Durante una conferencia, en un curso de Maestría de Gerencia Educativa, uno de los estudiantes me interrumpió para preguntarme: Profesor ¿Porqué la Gerencia es tan estresante?
En principio recordé mi concepción de lo que debería ser un gerente y lo mucho que había discutido el tema con empresarios privados y funcionarios públicos en funciones gerenciales y expuse mi criterio en cuanto a que ser un Gerente no sólo conlleva dirigir actividades, sino que requiere liderazgo sobre quienes le sirven de soporte.
Entonces, si su concepción es puramente desarrollista, seguramente no le preocupará la situación de su personal y pudiera ser que ni siquiera la suya o la de su familia, porque su única meta será producir sin importar el costo humano, con lo cual convertirá el proyecto en una fuente de estrés para quienes intervengan en él.
Esa es la que yo denomino «Gerencia Estresante», porque no solamente afecta al Gerente sino sus demás relacionados como sus dirigidos, proveedores, asesores y colaboradores, al trabajar sobre el desacertado principio de utilizar indiscriminadamente a las personas y cuidar las cosas, en vez de utilizar las cosas y cuidar a las personas.
Ese tipo de gerentes desconocen que, sin importar el volumen o tipo de la inversión, la mejor forma de reproducirla es mediante el trabajo eficiente y bien intencionado de sus dirigidos, por lo cual su éxito será directamente proporcional al estado de satisfacción que experimenten; especialmente en estos días, cuando un buen empleado tiene un amplio mercado, en una nueva gerencia que sí conoce la importancia de formar recursos humanos, cuales siendo debidamente tratados y reconocidos, sientan los proyectos como suyos y por tanto den lo mejor de sí.
El gerente estresado y estresante proyecta sus metas, desde su inicio hasta su final, que normalmente conlleva los mejores años de su vida, sobre la base de lograrlas al más bajo costo y menor tiempo posible, sin importar a quien se lleva por delante, incluidos su propio bienestar, el de sus dirigidos y el de su familia, porque su objetivo es lineal: llegar al final sin medir qué ni cuanto tenga que hacer, porque la recompensa está… al final. Consecuentemente, al llegar a su término, como quiera que en el camino existen elementos imprevistos y difíciles de controlar como la competencia, nueva tecnología y obsolescencia, se convierte en una constante fuente de estrés que ni vive, ni deja vivir a su entorno.
En esa vía esta modalidad gerencial descuida a sus colaboradores, olvidando que para ellos su trabajo representa el treinta por ciento de cada uno de sus días. No reconoce sus éxitos, ni los engrandece, dedicándole el mínimo tiempo y atención necesarios; desestimando que ellos dedican ocho horas de su preciosa vida por un salario nunca suficiente, para que quienes ni siquiera conocen se enriquezcan del producto de su esfuerzo. Sin duda, nunca especulan sobre lo agradable que sería convivir con esas personas, donde él sería el gran ganador porque se enriquecería precisamente de su diversidad.
La situación con su familia no es menos inconveniente, porque: ¿Cómo desperdiciar el tiempo que es oro en algo tan elemental como una familia, donde no hay aplausos, condecoraciones o bonos de fin de año? ¿Qué sentido tendría para un Gerente, que por sobre todo ambiciona el éxito, el poder, el reconocimiento y el dinero, preocuparse por cosas tan pequeñas como la gripe de un hijo, sus malas notas o una cita en la Asociación de Padres y Representante de su Colegio?
¿Cómo justificarse a sí mismo utilizar horas satisfaciendo a esa humilde y dedicada colaboradora, que veinticuatro horas al día hace lo que a él le correspondería realizar en el cincuenta por ciento, y que nunca hace, llevándola a pasear, a la playa o a un camping con sus hijos?
¿Quién atendería el negocio? Y… ¿Si en su ausencia algo falla y no lo pueden localizar? Se demoraría el proyecto y eso… él no podría perdonárselo.
Los resultados son obvios: estrés, estrés y más estrés. Pero también hay otros adicionales. En el trabajo, menos productividad que si su actitud fuese pro activa a favor del bienestar integral de su equipo. En su casa, desamor, desinterés, indiferencia afectiva. En su persona, más dinero pero menos tiempo para disfrutarlo; más condecoraciones pero menos pelo en la cabeza; el corazón y el colon no avisan y los infartos y el cáncer se nutren precisamente del estrés; la próstata crece en la misma medida en que avanzan los años y disminuye la actividad sexual, por cierto muy menguada en ese tipo de personas «exitosas».
Pero no se asuste, en la próxima entrega hablaré de otro tipo de gerencia más exitosa que la estresante y donde un Gerente podrá disfrutar de sus éxitos, pero al mismo tiempo de su propia vida.
Próxima Entrega: LA GERENCIA EDIFICANTE
La gerencia educativa debe ser entendida por los directores (gerentes de una institución educativa) como un puesto más de la institución donde labora, con una gran dosis de entrega hacia la institución educativa y sobre todo tener un alto sentido de vocación de servicio. Pensar que porque se es un gerente de una institución educativa no se pueda hacer mercadotecnia en la misma, entendiendose como la promoción de la institución para captar a los futuros usuarios.