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Archive for octubre 2011

                   SIENTO MI PRESENTE COMO UNA BENDICION


Quienes aseguran que todo tiempo pasado fue mejor, quizás se aferran a imágenes mentales de su ayer, que constituyen en  refugio para escapar a una realidad, que por cualquier circunstancia les produce temor a enfrentar con entusiasmo su vida diaria.

Pienso que todo tiempo es bueno para disfrutar las muchas bendiciones que existen sobre esta tierra para nuestro beneficio. Si bien es cierto que algunos de nuestros recuerdos son hermosos y gratos, no menos cierto es que  será muy difícil evaluarlos en su justa medida, fuera de su contexto de tiempo y espacio.

En principio, en nuestra existencia, la forma de ver la vida y las cosas evolucionan y se comportan conforme se suceden los acontecimientos. Así, algunos valores y códigos de comportamiento sufren modificaciones, producto de nuestro desarrollo físico e intelectual; como consecuencia, situaciones que ayer nos parecieron interesantes, hoy pudiéramos considerarlas irrelevantes.

Respecto de los gustos, por ejemplo, es común que aquello que nos pareció espectacular y bello en nuestra niñez o adolescencia, cuando somos adultos cambie radicalmente; y es que, en esa época ya superada, por nuestra natural curiosidad todo era nuevo y emocionante, pero con el devenir de los años, el enfrentar diariamente una vida que es absolutamente práctica, pone las cosas en su debido lugar.

Decir que todo tiempo pasado fue mejor, sería como aceptar que con el correr del tiempo,  se pierde nuestra capacidad de disfrutar de las cosas bellas y buenas del presente, especialmente el amor de y a nuestros semejantes, y eso sería tan terrible como aceptar que estamos muriendo… lentamente.

No digo que unos días no sean diferentes a los otros, porque eso es más bien, deseable. Pero aferrarse a la nostalgia común en mucha gente, derivada de situaciones que ya nunca volverán, es un sentimiento que al distorsionar la realidad, sacrifica las cosas buenas de la vida diaria, por un recuerdo que nuestra mente, erróneamente evoluciona incorporándole elementos sublimales que nunca llegaron a existir.

Sin considerarme obsesivo, soy un fanático del presente, por el cual… doy gracias; lo vivo intensamente, lo siento en cada una de mis células y si de algo me sirve el tiempo pasado, es para fortalecerlo con los buenos recuerdos, cuales por cierto son los únicos que en mi permanecen.

Por eso… ¿Mi mejor tiempo? Este eterno presente, cuando aún puedo pronunciar esa maravillosa expresión que dice más que mil palabras: te amo.

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Releyendo al siempre admirado Dr. Ron Jenson, me encontré con un criterio que él atribuye al Sr. Roy Roberts, ex Vicepresidente de General Motors  de 55 años de edad, que trata sobre el equilibrio de nuestra vida, que creo debo compartir con mis lectores. El decía:

  “La vida es como hacer malabarismos con bolas de cristal y de goma; el éxito depende de saber cual es cual. Mis bolas de cristal son mi religión, mi fe, mi trabajo en este país. Cualquier otra cosa es una bola de goma, que usted puede dejar caer, esperar una semana, un mes o dejarla rebotar. La vida es acerca de elecciones. La vida es acerca de Equilibrio.”

 Coincido plenamente en que toda nuestra vida es equilibrio; físico o espiritual, pero todo es… equilibrio. Nuestra espiritualidad, salud, amor, intelectualidad y finanzas, están directamente conectadas a nuestro equilibrio emocional. Así, si nuestro espíritu se perturba o intranquiliza porque no estamos contentos con lo que hacemos o no somos felices, como lo predica la Nueva Psicología, tal circunstancia  incidirá inmediata y directamente en nuestra salud, relación afectiva y laboral, producción intelectual o académica y en nuestra situación económica.

 Algunas circunstancias de nuestra vida equivalen a bolas de goma, que podemos manejar a placer sin grandes consecuencias. Pero otras que son trascendentes, lo son de cristal y cuidadosas de manejar porque si se rompen, difícilmente pueden repararse con el rendimiento anterior al evento desgraciado.

 Como asesor corporativo, continuamente asisto a reuniones donde, independiente de la jerarquía,  a menudo encuentro personas que no identifican el secreto de vivir el camino, que es como decir: poner amor a lo que hacen y disfrutarlo; edificar a sus compañeros; identificar los tropiezos y errores como enseñanzas;  sentir la importancia de ser útiles, como  máxima ambición humana; y como consecuencia, ser… felices.

Se trata de identificar cuáles son las bolas de goma y cuáles de cristal. El amor, la responsabilidad, el compromiso personal con nuestro trabajo, familia y sociedad; la necesidad de formarnos físico-espiritualmente, de tal manera que todos los días avancemos en la comprensión y aceptación a los demás, son bolas de cristal porque, fundamentalmente, tienen una raíz espiritual. El resto de nuestra actuación, podemos tomarlo como pelotas de goma que, sin importar donde reboten, no afectarán nuestra entidad trascendente: LA ETICA PERSONAL, que nos señala que tenemos origen divino y por tanto estamos obligados a ser generosos, sensibles y solidarios con nuestros hermanos humanos.

 

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PEDIR… DANDO

                                   …Y RECIBIRÁS EN LA MISMA MEDIDA EN QUE DES

Como casi todos mis días el de ayer fue bello, cuando nuevamente viví las mil emociones que me regala la vida desde el alba hasta el anochecer.

Especialmente, al asistir con mi amada esposa al supermercado y disfrutar de esa manera  que tenemos los esposos de decir… te amo, representado en compartir con ellas ese sencillo pero significativo momento de proveer las cosas necesarias para el hogar, tuve una grata experiencia que paso a narrarles.

En la entrada, un grupo de adolescentes cortésmente me entregaron unos papelit
os donde solicitaban algún alimento para un hospicio.

Su cara radiante reflejaba esa parte bella, sensible y generosa con que  todos venimos al mundo, pero que una sociedad perturbada trastoca con mecanismos de defensa poniendo al hombre contra el hombre, me hizo recordar mis niñas cuando regresaban de sus escuelas, felices por haber sido premiadas o reconocidas en sus estudios.

En ese momento experimenté con más fuerza lo que siempre ha sido máxima en mi existencia: vale la pena creer en los seres humanos y…vivir la vida.

Aquellos chicos pedían para dar lo que ellos no podían por su escasez personal; no les importaba pedir, sino que  eran felices de hacer por otros lo que a ellos les era imposible: regalar algo para ayudar a sobrevivir.

Soy fan de la juventud, quizás porque aún me siento joven y doy gracias a mi padre celestial por permitirme ver esas caras jóvenes maravillosas; porque  gracias a su diligencia generosa, comparto lo poco  que tengo con quienes no conozco,  pero sé que son mis hermanos.

Conozco esa satisfacción, sé dónde y cómo se siente; sobre todo, sé sus resultados que son bíblicos: “… jamás he visto hijo de justo mendigando pan…” y yo, que tengo cinco hijos y once nietos, tengo la certeza  que nunca mendigarán pan.

Por eso mi comentario de hoy es que debemos dar, siempre dar, y si es posible, con la valentía de esos chicos que seguramente nunca pedirán para ellos:  piden para dar.

Ojalá Dios nos inspire para dar siempre, no sólo cosas materiales sino amor, consideración, aceptación, respeto, generosidad y… solidaridad humana, que tanta falta nos hace en estos tiempos.

Elevo una oración por quienes recibirán y disfrutarán de esos alimentos, que sin el trabajo de esos jóvenes nunca tendrían; pido a Dios ricas bendiciones para quienes ayer dieron esos alimentos, pero aún más para quienes pidieron… para dar.

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A raíz del fallecimiento de Steve Jobs recibí algunos correos de quienes no procesan su muerte, mientras que, aparentemente, tántos buenos para nada, sin aportar algo positivo al mundo, siguen vivos.

Se más de la vida que de la muerte; pero aunque parezca incongruente, la muerte es parte denuestra vida física. Sin embargo, el resultado de esta precisión dependerá de la óptica personal para utilizarlo positiva o negativamente.

En el caso de Steve Jobs, éste utilizó la parte positiva cuando en un discurso que dio en la Graduación de la Universidad de Stanford en el año 2005, al referirse a su propia muerte dejó un mensaje que todos, independiente de la edad, deberíamos leer, meditar y recordar, cuando expresó:

“Pensar que estaré muerto pronto es la herramienta más importante que he tenido, pues me ha ayudado a tomar las grandes decisiones de mi vida. Casi todo –las expectativas externas, todo el orgullo, todo el miedo a hacer el ridículo o a fracasar- desaparece de cara a la muerte y queda lo que es realmente importante. Recordar que vas a morir es la mejor manera que hay para evitar caer en la trampa de pensar que tienes algo que perder. Ya estás desnudo. No hay razón para no seguir tu corazón. Tu tiempo es limitado. No lo desperdicies viviendo la vida de otra persona. No te dejes atrapar por el dogma de vivir con lo que resulta de los pensamientos y las ideas de otros. No permitas que el ruido de las opiniones de los otros silencie tu voz interior. Tu trabajo va a llenar gran parte de tu vida y la única forma de estar realmente satisfecho es hacer lo que consideras es un gran trabajo. La única forma de hacer un gran trabajo es amar lo que haces. Si no lo has encontrado aún, sigue buscando. No te conformes. Como todo lo que tiene que ver con el corazón, te darás cuenta cuando lo encuentres. Así como sucede con cualquier relación trascendente, se pone mejor y mejor con el paso de los años.”

No pareciera difícil entender el mensaje de ese polifacético genio, quien en el fondo trató de decirnos que, si la muerte es lo más negativo para la mayoría de las personas, pero podemos convertirlo en algo muy positivo, entonces… ¿QUE PUEDE SER TAN TERRIBLE EN LA VIDA QUE NOS CONVIERTA EN NEGATIVOS?

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UN SUEÑO HECHO REALIDAD

Steven Paul Jobs, un chico como cualquier otro de San Francisco nacido en 1955, en principio para ser uno más del grupo de niños que, ni siquiera tuvo la suerte de ser criado por sus propios padres, pero él tenía una profunda diferencia con la mayoría: SOÑABA Y  CREIA EN SUS SUEÑOS.

No hablaré de su vida durante 56 años o su obra porque es demasiado conocida y en este momento todos los medios de comunicación social y divulgación global cuentan, con lujo de detalles, todos los pormenores de su excepcional historia desde su nacimiento hasta su muerte.

Trataré sobre lo importante  en que se constituye su vida para las nuevas generaciones, como prueba física y viviente de que, si somos diligentes, luchadores, positivos y consecuentes, los sueños pueden convertirse en realidad.

Este hombre, con alma de guerrero y espíritu de abeja, consciente de que los límites a sus ambiciones sólo él y nadie más podía imponerlos, se inició en las peores condiciones  en lo que él creía más importante para sí y para el mundo; hizo parte de su vida y logró con gran esfuerzo materializar uno tras otro todos sus sueños.

Sabemos que acumuló cientos de millones de dólares, pero eso no fue lo más importante. Lo relevante, lo trascendente fue el mensaje que dejó a la humanidad, demostrando que siempre es posible lograr las metas, si junto a los deseos ponemos los elementos de esfuerzo, intelectualidad, paciencia, optimismo y confianza, en que seremos capaces de lograrlo.

Steve demostró que en ese camino de la forma de  vida que escogemos, no tiene importancia tropezar y caer, si somos capaces de levantarnos, seguir adelante e insistir en nuestro cometido;  porque al superar la esquina, no importa cuando, él éxito espera.

Quienes le conocieron íntimamente, comentan que era hombre exigente pero alegre y edificador de su equipo humano, lo cual nos dice que vivió intensamente el camino de su vida, disfrutándolo a cada paso sin esperar a la meta, como condición  sine qua non para regocijarse.

Mi reconocimiento al hombre que supo ser, pero también a su extraordinario y vívido mensaje. El supo interpretar las palabras de Rudyard Kipling cuando aconsejaba: “Si puedes llenar los preciosos minutos, con sesenta segundos de combate bravío, tuya es la tierra y todos sus codiciados frutos y lo que más importa… serás hombre, hijo mío.”

Gloria a su recuerdo  y paz a sus restos.

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Para quienes como yo no contaminan su presente arrepintiéndose con lo que recuerdan que alguna vez hicieron o dejaron de hacer, nuestro mejor día es… HOY.

Al despertar miré una mañana bellísima mientras escuché diversos ruidos  en la calle y el griterío de los chicos de un Colegio vecino, que me ratificaron el valor de esta vida bella e irreemplazable porque ahora mismo, muchas personas no pueden experimentar ninguna de estas sensaciones, porque están… MUERTOS.

Unicamente poder de abrir los ojos en las mañanas es una nueva vida; porque muchas personas de menor o mayor edad que nosotros, anoche se acostaron para dormir y se quedaron descansando sobre sus camas,  y ya no despertarán… jamás.

Los chicos y los mil ruidos de la calle, me hacen dar gracias a Dios porque puedo OIR o ESCUCHAR, cuando sé que en estas últimas ocho horas de sueño, más de 1000 personas en el mundo nacieron SORDAS, y es posible que jamás escuchen ese reconfortante vocablo: TE AMO.

Cuando abrí mi ventana observé en la calle una bella señora con su niñita uniformada para el Kínder, y al levantar la vista, las hermosas montañas que circundan la Ciudad y di gracias, porque sé que miles de personas jamás podrán regocijarse mirando estas cosas, porque nacieron CIEGOS.

Volví a mi habitación y contemplé mi siempre bella y fiel compañera de viaje largo, quien me regaló mis bellos hijos e hijas y que, con su amor y dedicación personal, me hace sentir todos los días que vale la pena VIVIR, y nuevamente agradecí a mi Padre Celestial, porque diariamente recibo consultas de muchas  personas que acceden a mi página web, buscando consuelo porque están MUY SOLAS.

Estas reflexiones me hacen aconsejar a mis lectores que, mediten sobre el hecho de que  el día más hermoso siempre es HOY; por lo cual sería un desperdicio dejar de de disfrutar su múltiples beneficios de todo género, recordando lo que no hicimos o dejamos de hacer en un pasado sobre el cual nada podemos hacer, o lo que es igualmente inútil: preocuparse por un futuro que es incierto y sobre el cual, tampoco podemos hacer otra cosa que no fuere HACER LAS COSAS BIEN  HOY, en lo cual está incluido vivir intensamente y con fruición nuestro maravilloso presente.

Así que, corresponde contar nuestras bendiciones y VIVIR… VIVIR INTENSAMENTE HOY, porque esa es nuestra parte en esta vida.

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