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Archive for the ‘ODIO Y TERROR’ Category

VIVIR VIVIENDO

¿Cómo debemos vivir? Buena pregunta, que si la hiciésemos a cien personas, seguramente noventa por ciento nos darían diferentes definiciones, dentro de las cuales se reducirían a la parte física de comer, dormir, trabajar, recrearse de vez en cuando, y sentirse cómodos o poco aburrido con su pareja, amigos o familia. Pero, la vida, que para ser tal en el real sentido de la palabra, debería ser algo más que eso, porque está llena de eventos específicamente humanos como los sueños, retos, proyectos, decisiones y emociones; ya que,  como seres racionales, vinimos al mundo con metas muy definidas e inherentes a nuestra especie, como por ejemplo ser útiles a nuestros semejantes, crecer espiritualmente todos los días, para de una forma continua ir avanzando progresivamente, hasta lograr la meta más deseada: lograr que ese diario caminar por nuestra existencia, cual es… SER FELICES.

A estos respectos tratados y a tratar, deberíamos vivir viviendo, que es como decir que, más allá de algunas limitantes que son absolutamente aleatorias, cuales vale decir, que en algunos casos van a depender de situaciones que están fuera de nuestro control, como algunos eventos naturales muy especiales como los terremotos, las guerras,  e incluso, la misma muerte, cuyo efecto en  casi todo los demás casos, dependerá de cual fuere la forma de cada uno, de ver la vida y las cosas. Así, por ejemplo, los resultados de los sueños, retos, proyectos y decisiones personales trascendentes, requieren de otros elementos o factores inmateriales que no pueden determinarse físicamente, como la confianza, la fe, la diligencia y la disciplina;  cuales hibernan en lo interno de cada uno de nosotros, esperando ser activados por nuestra voluntad, para el logro del o  los objetivos deseados.

Si consideramos que mirar la extraordinaria y variada belleza de las flores en la primavera; el vuelo de las multicolores mariposas en el aire; escuchar el hermoso y diverso  trino de los pájaros sobre los árboles y en el cielo; el ruido cadencioso de los arroyos en las montañas  y meandros en los ríos; el reconfortante eco del ir y venir de las olas sobre el mar, en los acantilados; la inocente risa de los niños en los parques; la sonora y arrulladora voz de los coros en las iglesias; los casi inaudibles pero constantes y repetitivos consejos de las abuelas;  y la mágica voz de esa persona que escogimos para ser especial en nuestra vida, nuestra cónyuge, cuando nos obsequia la más  hermosa bendición del alma: TE AMO.

 Igualmente,  regodearse con la belleza de las auroras en las mañanas, acompañados de un humeante cafecito mañanero;  del crepúsculo en la tarde cuando el sol despide el día en el verano, al sabor de  ese té especial y tranquilizante que tomamos antes de dormir; la belleza especial e incomparable de la nieve sobre los árboles en los inviernos, cuando degustamos el chocolate caliente que nos reconforta, son experiencias incomparables que vivimos intensamente y que, independiente de la temperatura, como nos lo preparan con tanto amor, nos llenan el alma de constante ternura.

 Por todo esto, considerando que sólo he citado algunos placeres que otorga de forma gratuita a nuestros sentidos la naturaleza, porque también debería citar la literatura, el arte, etc., en este paso por esta vida física que, independiente de cuantos años vivamos en tan corto periplo, dejar de considerar y disfrutar de tantas cosas, eventos y situaciones, que como bendiciones Dios dispuso para nosotros sobre esta tierra, ciertamente sería un desperdicio injustificable de nuestro  tiempo sobre ella; tanto,  que equivaldría a asegurar que no logramos el privilegio, que sólo depende de cada individuo de…VIVIR  VIVIENDO.

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NO AL MIEDO

 mujer asustada

No podemos permitir vivir en el mundo del miedo, porque si lo hacemos ya no viviremos, sino que sobreviviremos y no fue para eso que vinimos a este mundo. Miedo al desamor, miedo a las enfermedades, miedo a la inseguridad de todo género, miedo a los terroristas, miedo a una nueva guerra nuclear; todo lo cual nos imposibilita de salir a la calle, visitar los amigos, visitar la familia, acostarnos a la hora que nos plazca; temer cuando alguien estornuda, evitar que alguien nos bese, que nos abrace, que nos den la mano.

Tememos al taxista porque nos puede asaltar, a la señora embarazada que solicita ayuda porque creemos que es un señuelo, a un accidentado en la carretera por el mismo motivo; si en la noche vemos un auto que nos sigue aceleramos, doblamos la esquina  y desaparecemos; tememos a las motos que llevan un parrillero, sin considerar que  para ese fin, precisamente, fue que se  le adicionó la parrilla; tememos si en la noche vemos una patrulla, cuando por lo contrario nos corresponde sentirnos seguros, porque debemos suponer que su deber e intención es protegernos;   y… pare usted de contar.

Ahora bien… ¿Es posible que permitamos que la cuasi paranoia nos lleve a este nivel de vida tan precario?

¿Qué pasó con nuestra fe en Dios, nuestra confianza en sí mismos y nuestra autoestima?

¿Qué sucedió con nuestra seguridad en que hay más gente buena que mala en el mundo, por lo cual aun subsiste,  y que el venezolano es buena gente, solidario y generoso?

¿Se nos olvidó que nuestros mayores nos enseñaron que la policía, los bomberos, los socorristas son los principales amigos y que  el mejor hermano es el vecino más cercano?

Bedito sea Dios… ¿Cómo llegamos a esto teniendo el país más bello del mundo; con la mejor gente, con hermosos paisajes, los mejores climas,  hermosas llanuras, indescriptibles esteros, gigantescos mèdanos y espectaculares ríos; con la Flora más bella y la Fauna más variada del planeta?

Que existen problemas políticos, económicos, sociales y de inseguridad, pues ya lo creo; somos una nación de más de 30 millones de habitantes, con personas de diferente ideología, forma de pensar sobre la vida y las cosas, que dicen y actúan como lo sientenm porque somos esencialmente democráticos. Pero miremos hacia atrás, todo lo que hemos superado desde 1909. Hemos vivido dictaduras, democracias con muy buenas intenciones pero que no llenaron completamente las aspiraciones sociales; un experimento socialista que no termina de cuajar y todo lo hemos enfrentado con coraje, haciendo lo mejor que podemos nuestra actividad generadora de progreso, como ese aporte indispensable al desarrollo del país y… aquí estamos;  cada quien en lo suyo, con sus diferencias y desacuerdos, pero tratando de mantenernos en paz y armonía, y la realidad es que, quizás no de forma excelente, pero lo hemos logrado.

Entonces no hay razón para tener tanto miedo; simplemente, consideremos la situación actual problemática, que por cierto no es solo en Venezuela sino en el mundo; basta observar el Medio Oriente, Korea  y Europa, donde la situación sì que es muy grave y de muy difícil solución. Por lo tanto, tenemos que tranquilizarnos un poco, tomemos las previsiones necesarias y actuemos con cuidado, atención y respeto por los demás. Especialmente debemos ser sensibles y solidarios con nuestros semejantes, sin olvidar que seguimos teniendo familia, amigos, vecinos, servidores públicos honestos porque los corruptos no son el común; consideremos que seguimos siendo una comunidad, una sociedad pacífica, consciente de sus derechos y sus deberes… pero pacífica.

No debemos olvidar que continuamos siendo una gran familia: la familia venezolana, integrada por quienes aquí nacieron y quienes vinieron de otras tierras a incorporarse con nosotros a desarrollar este país. Y como quiera que tengo más de seis décadas viviendo aquí con pleno uso de razón política y económica, no puedo permitir que el miedo me dañe los años de vida que me quedan o me limite a seguir siendo útil, por los riesgos que pueda correr; por eso me siento obligado a gritar a los cuatro vientos a mis queridos hermanos venezolanos: el miedo es malo porque distorsiona la realidad, disminuye la fe, nos hace sentirnos indefensos, desmejorados, disminuidos. Y es por eso que debemos decirle al miedo, en cualquier situación o circunstancia:  NO, NO  y NO.

Si tienes alguna duda o requieres aclaración sobre el tema aquí tratado, el correo del autor está disponible: amauricastillo@gmail.com

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CUANDO EL AMOR SISTITUYE AL DINERO

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Seguramente muchos lectores no estarán de acuerdo con lo que aquí escribo, y hasta pudiera ser que me odien por ello. En verdad, no me afecta ya que, por una parte alguien debe decir estas cosas, y por la otra ese es el riesgo de quienes escribimos para el gran público  y no para una élite de intelectuales.

 Anoche, mirando la televisión, accidentalmente accedí a un canal donde un hombre sangraba copiosamente de su cara y sus ojos estaban hinchados, mientras su contendiente  golpeaba con saña ese rostro destrozado, para el disfrute de un público que gritaba emocionado, de la misma forma como lo hacían los romanos, frente al horror y el retumbo de los lamentos y muerte de cristianos, esclavos o gladiadores perderos, cuando  eran desgarrados y devorados por los leones. Pareciera que no hemos avanzado mucho en nuestro crecimiento espiritual, en los dos últimos Milenios.

No obstante que apagué el televisor quedé realmente afectado, reflexionando sobre el que no entiendo que en pleno Siglo XXI, se continúe una práctica tan cruel donde un ser humano hace daño a otro en su cuerpo, disfrutando tanto el agresor como los espectadores, del sufrimiento del herido que siente dolor  y se desangra, en ese acto brutal digno de bestias  y no de seres humanos.

La primera pregunta que vino a mi mente fue ¿A dónde se fue el amor, como valor esencial que supuestamente nos une a los humanos? ¿Qué pasó con la compasión que nos hace diferentes de los animales irracionales? Y bajo la consideración cierta de que, una persona propinaba  con satisfacción heridas a su hermano humano, sin considerar las consecuencias, el dolor y la sangre derramada, únicamente porque de tal  manera ganaría dinero, me hizo sentír aun más mal; no es fácil entender que, en algunas actitudes y actuaciones, ciertamente no  hemos avanzado suficiente en busca de esa sociedad que todos ambicionamos, donde el amor, la compasión, la caridad, la solidaridad humana  y la paz, rijan nuestro destino.

Aún más adolorido me sentí al considerar que esta sociedad alienada que estamos viviendo, considere un deporte el que dos seres humanos conscientemente se hagan daño, peor que si fueran fieras, porque estas últimas normalmente no se agreden, y cuando lo hacen, lo es por su originalidad, irracionalidad y ausencia de conciencia, para defender su vida o proteger su territorio, porque no conocen otro medio o regla para lograrlo.

Nuestro fundamento de vida en sociedad, no puede ser otro que el amor, la compasión, la caridad y la solidaridad entre nosotros,  cual es esa condición especial que heredamos de Dios: LA INTELIGENCIA, que nos hace sentirnos como hermanos humanos y consecuencialmente en la necesidad de ayudarnos, socorrernos y perdonarnos.

Creo que el origen del mayor de los  males actuales de una gran parte de la sociedad actual, se fundamenta en que el elemento DINERO  –que es sólo un medio para adquirir bienes y servicios-  se ha convertido en UN VALOR DE PRIMERA CATEGORÍA, y como consecuencia, para lograr dinero ya no tiene importancia cuánto daño se produzca  a la sociedad, a un grupo o  al medio ambiente; cuanto se haga sufrir a otra persona o sus consecuencias para nosotros mismos.  Dolorosamente hoy, Lo importante es ganar DINERO, sin importar cual sea su origen.

 

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DEBEMOS RECUPERAR EL ARRAIGO PERDIDO

BANDERA DE VENEZULA III

Por solicitud de algunos lectores, vuelvo a referirme al Sentido de Pertenencia, hoy tan menguado en nuestro País. Debemos aceptar que el mundo está afectado en sus valores éticos y principios fundamentales, base sobre la cual  construimos la sociedad contemporánea. Hemos  perdido mucho de nuestra unidad, y eso nos hace como individuos moralmente débiles, y como grupo social… vulnerables. Desarrollamos países y comunidades, pero como  individuos hemos ido distanciándonos y perdiendo esa unión que nos hacía mejores padres, respetuosos hijos, amorosos esposos, solidarios vecinos, y… buenos ciudadanos.

 El bombardeo constante de propensión al consumismo, vanidad desbordada, violencia, indiferencia afectiva y… sexo grotesco, han producido sus resultados: pragmatismo, cortoplacismo, irresponsabilidad, indiferencia afectiva y religiosa; pero también  han disminuido nuestra firmeza y sembrado en nuestras almas profundos vacíos vivenciales, difíciles de superar. Paulatinamente hemos perdido el sentido de pertenencia, típico de los seres racionales civilizados y como consecuencia, las personas se notan  afectadas en su identidad, cual por su condición gregaria el individuo define y fortalece con la interacción del grupo familiar, laboral, estudiantil  y en la  comunidad donde hace su vida cotidiana. Ese arraigo a nuestro hábitat conformado por las personas, cosas, grupos, organizaciones o Instituciones, que contribuye a alejar o atenuar la soledad que hoy afecta a los grandes conglomerados humanos, promoviendo insensibilidad, egoísmo, desconfianza, y un sentimiento progresivo  de inseguridad y… desamparo, es inocultable.

El  priorizar el logro de cosas materiales frente al amor y la sensibilidad humana, al crecimiento espiritual y el compartir las muchas bendiciones recibidas de Dios, violenta el sentido de pertenencia al lugar que nos vio nacer, al  hogar, al sitio de trabajo, a la escuela o universidad donde nos formamos, al grupo de amigos  y a la comunidad en general, aislándonos de lo que nos generaba ese importante elemento vivencial, que nos producía seguridad y nos hacía sentirnos como parte de algo… importante. Por tanto, quienes aspiramos a una vida feliz tenemos que luchar por  conservar nuestro sentido de pertenencia al País, con una vida honrada, solidaria y productiva; a la familia, haciéndola más unida, comunicativa y participativa, sobre la base del amor,  consideración, aceptación  y respeto. Por  todo lo expuesto, aún estamos a tiempo  de hacernos una reingeniería interna personal para recuperar lo perdido; y esa importante labor, por cuanto está en juego nuestra felicidad individual y colectiva,  no podemos dejarla para después: tenemos que iniciarla de inmediato.

 

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steve jobs

En un mundo de casi siete mil millones de habitantes, nos estamos quedando… solos, especialmente la gente más joven. Y…¿Cómo es eso? Pues muy sencillo: Nos sentamos en un computador y hablamos (chateamos), con alguien que casi nunca conocemos personalmente, nos vemos, sonreímos, hacemos chistes, nos contorsionamos, bailamos y algunos hasta…hacen sexo virtual… PERO ESTAMOS SOLOS. Nosotros con nuestras amistades virtuales, fantasías sexuales y de todo género… pero sin tocarnos, sin sentir las hojas del otoño o el frío del invierno; enterarnos de quien pasa; de los niños en el parque, de las palomas sobre los alambrados, las ardillas en los árboles o las flores de los jardines. Simplemente, estamos cambiando un mundo de mentira, de nuevos medios de penetración, de redes sociales, de juegos cibernéticos, por lo hermoso y lleno de vida activa del mundo real. Hemos olvidado la música de la palabra te amo de los labios de una chica, del roce de la mano amorosa o amiga; por la acción estudiada de una modelo, creada para robar el latido de nuestros corazones; lo dulce del beso o el sabor amargo pero reconfortante de una lágrima… real.

En la calle, el joven o la chica, el repartidor o la ejecutiva, en un móvil smart, todos vegetamos la mayor parte de un día hermoso, embebidos en un mundo virtual; sin enterarnos de su belleza real, del aire, del sol de la primavera, con nuestra alienación, sicológicamente diseñada para propender al consumo de sus productos: ESA ES LA ÚNICA INTENCIÓN.

Estamos perdiendo la capacidad de oír y disfrutar del interlocutor; de comunicar nuestros sentimientos de viva voz a otras personas que piensan como nosotros; de sentir la grata sensación de la compañía física de quien nos oye, roza o acaricia con la suya nuestra mano en señal de solidaridad o comprensión, embebidos en un mundo creado a nuestro gusto pero… irreal.

Es horrible ver en las pocas horas de convivencia familiar, el padre con su Smartphone hablando de negocios, la madre con su móvil mirando su programa favorito o cotorreando con las vecinas; y los niños, en sus cuartos frente a su computadora, cortando cabezas, hendiendo espadas, disparando fusiles o cañones en contra de los enemigos virtuales, en competencia de quien más rápido dispara, mina mejor los caminos o MATA MAS Y MAS RAPIDO. Y… lo más doloroso, todas son creaciones virtuales, pero ellos están solos… INMENSAMENTE SOLOS.

 

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LA HERENCIA DE “MADIBA”

MANDELA

En Agosto de este mismo año escribí sobre la vida, el amor, honor y nobleza de Nelson Mandela, o como cariñosa y respetuosamente le llamaban “Madiba” sus conciudadanos, y finalmente, periodistas y estadistas, con los mismos sentimientos,  también le denominaron de tal manera;  fue un último legado al origen de su Clan Madiba de la etnia Xhosa de Africa del Sur, que le regaló al mundo este ser tan especial. Hoy, con el mayor respeto, consideración y admiración por su obra y memoria,  escribo al «Khulu», que en lengua Xhosa significa Abuelo sabio, generoso, digno y especialmente respetable; igual como a Gandhi le llamaron “Bapu” (Padre) en idioma guyaratí.

Desde muy joven me interesó la vida de tres hombres, quienes son paradigma de la libertad de los pueblos del mundo: Mahatma Gandhi (1869), Nelson Mandela (1918) y Martin Luther  King  (1929). Siento que cada uno, en su tiempo, representaron algo más que un liderazgo local o regional, sino que  trascendieron  sus países y continentes para llevar, con sus actos, su mensaje al mundo entero.

Madiba fue un hombre físicamente igual que cualquier otro; inclusive, en su juventud, violento, pensando que era mediante esa lucha como se podía nivelar la gran desigualdad del Apartheid imperante en Sudáfrica; a diferencia de Gandhi, quien nunca fue violento y siempre creyó en la paz,  también estudió Derecho. Los 27 años de cárcel durante los cuales su pueblo sufría incontables penurias, le dieron el tiempo suficiente para pensar, reflexionar y entender que era mediante el amor, el perdón, la fortaleza espiritual, la constancia, la fe y la unión, como se podía lograr unir su país, por años dividido entre la minoría colonizadora blanca del Imperio Británico  y los nativos negros, que eran la mayoría, pero que siempre llevaron la peor parte.

La gran herencia de Madiba fue la prueba que con sus actos nos dejó, de que si estamos seguros que defendemos la verdad y la justicia, no importa la fuerza del enemigo ni sus recursos; si tenemos el valor de afrontar la maldad y el odio con el amor y el perdón;  si tenemos el coraje y la entrega suficientes para arriesgar todo, hasta la vida por nuestros ideales, es muy difícil que frente a esos valores triunfe el odio y el  mal.  La lección fue aprender que,  cuando se defienden  ideales, se trata de resistencia, perseverancia, valor,  entrega y  no de tiempo.

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La preocupación colectiva cuasi patológica, no es un fenómeno actual de los Venezolanos, sino que se trata de una circunstancia global consecuencial: la primavera árabe que afectó a Egipto,  Libia y otros países, amenazando  incendiar el Medio Oriente con consecuencias imprevisibles; el conflicto en Siria que supera los 100.000 muertos y más de 1.000.000 de desplazados; las tensiones en Irán por el problema de las posibles Armas Nucleares que agravan las posibilidades de unas Tercera Guerra Mundial; la grave situación  económica en algunos países de la Euro Zona, que arrasa con los salarios y deja familias sin hogar; el narcotráfico en México que llena el País de muertos inocentes y destapa la corrupción más grande desde las municipalidades hasta la Procuraduría General de la República, acabando con la vida de preocupados y valientes periodistas; la recesión económica en el País más fuerte del Mundo, los Estados Unidos de  Norteamérica que nos afecta a todos; y América Latina luchando por independizarse de los grandes centros de poder del mundo, en un camino largo y difícil que pudiera traer resultados aún imprevisibles.

 Estos sucesos de todos los días, divulgados segundo a segundo por los medios de comunicación masiva y redes sociales globalizadas, crean temor en las comunidades al punto de que, en algunos casos, grandes contingentes humanos se encuentran prácticamente pseudo-paranoicos, con los efectos esperados en contra de su tranquilidad mental, que finaliza abonando el terreno para las enfermedades y la intranquilidad familiar y social.

No obstante, tenemos que luchar contra estos efectos negativos, aceptando que se trata  de un tiempo nuevo que, como la tierra, no se inmoviliza sino que gira y se traslada hacia su destino final, sin importar de cuanto siglos o milenios se trate. Igualmente, como una parte del planeta, tampoco nos quedamos  estancados; simplemente, siempre nos hemos movido y así continuaremos  haciéndolo sin descanso, en busca de nuevos senderos que nos hagan  la vida más cómoda y feliz.

Ahora bien, el asunto está en el costo que tenemos que pagar por vivir en esta época. Sin duda dependerá de cómo entendamos estos eventos. Si lo vemos como algo extraordinario y pavoroso nos estresaremos, sufriremos y enfermaremos. Pero, si lo entendemos como un proceso que tenemos que vivir de la mejor manera posible, nos aferraremos a la fe, familia, amistad, amor y tantas cosas bellas que nos brinda la vida, seguramente sobreviviremos en paz, sanos y…felices.

 

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En estos siete años del Siglo XXI, dos factores de manipulación con los peores efectos se agigantan con su carga nociva sobre el mundo. Para quienes dirigen la política mundial y alguno que otro Gobernante aislado de Países en desarrollo, el odio y el terror se han convertido en sus mejores aliados.

El odio, nacido del resentimiento, frustración, incomprensión, desigualdad,  envidia, injusta redistribución de la riqueza y la pobreza mental,  funcionan como combustibles que solo requieren una mínima chispa para  incendiarlo todo, con la característica típica del incendio: fácil de iniciar, pero muy difícil de apagar.

Del odio renacen ancestrales instintos y  se liberan bajas pasiones. El hombre vuelve a ser originario,  convirtiéndose en una…bestia. Cazador solitario sobre las nuevas praderas… de concreto, con sus atávicos mecanismos de defensa y perdido el sentido de civilización… de comunidad. La sensibilidad se transforma en deseo de dañar el grupo social, dando paso a los intereses individuales. La revancha y disfrute del dolor ajeno, sustituyen el amor, la caridad, y la humildad, agigantando  las miserias humanas.

Para fortalecer el odio, los hacedores de  opresión hurgan en el alma hasta encontrar flancos débiles:  frustraciones, temores y  limitaciones, hasta desatar la cadena de odio. Se odia al inmigrante, al extranjero, al negro porque no es blanco y al blanco por que no es negro, a los latinos y los asiáticos, porque no son ni lo uno ni lo otro. Pero también se odia a los enemigos políticos, a los de diferente religión, a los de disímil preferencia sexual,  a los ricos y… pare de contar.

Por su parte, el terror es… paralizante. Afecta la razón y perturba el espíritu, produciendo pánico que desmejora el discernimiento al crear  imágenes,  situaciones y supuestos eventos con sensación de inminencia, aunque su materialización pudiera ser remota. El terror desestabiliza integralmente la personalidad, disminuyendo la fuerza espiritual que lo separa de su herencia animal y libera su… brutalidad.

El odio y el terror hacen un coctel maldito conscientemente producido y administrado con eficiencia, para progresivamente inocularlo a quienes interesa controlar, sin importar el daño mental y sus secuelas individuales y colectivas. Quienes así mantienen el poder son fieles a la desventurada consigna: el fin justifica los medios. No importa si se violentan la libertad o los derechos humanos, porque el objetivo es mantener el poder sin importar el costo social.

Esta tendencia de gobernar, es la negación del espíritu del contrato social establecido en las Constituciones democráticas. Los regímenes que se hacen fuertes sembrando odio y exacerbando el terror con la intención de manipular la opinión y por tanto la voluntad ciudadana, no pueden llamarse más que enemigos y defraudadores de los pueblos.

Qué fácil e irresponsable es aterrorizar y llenar de odio  a las comunidades, pero que difícil reponer la paz y la tranquilidad definitivas, sin secuelas que hagan tanto o más daño que aquel temido, cual pudiera ser que nunca llegara a actualizarse. Pero es que además lo utilizan como herramienta para justificar grotescas restricciones a  las libertades ciudadanas, defraudar la justicia e imponer su voluntad sobre naciones enteras inermes, paralizadas por el terror y llenas de  odio, que les evita determinar quienes son sus reales enemigos.

Los equipos de publicidad y propaganda que utilizan son los mismos que convencen ingerir sustancias que nutren vicios mortales, producen miles de accidentes anuales o aumentan las causas de graves enfermedades. Ellos logran con desfiles, condecoraciones,  propaganda subliminal y promesas que nunca han tenido la intención de cumplir, que las masas intuyan como cuento de hadas lo que pudiera ser una novela de terror. Pero si eso les fallara, entonces apelan a las tradicionales consignas patrioteras, que no patrióticas, con los cuales manipulan el sentimiento de nacionalidad,  patria, familia y la supuesta igualdad para todos.

La última etapa de la manipulación del control mediante odio y terror magnificado, es la promesa de protección eficiente, para lo cual debes fortalecer su organización política con tu trabajo, contribución económica y tu voto. Debes aportar tus hijos para enfrentar esos fantasmas que ellos te han creado, que normalmente sólo existen en sus mentes enfermizas, alienantes y corruptas.

¿Qué hacer frente a esta desgracia?

Fortalecerse espiritualmente. Aferrarse a esos valores tradicionales y principios innegociables que permitieron a nuestros ancestros construir países y comunidades buenas para la vida, acrecentando el amor, la comprensión, la solidaridad,  la caridad, la aceptación de pluralidad de pensamiento,  como parte de la diversidad humana.

Aumentar la fe, la confianza, el optimismo,  el valor y la integridad, para no dejarse manipular. Acercarnos a Dios y buscar su protección, haciendo difícil su logro  a los facinerosos que pretenden acabar nuestra tranquilidad, en función de sus intereses y defender nuestras libertades a como de lugar, porque mientras se luche con convicciones firmes habrá esperanza de que regresaremos a la paz, al amor, a la convivencia mutua respetuosa, cual será el mayor legado que podremos dejar a nuestros hijos.

Próxima Entrega: ¿DE QUIEN ES MI CUERPO?

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