AMOR SIN LIBERTAD ES MENOS AMOR
En toda actividad humana, el equilibrio, más que conveniente y/o necesario, es esencial; pero especialmente en una relación personalísima como la de pareja, es… fundamental. Integrar una unidad con iguales derechos, deberes, responsabilidades, y como consecuencia opciones, beneficios, posibilidades y realizaciones, produce en los integrantes un extraordinario y tranquilizante sentimiento de seguridad y positividad.
Es el trato diario en el hogar, el mejor escenario para medir la eficacia del sentimiento de libertad que genera la igualdad de las partes. Es sobre la base de esa premisa que se entrega lo mejor de la persona humana, porque al fin y al cabo, se trata de una obra común de la máxima entidad, con vocación de solidaridad y permanencia, que redundará en beneficio de ambos.
A la hora de hacer pareja, no existe diferencia entre hombre y mujer para aportar beneficios. Ambos concurren con sueños, ambiciones y necesidades de compartir amor, solidaridad, ternura y… sexo. Ninguno aporta más que otro, porque ambos se complementan; por tanto, no hay deudas que compensar o pagar por recibir ese trato íntimo y especial, sino momentos que vivir. No es mejor ningún hombre que ninguna mujer ni viceversa, porque ambos recibieron de Dios todos los dones necesarios para ser y hacer feliz a otros.
No se tiene por razón del género más vocación de ternura, diligencia, respeto, consideración o cuidado, porque ambos son hijos de Dios, dotados de inteligencia y razón; otra cosa es que uno se esmera más que otro por obsequiar mejor estos dotes. Los miembros de parejas felices sabemos que la mejor vida es la que se comparte con igualdad, sinceridad, consecuencia, aceptación y amor; que la mejor discusión es la que se evita; que el mejor alimento es aquel que se disfruta en armonía; que para mantener vivo el amor se requiere respeto y admiración; que el mejor sexo es aquel que damos y recibimos vinculándolo al espíritu, porque trasciendo lo material en el tiempo y el espacio.
El equilibrio en la pareja, representa la única posibilidad de sentir con plenitud que valió la pena dejar el amplio ámbito de acción de la soltería, para cambiarlo por la libertad de amar de forma permanente, a quien nos ratifica con sus actos de todos los días, que se merece todo lo que somos capaces de darle, porque nos ama, respeta, estimula y edifica, alimentando el entusiasmo y la emoción de compartir nuestro destino.
Este mensaje es muy cierto. Ciertamente el equilibrio en la pareja comienza a ser real cualdo ambas partes crean consciencia de que son uno solo, pero a la vez un equipo. La pareja debe reconocer que no se unieron para que su conyuge lo(a) haga feliz, o para hacer feliz a su conyuge, mas bien se unen para ser felices los dos, ayudandose uno a los otros alcanzar ese equilibrio que debe ser una busqueda diaria y continua. Siempre recomiendan la buena comunicacion en la pareja para encontrar ese equilibrio y es cierto, muy cierto, pero tambien es cierto que en ocaciones, la pareja no sabe comunicarse. Es aqui donde la pareja necesita buscar ayuda profesional, si realmente quiere aprender a tener una buena comunicacion y por consiguiente encontrar ese equilibrio ideal. El equilibrio no es estar libres de problemas y diferencias, si no aprender a manejarlas cuando se presenten. Y…todo tiene solucion.