El Gerente edificante es aquel que como lo expresa el término, edifica a su paso no solamente una Empresa exitosa, sino la persona y la vida de su equipo humano, preocupándose día a día por cada uno de ellos; conociéndolos, participado activamente en su formación empresarial como en su crecimiento espiritual, su familia y todo aquello que pudiere afectarles. Equilibra su actuación como Gerente con sus roles de líder, padre, esposo y miembro de su comunidad, dándole a cada actividad su peso específico, en una vida que él tiene la obligación de hacer lo más placentera e integral posible, para si mismo y para quienes dependen de él.
Este Gerente utiliza las cosas pero cuida especialmente a las personas que lo sirven, con el mismo cuidado que lo hace en su entorno íntimo; porque tiene la certeza de que todos son seres humanos que como él, tienen una vida personal que es absolutamente respetable y a la cual deben igual o más cuidado que a su trabajo, porque es en su hogar donde se nutren de esa energía y buena voluntad que les hace ser más eficientes todos los días. Esos gerentes están conscientes de que ni su trabajo ni el de ninguno de sus colaboradores sería óptimo, si no tuvieran en sus casas ese compañero o compañera de viaje largo, que les guarda las espaldas en esas importantes actividades de la vida, que constituyen hacer familias amorosas y dignas.
Un gerente de ese perfil, igualmente atiende los estudios o cualquier necesidad del más humilde de sus empleados, como la asistencia a cualquier seminario o cena de negocios. Equilibra su tiempo, conocimiento, poder y liderazgo en un programa que le permita satisfacer sus necesidades de atención a su familia y ese otro entorno, que de alguna manera es parte de su vida activa, como sus empleados, Asesores, proveedores y otros colaboradores. Sabe que el liderazgo conlleva la conciencia de la buena o mala influencia que se puede tener sobre las personas. Pero como él es proactivo y conoce su fuerza, la usa de manera positiva, logrando beneficiar a las personas pero también alimentar su espíritu, llenándolo de amor y comprensión…
Ese tipo de gerente no llegan a su casa enfermo de supuesta sabiduría y talento, sino que con humildad reconoce que «Mientras más se conoce, más conciencia se tiene de lo mucho que se ignora». Sabe que en su hogar él es un miembro más de la familia querido, respetado y reconocido, pero sólo un miembro más de la familia. Porque sabe que el hogar es el templo donde día a día comulga la familia que le inyectan el amor, la fe, el optimismo y la seguridad necesarios para dirigir esas personas bajo su responsabilidad. Por eso ama, respeta y considera a su esposa, como el soporte sin el cual no podría ser exitoso; el hombro donde recostar su cabeza; el vigilante incansable, bien intencionado y permanente que, cuando él enfrenta afuera la vida, le cubre la retaguardia sin pedir honores, halagos o reconocimientos especiales, más allá de lo que le corresponde sobradamente: amor, respeto y consideración.
El gerente edificante cuando comenzó su proyecto decidió vivir disfrutando todo el proceso mediante el cual lograría sus metas, sin desperdiciar el calor, afecto y camaradería de quienes le ayudarían a sus logros. Determinó que igual llegaría a la meta, pero disfrutando el camino y engrandeciéndose el mismo y a todos las personas de su entorno, con lo cual al final podría mirar atrás con satisfacción, todo lo hermoso dejado en el camino en pro del crecimiento de su gente. Ese gerente tendrá muy buena salud física y espiritual, pero también mucho amor que disfrutar en su hogar. Para su esposa y sus hijos nunca dejará de ser un líder ya que nunca olvidarán su amor probado, su ecuanimidad y humildad como jefe de un equipo humano exitoso, que es lo que en el fondo es la familia.
Posiblemente sus cuentas bancarias no estén muy infladas, pero tampoco su próstata, al menos no por falta de voluntario, agradable y compartido ejercicio. Seguramente no sufrirá de infartos ni cáncer en el colon, porque la salud física, espiritual y mental que se nutre del amor y la bondad, no dan tiempo para el estrés, cual es el promotor de las enfermedades más graves.
A usted le toca escoger entre estos dos Gerentes ¿Cuál quiere ser? No me lo diga. No me hace falta. Yo lo hice una vez y aquí me tienen, después de veinte años como gerente soy muy feliz con mi familia, mis amigos y muchas personas que fueron mis dirigidos, que cuando los encuentro sé que son felices de verme. Con ellos recuerdo las peripecias que vivimos por años para lograr el éxito de las empresas, al mismo tiempo que priorizamos nuestro derecho a defender nuestra propia felicidad.
Ahhh… por cierto. Les cuento que aun tengo bastante pelo en mi cabeza, nunca he tenido un infarto ni cáncer de colon, y mi próstata por mi edad está un poco inflamada, pero no por falta de uso porque me funciona de lo mejor.
Próxima Entrega: NACER Y MORIR… SIN DOLOR
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