«SI LA MUERTE NO TIENE SOLUCIÓN, PREOCUPARSE POR ELLA ES INÚTIL»
Pudiera ser que el temor a la muerte, sea el sentimiento más arraigado en la mayoría de los seres humanos; en principio como mecanismo de defensa frente al peligro, dentro de los márgenes de racionalidad es conveniente, pero sin análisis sincero sobre su naturaleza, puede llegar a convertirse en factor perturbador de nuestra felicidad.
Sabemos que el temor, que es una creación mental maligna que distorsiona la realidad, pero en el caso de la muerte su efecto es exacerbado. Frente a este sentimiento, hoy en el límite del paroxismo a nivel mundial, se hace necesario analizarlo, no desde el punto de vista científico o esotérico, sino en lo fáctico, cual es como decir, el tratamiento que debe dársele en la vivencia diaria.
El primer paso es asumir, que comenzamos a morir en el mismo momento en que nacemos. Por tanto, cada segundo de vida que transcurre, nos acerca más hacia el día que la perderemos, que venturosamente, no conocemos.
En segundo lugar, considerar que si es un evento que no tiene solución ni podemos evitar, preocuparse por él es una real pérdida de tiempo, que en nada ayuda, sino que puede aumentar el problema.
Luego de aceptado que inevitablemente llegará ese momento sin conocer cuando, lo inteligente es tratar de vivir lo más felizmente posible, ese período durante el cual estamos vivos.
Nuestro mayor tesoro es la vida, porque sin ella ninguna cosa podemos disfrutar ni puede servirnos de nada. La consecuencia lógica es que tenemos que disfrutarlas intensamente, porque no sabemos hasta cuando estarán a nuestro alcance; y como son tantas y diversas, en ello debemos afincar nuestra actividad e intelecto, en vez de desperdiciarlos pensando en algo que no tiene solución ni sabemos cuando llega.
Es ilógico que teniendo a nuestro lado esa bella pareja que amamos, maravillosos hijos, reconfortantes amigos; actividades de estudio, trabajo y recreación; y un paisaje natural increíblemente diverso y bello, permitamos que ese deleite nos lo robe un temor injustificado, cual no aporta ninguna solución al asunto.
El temor a la muerte, de la cual nadie tiene experiencia real que contar, pero que pareciera el que la sufre no se entera cuando sucede, es la rémora que puede disminuir el disfrute inigualable y diverso que nos ofrece la vida, de la cual sí que estamos conscientes las veinticuatro horas del día.
El Rey Salomón, hasta hoy y por milenios reputado como sabio, opinaba que debíamos disfrutar intensamente de todo lo que disponíamos, porque según sus propias palabras, «… es nuestro pago en esta vida.»
Guardando las lógicas distancias, yo comparto ese criterio. Por tanto disfruto con fruición de las cosas en cada segundo de mi vida, como si fuera el último, sin preocuparme de cosas que no me aportan nada positivo.
A usted le toca escoger: ¿Felicidad o Sufrimiento? Es su decisión y, es… muy personal.
Estimado Dr,ciertamente si nos pasamos la vida,preocupandonos por la muerte no podremos disfrutar de cosas tan maravillosas como una puesta de sol,la sonrisa de nuestros hijos tener la amistad de personas como ud.entonses,¿por que nos mortificamos tanto?retomando su cita del sabio Rey salomonpermitame compartir esta con uds.»todo lo que tu mano halle que hacer,hazlo con tu mismisimopoder,porque no hay trabajo,ni formacion de proyectos,niconocimiento,ni sabiduriaen el Seol el lugar a donde estas yendo»Ecleciastes9:10.entonses como ud.dice disfrutemos mas e el buen sentido de la expresion ,demosle gracias a nuestro creador por las maravillosa promesa que nos da en el evangelio de juan 6:40,y en revelacion o apocalipsis 21:3,4