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Archive for the ‘OPTICA POSITIVA’ Category


Mucha oportunidad de disfrutar y disfrutarnos, se desperdicia en preocupaciones por cuanto debe o puede ser nuestro peso ideal; paradójicamente, corresponde más a nuestra preocupación por como nos ven, que por como nos apreciamos nosotros mismos.

La sociedad, más por intereses mercantiles que estéticos, ha diseñado modelos y etiquetas, con los cuales manejarnos a su antojo, sin ninguna preocupación por nuestra sagrada individualidad y… diversidad.

De niños, con la intención de que crezcamos “Sanos y fuertes”, se nos induce a consumir productos energéticos con alto contenido de carbohidratos, y consecuentemente, a favor del aumento de peso. A determinada edad, se invierte la presión y entonces se nos aplica todo tipo de expresiones peyorativas a nuestra humanidad, para que dejemos de comer.

Así, por causa de nuestra apariencia física, más pensando en los modelos creados para controlarnos que en nuestra propia satisfacción, terminamos descontentos con nosotros mismos.

A todas estas nadie se ha preguntado, con relación al peso, cuál es aquel que, como individuos, sentimos que es bueno para nuestra vida.

Más allá del factor salud, en el caso de personas con patologías como la obesidad o anorexia… ¿Puede alguien determinar que sea el peso lo que decida la felicidad? No, de ninguna manera.

Que un peso apropiado pudiera ser conveniente para una mejor salud, eso parece bastante lógico. Pero que una persona para ser feliz dependa de su peso, realmente me parece un contrasentido.

El peso ideal es aquel que uno escoge y se procura; porque el primer admirador del cuerpo debe ser uno mismo y no hay nada más reconfortante que sentirse bien.

Conozco mujeres llenitas que a todos atraen, cuales nadie podría negar su hermosura y sensualidad. Igualmente conozco otras flacas o delgadas, que inspiran más ganas de regalarles un caramelo que de saborearlas como tal.

Lo importante no es como me ven o me perciben los demás, sino como me siento yo mismo, porque tengo que vivir con mi cuerpo veinticuatro horas y sería horrible hacerlo insatisfecho.

La belleza es una apreciación absolutamente subjetiva; por tanto, para quienes me aman soy la imagen física que ellos ven, o quizás como me quieren ver, diferente a la que pudieran percibir los demás. Para ellos no es trascendental mi peso corporal, porque aprecian mis valores humanos individuales y mi capacidad de expresar y concretar mi amor, y eso es lo único que debe importarme.

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untitled1.jpg «LA FELICIDAD CORRESPONDE A NUESTRA ÓPTICA DE LA VIDA»

Observé  como un joven discapacitado sobre una silla de ruedas,  sonreía complacido cuando un niño insistía en manipular un aparato de control de entrada a un supermercado. Al mismo tiempo, una mujer de hermosas piernas, con cara de pocos amigos, miraba con impaciencia al niño haciendo un mohín de desagrado.

Es una paradoja de la vida. El discapacitado, quien no disponía de ninguna movilidad en sus dos piernas y debe permanecer amarrado a una silla de ruedas, se siente feliz ante la presencia de un  niño y sonríe plácidamente.

La dama que dispone de dos hermosas piernas, que le aportan comodidad y libertad de acción,  anda estresada, apurada, impaciente, con cara de disgusto y perdiéndose disfrutar del mundo maravilloso de las cosas sencillas.

¿Dónde reside la diferencia y qué la origina? ¿Qué influía el ánimo de cada uno de ellos?

Pienso que la diferencia consiste en la óptica individual sobre la vida y las cosas.

En esta anécdota, ambos observaron el mismo espectáculo,  sólo que el joven, olvidando el mal que representa no disponer de sus dos piernas, aplicó la óptica positiva de un evento que representa la belleza, el entusiasmo, la inocencia y la ternura de un gracioso niño, aumentando su felicidad.

La dama referida, olvidando sus muchas bendiciones, como la de disponer de dos piernas sanas y bellas, aplicó la óptica negativa al sentirse mal con  la presencia siempre grata de un bello niño, aumentando su visible estrés, perjudicando su salud y restándole felicidad.

Es que es nuestra óptica sobre los eventos y situaciones que conforman nuestra existencia, lo que le da sentido al arte de vivir… felices.

Todas las situaciones tienen una parte positiva y una negativa; de nuestra óptica depende encontrar la positiva, porque cuando se trata de eventos negativos  este efecto lo sentimos al sucederse.

Vivimos encajados en la bipolaridad positivo-negativo de la vida, expresada en  los valores y sentimientos. No podemos escapar de esta regla natural. Sin embargo, nuestro libre albedrío nos permite, de forma autónoma e independiente, tomar una de esas dos opciones.

Quienes entienden esa regla vivencial, toman la parte positiva; por eso cuentan sus bendiciones  y no sus males o carencias. Su óptica positiva sobre los eventos y circunstancias de la vida abona a su felicidad.

Quienes ignoran la regla,  viven marcados por la  inseguridad, falta de fe,  desconfianza, temor y recelo, que les producen estrés permanente. Estos sentimientos conforman una óptica negativa de la vida, haciéndoles muy difícil el logro de la felicidad.

Lo más positivo de la vida es… vivir, no sobrevivir. Todo lo demás es accesorio y depende de nosotros. Nuestra óptica debe ser positiva, porque Dios representa esa seguridad de que la vida es buena, bella, segura, edificante… emocionante.

Fuimos diseñados para ser felices. No hay otro fin más elevado ni deseado sobre esta madre tierra. No procurarlo con una óptica positiva de la vida, sería un desperdicio imperdonable.

Próxima Entrega: MUJER DEL SIGLO XXI

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