Hace pocos años presencié un programa de televisión internacional, donde presentaban unos gemelos que habían nacido con un mal congénito que no les permitía respirar normalmente. Uno de ellos, a la edad de cuatro años ya había estado hospitalizado veintiocho veces y le habían realizado once operaciones quirúrgicas en su garganta. El otro, un numero escasamente menor de cirugías y hospitalizaciones. Pero algo más grave aún, al descubrir que se trataba de un problema cromosómico transmitido por la madre, el diagnóstico médico definitivo fue que el mal era irreversible y por lo tanto estos niños jamás podrían tener una vida normal. Permanecerían de forma obligatoria recluidos en hospitales para recibir muchas otras intervenciones quirúrgicas, hasta que la vida se les extinguiera.
Más allá de la inmensa tristeza que como padre y abuelo me produjo esa dolorosa escena, recibí de los padres de esos niños una de las mayores enseñanzas de mi vida. Se trataba de dos personas menores de treinta años, quienes retozaban en la alfombra con sus dos hijitos que se encontraban conectados a unos aparatos respiratorios, y ciertamente sus rostros reflejaban felicidad. Estas personas de espíritu tan elevado no pensaban que Dios había sido injusto con sus hijos y con ellos por tan deprimente situación, sino que rebosaban de felicidad porque Dios en su infinita misericordia había preservado la vida de sus dos niños y les mantenía a ellos sanos para poder ayudarles.
Entonces yo, que tengo vivos mis cinco hijos y mis nueve nietos y a cada momento recibo el amor de ellos y el de mi amada esposa, tengo que tener mi estado de ánimo por las nubes. Estoy obligado a dar gracias a Dios por habernos preservado de tantos males; por darnos y mantenernos esta vida, sin la cual no podría experimentar mis sentimientos sin importar si son agradables o desagradables, por que lo trascendente es que me hacen sentir que aún estoy…vivo y feliz; igual que usted quien en este momento no tendrá más alternativa que sentirse como yo: con su estado de ánimo muy elevado por ser un hijo privilegiado de Dios y por tanto agradecido y feliz. Por eso, como Emerson repito desde el fondo de mi alma: “Todo lo que he visto me enseñó que debo confiar en el Creador a quien no he visto.”
Si usted medita sobre lo expuesto y se ubica como un habitante más de este mundo, donde caben holgadamente la vida y sus dones, pero también la muerte y la escasez; la salud y la bonanza, pero también la enfermedad y la pobreza; el dolor, la tristeza y el odio, pero también la alegría, la solidaridad y el perdón; la maldad y la envidia, pero también el amor, la bondad y la generosidad; la frustración y el fracaso, pero también el éxito y como fuente inagotable de vida: la esperanza. A esta altura de las cosas, seguramente usted no tendrá duda de su condición de hijo especial de Dios y rebozará de alegría. Así que por favor, no pierda ni un segundo, no desperdicie esta oportunidad y corra… corra donde su hijo y su esposa, abrácelos y béselos con toda la ternura de que es capaz, póngalos contra su corazón, inúndelos de amor, porque esa es la mejor parte de ese tesoro recibido de Dios: su vida y la continuación de ésta representada en sus hijos.
Por cierto… ¿Alguien habló de tristeza o de mal estado de ánimo? Aquí no puede ser. Será en otra parte, otras personas, pero no nosotros. Nosotros recibimos de Dios la luz de la razón que nos permite conocer estas verdades para que podamos analizar cada uno de los aspectos de nuestra vida terrena, lo que diariamente nos posibilita para reconocer su amor, puesto de manifiesto en sus múltiples bendiciones, con la única intención de que seamos felices. No podemos defraudar a nuestro amado Padre Celestial. No nos lo perdonaríamos… y esta vida es tan corta que no podemos perder ni un segundo de ella. Por eso debemos vivirla intensamente, disfrutándola con fruición, con abundancia de amor, con avaricia de felicidad porque para ser felices fuimos creados por Dios. Lo contrario sería un desperdicio imperdonable, porque los momentos de la vida que no disfrutemos ahora mismo, fatalmente pasarán y serán… irrecuperables.
Finalizo esta entrega recordando a un maestro de las letras, que lo hizo inolvidable para quienes amamos la poesía, quien no se contentó con el romanticismo, sino que nos dejó un mensaje bueno para la vida diaria: Don Pablo Neruda, cuando escribió: “Levántate y mira el sol por las mañanas y respira la luz del amanecer. Tu eres parte de la fuerza de tu vida; ahora despiértate, lucha, camina, decídete y triunfarás en la vida; nunca pienses en la suerte, porque la suerte es el pretexto de los fracasados.»
Próxima Entrega: VIVIR O… SOBREVIVIR.
Son aquellos pequeños detalles, que influyen en nuestras almas, podiendo verlos a veces no lo hacemos.
Gracias nuevamente.
sera posible que el rechazo de padre desde el momento de la concpecion marca la vida de la persona, muchas veces me lo pregunto. soy una joven de 23 años he luchado para llegar hasta donde e llegado, pero sufro alteraciones de la personalidad. o soy muy contenta, o soy muy enojada. necesito ayuda no se realmente que hacer
es genial de verdad me ayuda mucho y me da nueva vision de la vida es reimportante conocer est texto. gracias x brindarme la oportunidad d tener esperanza y tratar d ser feliz en mi vida
todos los dias debemos darle gracias a DIOS por todas las bendiciones que nos da a pesar que somos un poco desagradecidos con EL
toda espernaza y comentarios son necesarios y muy bueno…
es extraordinario leer sta pagina en donde me brinda lo mejor de la vida..
Dios te hizo para ser amado y, a su vez amar a los demas, no pierdas esa oportunidad que la vida te brinda, no decaigas en descontento y apatia, siempre LE tendras ahi a tu lado, para ayudar a levantarte, no pierdas la fe ni la esperanza.