Dios… ¿Porqué tienen que morir los fabricantes de sueños, cantadores al amor, a la luz, a la noche, a las flores, a la alegría y a la… esperanza?
Padre… ¿Por qué te llevas la música del alma, el frescor del corazón, la elevación del espíritu y el sonido del viento que trina notas sentimentales?
¿Por qué ellos, que siembran flores con palabras, cosechan recuerdos con sus letras y fabrican sueños de la nada?
¿No son acaso la sal del mundo?
¿No humedecen con lágrimas de alegría una tierra a veces Yerma?
¿No perfuman con aroma de amor el vacío terrible de los abandonados?
¿Por qué llevarlos cuando el mundo está enfermo de desamor, insensibilidad y falta solidaridad humana, si son ellos con su perfume de vida buena quienes siembran esperanza?
¿Por qué llevarse los pregoneros de la ternura, de la belleza, pasión y… la magia?
¿Qué les queda a los adoloridos, a los tristes, a los pobres, a los desventurados y a… los enamorados?
¿Cómo arrullarán las madres a sus niños si ya no hay poetas para cantarlos?
¿Dónde quedan las palabras para decir adiós al amigo y perdón al enemigo?
¿Dónde queda el ay del corazón y la lágrima prohibida, si su expresión ha muerto, si ya no tiene… vida?
¿Quién cantará a las noches estrelladas y al rocío de las noches de estío, convirtiendo lo oscuro en romántico y confortable el frío?
¿Quién cantará el requiem a las hojas que mueren, a los pétalos marchitos y a las gotas de rocío que dan su vida para crear otras vidas?
¿Dónde esconderé mi frustración por no ver más sonrisas, niños sin miedo, parejas felices, hermanos abrazados y padres con más amor que autoridad?
¿Quién cantará a mis nietos lo que fui, lo que viví, mis recuerdos, mis ansias, mis sueños y mis bendiciones, si se apaga la voz de los poetas?
Y… ¿Qué hará el mar, sus olas, el reflejo azul de su cuerpo y las bellas gaviotas si te llevas quien conoce sus secretos y notas?
Padre… Si te llevas los poetas nos haces mucho daño, pero también te haces daño, porque te llevas la más bella oración que es un poema, y nos dejas tan solos en un mundo tan duro que, ciertamente, nos será muy difícil entender tu forma de amar.
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