que, mientras la poseemos tenemos esperanza, que  no es otra cosa que la expectativa de continuar… viviendo. Porque vivir, en cualquier instancia es,  simplemente, fenomenal. Basta con mirar, oír o disponer de alguno de nuestros sentidos, para disfrutar la belleza de la vida. Incluso aquellos que están inválidos y no pueden mover ninguno de sus miembros, sólo percibir de alguna forma un ser amado, le reconforta y aumenta su deseo de vivir: siempre con la esperanza de recuperarse. Si lo expresado es así, como sin duda puedo asegurarlo porque he vivido las situaciones, quizás  más difíciles y cercanas a la muerte -sin que haya decaído mi esperanza de continuar viviendo- estoy obligado a compartir con mis hermanos humanos, la necesidad de no desperdiciar la insustituible experiencia de vivir, que malgastamos cuando nos disgustamos, nos peleamos o nos sentimos tristes porque algo no sale como lo deseamos; no recibimos el trato que esperamos de otras personas; no tenemos todos los bienes, riquezas, fama o poder que creemos merecer.

Ciertamente, cuando comparamos nuestra expectativa de vida con la edad del mundo, notamos que es tan corta pero tan corta, que perder un segundo preocupándonos por algo –teniendo o no solución- en vez de ocuparnos en disfrutar tantas bendiciones que Dios puso sobre la tierra para nuestro deleite,  es… inexcusable. Si percibimos los tropiezos o fracasos como enseñanzas; el dolor como maestro;  el desprecio o desamor hacia nosotros, como catalizador de nuestra capacidad de blindaje espiritual; la carencia de bienes materiales, conocimiento, cultura o fortuna, como un reto para lograrlos; los sueños como metas a alcanzar; la soledad como medio para apreciar la compañía;  y la tristeza como calibrador de la bondad de la alegría, seguramente entenderíamos mejor el privilegio de vivir. Es que, todas esas circunstancias que, tomadas a la ligera parecieran negativas, son precisamente, las que nos hacen valorar las situaciones antagónicas, que más allá de lo inmediato, nos permiten adquirir aunque fuere un poco de… sabiduría, sin la cual jamás podríamos apreciar lo maravilloso de vivir, que es como decir: experimentar la felicidad.

Honestamente, vale la pena reflexionar al respecto; porque la vida es corta y elemental, pero llena de oportunidades para la plenitud física y espiritual que podemos regalarnos, porque depende de nuestra actitud –positiva o negativa- frente a los eventos de la vida diaria.

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Como la vida es elemental, podemos disfrutarla en toda edad

VIDA ELEMENTALEse proceso que denominamos VIVIR, que lo es desde el nacimiento de un óvulo para ser fecundado por uno entre miles de espermatozoides y  concebir un ser humano hasta el día de la muerte, es simple y absolutamente elemental, aunque para muchos pareciere complicado. El libre albedrío y estado de ánimo de que venimos dotados internamente, nos suministra herramientas para una vida simple, que sólo depende de  nosotros mismos para hacérnosla fácil, agradable  y… ELEMENTAL. Por una razón inexplicable, tendemos a complicárnosla  cuando,  como seres gregarios pero individuales, integramos comunidades, donde debemos cumplir determinadas normas para la convivencia pacífica, indispensable para la continuación de la especie sobre esta tierra; para cumplir  este objetivo ético-natural debemos unirnos a otra persona, siendo que  en dicha escogencia pudiéramos acertar o equivocarnos. Si acertamos, ganamos el premio mayor y con esa compañera de viaje largo  haremos nuestra vida más emocionante, fantástica y edificante, que permaneciendo solos. Si nos equivocamos, pues lo tomamos como una enseñanza, atesorando y recordando lo bueno que pudimos vivir y olvidando los sinsabores o desengaños sufridos, con la convicción de que adelante, en el camino de nuestra existencia, alguien espera para darnos lo que nos merecemos, porque  siempre ofrecemos lo mejor de nuestros sentimientos… así de simple.

En cualquiera actividad, como estudiar o trabajar -entre otras-  debemos iniciarlas con el proyecto emocionante que fija la meta, cual también es elemental: UN SUEÑO. No puede concretar  nada importante, quien no es capaz de soñar  y visualizar el  logro futuro; y es que la vida no pasa, sino que somos nosotros quienes pasamos por ella y lo único que nos llevamos es lo que hubiésemos realizado positivamente; y sin soñar, amar y servir, difícilmente podremos disfrutar las muchas bendiciones que existen sobre la tierra para nosotros; especialmente EL AMOR, que también es elemental, pero asimismo, el combustible que mueve al mundo.

En esa vía de vivir pudieran abrírsenos vacíos, pero entonces nos hacemos los locos tomándolos como algo pasajero y le aplicamos la fe, el optimismo y la esperanza; recursos que no requieren otra inversión que nuestra voluntad personal, que al final nos devuelve eso para lo cual fuimos creados: LA FELICIDAD. Entonces, luego de este sencillo análisis podemos preguntarnos: ¿Qué es lo complejo de la vida? Y sin ninguna duda llegaremos a la conclusión acertada: NUESTRA ACTITUD.

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APORTE A LA PAREJA

PAREJA...Esto fue parte del texto de una consulta recibida de una dama quien es lectora de este Blog, solicitando asesoría de pareja:

“Me divorcié porque mi marido tenía muchos defectos y yo pensaba que no disponía de suficiente libertad, como cuando era soltera; sentía que mi vida era aburrida y llena de obligaciones. Creí que afuera me esperaba un mundo lleno de oportunidades, compañía y emociones; pero no fue así y un año después, ansío volver a compartir mi vida con alguien, aunque tenga defectos. Detesto esta libertad que sólo me sirve para sentirme sola y aburrida, entre tanta gente. Creo que esas obligaciones que tenía en mi relación perdida, me hacían sentir más útil y quizá… feliz.»

No me extrañó su confesión, ya que, algunas veces los integrantes de pareja magnifican sus dificultades, desestimando las muchas situaciones gratas que genera la relación. La libertad es un valor y como tal intangible, y de poco sirve si no se aprecia como importante aporte a la relación de pareja. La libertad para hacer cosas incorrectas, inapropiadas o inconvenientes, se convierte en una aberración: convertir un valor en antivalor. Por lo tanto, no es pérdida de libertad sentirse atado por amor a otra persona y cumplir nuestros deberes, cuando la otra parte acepta voluntaria y cariñosamente la misma situación y cumple con las suyas.

Materializar nuestro amor por esa persona que escogimos para hacer vida en común, suele ser encantador. El cumplimiento con entusiasmo de lo que nos corresponde, es lo que fortifica, hace plena, edificante y feliz la pareja. El mantenimiento del amor recíproco, la ternura y dedicación a quien se ama, no dan tiempo para el aburrimiento; escasamente se tiene tiempo para disfrutar de la variada gama de experiencias agradables que conlleva el amor conyugal. No hay mayor sentimiento de seguridad física y espiritual que la de sentir que se cuenta con alguien con quien enfrentar los momentos duros de la vida, compartir las alegrías y celebrar los éxitos mutuos; y eso se llama, amor de pareja.

El problema de mi consultante no radicaba en los defectos de su cónyuge, falta de libertad, variadas obligaciones o aburrimiento, porque esos elementos se presentan casi en toda relación humana; simplemente ella había perdido el amor por su pareja y al desaparecer el idilio, la ternura, la pasión, emigró la magia que se crea cuando la relación es edificante; entonces, la fantasía, la vanidad, el egoísmo toman su lugar y el amor… se va. Como lo escribiera el poeta colombiano Ismael Enrique Arciniegas: “Hace tiempo se fue la primavera… llegó el invierno fúnebre y sombrío. Ave fue nuestro amor… Ave viajera…¡Y las aves se van cuando hace frío!…”

Concluyendo, debemos considerar que, para ser feliz en pareja hay que amar a nuestro cónyuge de verdad, sin prejuicios, con dedicación, comprensión, solidaridad y lealtad plenas; porque para recibir, debemos dar y cuando ambos están conscientes de que la pareja no es asunto de uno sino de dos en todo y actúan en consecuencia, se refunden físico-espiritualmente, generando la permanencia necesaria para hacer y mantener una familia feliz, cual es el objetivo más elevado cuando hacemos pareja.

 

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ADIOS A UN ARTISTA

Cuando muere un artista plástico como WLADIMIR ZABALETA, que conocimos desde que dio sus primeros pasos en el Arte, el color y la forma están de luto;  el caballete se siente inmensamente solo;  y nosotros, sus amigos, se nos encoge el corazón; especialmente porque nos deja cuando su creatividad estaba intacta e investigaba sobre nuevas maneras de, con su talento, color, pincel, y nuevos materiales  enriquecer su arte, ya bien amplia y conocida en Venezuela y varios países importantes del mundo.

Hoy La Menina de la Redoma de Guaparo con sus lágrimas de brillo radiante de medio día y el mural del IEQ con sus cuadritos de dolor callados, sienten igual que el Totem de mi estudio, La Máscara y El Guerrero, cuales yo vi nacer, gemirán en su dimensión inmóvil, la ausencia  del padre que creó el milagro.

En San Felipe, en 1973 lo conocí, no se conformaba con manejar el pincel y los colores sobre un lienzo, sino que impartía conocimiento en una escuela para jóvenes pintores, proyecto que como Comisionado del Ministerio de la Juventud apoyé decididamente. Desde entonces nació una amistad que se mantuvo por cuarenta años. Cuando nació Teodoro me dijo: hermano, pinté este cuadro y quiero que tú lo tengas contigo.  Así fue; lo disfruté con mi familia y aún hoy me acompaña, junto con su orgulloso Totem de 1974.

El Maestro Zabaleta, fue un ejemplo para la juventud de que, independiente de la situación económico social, si hay ímpetu, diligencia, constancia, confianza en sí mismo y estudio, cualquier cima puede alcanzarse. Porque ese joven y sencillo pintor que conocí en 1973, no sólo ganó los más importantes premios a un Artista Plástico, sino que salió de las fronteras de Venezuela para decirle al mundo que no sólo producíamos petróleo, sino también talento, trabajo tesonero y arte. Al menos, así lo vi en los catálogos de la famosa subastadora de obras de arte Sotheby’s  en Nueva York.

 Venturosamente, Wladimir no entró en el ejemplo de Salvador Díaz Mirón, cuando escribió: “El mérito es el náufrago del alma, vivo se hunde, pero muerto flota”, porque los venezolanos sí que reconocimos sus méritos en vida; tanto que nuestra Universidad de Carabobo le otorgó el Doctorado Honoris Causa.

Ciao Amigo. Tú y yo sabemos que existe otra dimensión, donde los hombres buenos y útiles a la humanidad, tienen un sitial de reposo especial y… eterno.

 

 

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La sinceridad es una de las grandes virtudes del ser humano; entre otras cosas, porque nos permite sentir que decimos la verdad y esa es una forma de tranquilizar el espíritu. Cuando hablamos de sinceridad, en lenguaje coloquial, queremos decir que nos comunicamos y  manifestamos a los demás  lo que realmente sentimos.

Sin embargo, casi nunca nos referimos a la “auto sinceridad”, vale decir, quienes y como somos realmente nosotros mismos, lo cual trae por consecuencia que muchas personas vivan una existencia confusa y complicada, porque no logran encontrarse consigo mismos. Como consecuencia, al no aceptarse  realmente como son, tratan de lograr atajos o justificaciones para  sus decisiones, que  de tal manera suelen ser desacertadas.

Si nos preguntamos y nos respondemos quienes somos, nos vemos obligados a analizarnos sinceramente de adentro hacia afuera, sobre cómo sentimos que somos  en nuestro fuero interno; esto es ¿Nos sentimos internamente nobles, generosos, amables, amigables, considerados, desprendidos, amorosos, solidarios, leales,  auténticos, afortunados, diligentes, espiritualmente elevados y… felices? O si por el contrario ¿Nos sentimos aislados, indiferentes a los problemas de los demás, segregados, excluidos, rabiosos o inconformes con nuestra familia, amigos y fortuna? La respuesta a estas interrogantes íntimas en nuestra conciencia, nos permitirá medir  hasta que punto estamos en capacidad de vivir una vida plena, al tiempo que nos posibilitará determinar cuáles son nuestras deficiencias o capacidades para lograr tal objetivo.

Las personas felices saben perfectamente quienes y como son. No se sienten superiores ni inferiores a nadie, sino que simplemente se valoran como son. Este conocimiento íntimo de su ser y sentir, les permite saber hasta dónde pueden ser vulnerables frente a cualquier evento doloroso, pero también cuan mesurados actuarían en una situación especialmente afortunada. El conocimiento de su ser intrínseco les permite asimismo advertir su capacidad para beneficiar   a su entorno íntimo y a la comunidad en general.

Por eso es tan importante conocernos internamente para saber  QUIENES Y COMO SOMOS REALMENTE, que  es como decir, cual es nuestro peso específico. Tal certeza nos hace ser comedidos y entender hasta donde somos capaces de lograr cualquier empresa; cual cosa está a nuestro alcance y cual no; y como resultado,  nuestro potencial para entender a las personas y sus necesidades,  sin subestimar o sobreestimar nada o a nadie. Tal conocimiento nos ayudará a realizar de la mejor manera, la actuación más trascendente de un ser humano en esta vida: SER UTIL.

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