A mis Setenta y Siete años e independientemente de que –luego de haber estado a punto de morir de la forma más horrible por culpa de los “galenos”– quienes insistieron en usar medicina alopática, tradicional, desagradable, demorada, costosa, difícil de localizar, y con efectos secundarios, quizás peores que la enfermedad supuestamente de cáncer que me aquejaba; venturosamente, gracias a la recia personalidad, el incomparable amor y sentido de protección de mi esposa hacia mi persona, luego de graves advertencias de los médicos tratantes y Directores de las cuatro Clínicas Privadas que sucesivamente me “trataron”, frente a la grave advertencia de que lo hacía “Bajo su responsabilidad personal” y luego de hacerla firmar unos cuantos papeles, logró salvarme la vida al llevarme a mi casa, localizar fuera de nuestra localidad, un médico sensible, responsable y ético, quien en menos de una semana, prescindiendo de tales medicamentos y aplicándome…
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