¿Cuál es el significado de la libertad personal?
Considerando la libertad como la facultad para decidir acciones según la inteligencia o voluntad para producir el derecho a la libre determinación, pudiera ser que la respuesta concierna más a la ideología individual o filosofía de vida, que su influencia real materializada como elemento vivencial cotidiano desde la óptica de su concepción física, espiritual o… ideal.
Estimo la libertad como indivisible e integral, y si se quiere, autónoma, porque su entidad y dimensión dependen de la concepción personal e individual; pero siempre regida o condicionada por el beneficio colectivo frente al interés personal. Nadie más que yo mismo decide si me hace superior, fuerte, poderoso e invulnerable; o si por el contrario, me pone en riesgo de convertirme en débil, inferior, sojuzgado o especialmente vulnerable.
La libertad como condición especial y única de los seres inteligentes, no es un atributo sólo para escucharlo con deleite o pregonarlo, sino que, para que surta efectos en su máxima expresión físico-espiritual, debe sentirse y vivirse. Su entidad no se circunscribe a lo corporal, sino que va más allá y con consecuencias no dimensionables, afecta mi intelectualidad, pensamientos, ideas y espiritualidad, que son intangibles. Es en esa dimensión inmaterial donde obtengo mayor fortaleza porque me da sabiduría, permitiéndome sobrevivir cualquier desventura, inclusive la de perderla corporalmente cuando, eventualmente, la organización social pudiera privármela.
Dolorosamente percibo que algunas personas violentan su propia libertad personal, cuando permiten que elementos nocivos, desestabilizadores y degradantes de su condición humana como el alcohol, las drogas, el mal uso y depravación sexual, compelen el disfrute de esta bendición de Dios encerrándola y coartándola bajo el imperio desventurado de esos bajos instintos, al permitir sobreponerlos a su voluntad que es condición racional e inteligente.
No hay posibilidad de encadenar la libertad de ideas ni el espìritu, porque sólo puede inmovilizarse el cuerpo, que es tangible y temporal, pero no el espíritu que trasciende la vida física; pero sí existe la probabilidad del autocautiverio o encierro individual, cuando se supedita la voluntad a los vicios y tendencias originarias, estableciendo barreras que perturban la intelectualidad, produciendo la mayor pérdida de la libertad posible: la espiritual, que al ser la de mayor entidad, conlleva nuestra autodeterminación para ser mejores y vivir felices, cual fue el destino que recibimos en el momento de ser concebidos y debe representar la meta más ambiciosa, porque nos permite llamarnos hijos de Dios.
Nunca he podido entender que algo sublime como el amor -en el caso de Dios el máximo- de alguna manera pueda materializarse o manifestarse con el castigo. Quizás porque estoy convencido de haber entendido perfectamente el mensaje de Jesús, hijo predilecto de Dios sobre esta tierra, en cuanto a que “Dios es amor.” De tal suerte, que tampoco comprendo como algunos religiosos presenten a Dios como un padre irascible, terrible y vengador, que sólo está pendiente de ver los errores de sus hijos para caerles encima y zás… castigarlos, olvidándose de su esencia divina, que es “amor”.
Nuestra naturaleza gregaria nos hace conectarnos con la idea de compartir vivencias, experiencias y… ayuda mutua, como condición para lograr una vida plena, cual no es posible obtener aislados o en solitario. Por tanto, requerimos desarrollar la actitud de sentir a las personas e interesarnos por sus particulares situaciones.
En la televisión británica, millones de personas pudimos admirar un símbolo viviente de un milagro moderno: Susan Boyle, la aparentemente tímida y sencilla mujer escocesa de 48 años, que dejó estupefactos a los jurados del programa de televisión ‘Britain’s Got Talent’, erizó pieles y robó lágrimas espontáneas, mientras conquistaba el corazón del mundo, con su bellísima, tierna y extraordinaria voz, al cantar un tema del musical ‘Los Miserables’, dreamed a dream,
De las manos de Dios llegamos a este mundo, bajo su cuidado viviremos esta vida terrenal y Él nos recibirá después de esta experiencia de existencia física; esa es la única motivación que nos fortalece para no sentirnos, con relación al Universo, más pequeños de lo que realmente somos.
nemos en esta vida una pared personal, detrás de la cual escondemos, unos más que otros, sentimientos, inhibiciones, frustraciones, tristezas, dolores, ambiciones, sueños y… alegrías.
Un Lector de este Blog, me solicitó opinión sobre el tema de la vida después de la vida. Como ustedes conocen, no emito criterio más allá de lo que personal e individualmente creo y siento, remitiéndome a mis propias experiencias y forma de ver la vida y las cosas.
Pudiera ser que el temor a la muerte, sea el sentimiento más arraigado en la mayoría de los seres humanos; en principio como mecanismo de defensa frente al peligro, dentro de los márgenes de racionalidad es conveniente, pero sin análisis sincero sobre su naturaleza, puede llegar a convertirse en factor perturbador de nuestra felicidad.