El criterio común, pero nunca bien analizado, de que «no es posible tenerlo todo en la vida», contribuye a que muchas personas se resignen a una vida de carencias, sin mayor expectativa por alcanzar su legítima ambición de lograr todo lo que desean en esta vida.
Ese, como muchos mitos y paradigmas que han hecho al hombre temeroso, inseguro, mediocre e infeliz, no son más que producto de repetir como loros, lo que a alguien en un momento de frustración y sin medir las consecuencias, se le ocurrió decir o escribir.
Por experiencia propia y circunscrito a la posibilidad de lograr una vida plena, se que sí es posible para un ser humano tener todo lo que desee, porque va a depender de qué es lo que el individuo considera todo lo que quiere alcanzar, en su condición físico-espiritual y dentro de los límites que nos establecen las leyes naturales.
La satisfacción de nuestras necesidades individuales de sobre vivencia física son limitadas, dentro de una jerarquía natural, y existe toda probabilidad de lograrlas en proporción a nuestra dedicación, inteligencia y diligencia, que puede traducirse en una vida sencilla o el logro de riqueza y poder, conforme los valores que rijan al individuo.
Desde el punto de vista espiritual, para satisfacernos no requerimos realizar ningún esfuerzo físico o erogación económica, las mismas corresponden a nuestros sentimientos y sensaciones, sobre las cuales sólo nosotros tenemos control.
Tenerlo todo sí que es posible, porque fui dotado de todo lo necesario para lograrlo, en la medida de mi esfuerzo y en función de lo que considero más conveniente para una vida confortable; siendo que mi satisfacción espiritual más que de lo que tengo, depende de lo que siento que no me hace falta.
Asimismo, si tengo a Dios y amor en mi corazón, sigo las reglas de sana vida, amo y soy útil a mis semejantes, tengo todo lo que requiero espiritualmente.
¿Cómo lograrlo? Ese es nuestro trabajo.
Para obtener todo lo que requiero físicamente, vine dotado de un cuerpo que actúa como el más sofisticado laboratorio ambulante, con un cerebro dotado de miles de millones de células, que me permiten en segundos realizar lo que al más avanzado computador le ocuparía minutos u horas.
Satisfacer mis necesidades espirituales depende de mí mismo. Amo a quien, cuánto, cómo, donde y cuando lo deseo, porque tengo libre albedrío.
Si algo no puedo lograrlo, pudiera ser consecuencia de mis auto limitaciones, derivadas de mi falta de confianza y fe en mis propias posibilidades.
Entonces, no crea en esas consejas negativas. Sí que se puede tenerlo todo, pero todo lo que es necesario y conveniente.
Lo importante es ser felices y es tan fácil, porque depende de lo que sentimos que disponemos, no de lo que carecemos. Si usted siente que puede tenerlo todo, seguramente lo tendrá. Lo contrario sería negativo y no le aportaría nada beneficioso.
La decisión es suya, nadie puede ayudarlo. Todo depende de usted, tome su opción y… adelante.
Prçóxima Entrega: HACIA UNA SOCIEDAD SIN VALORES
me parece un excelente artículo… y la verdad leerlo el día de hoy me ha venido como anillo al dedo…. los felicito.. 🙂