Porque si luego de lo antecedido en las dos entregas anteriores no hacemos nada, ya tenemos algunos resultados horribles que pueden hacerse peores: asesinatos nunca antes vistos, delincuencia organizada y bien comunicada, homicidios diarios por obtener un smartphone; falsificación y fraude de identidad, tarjetas de crédito y cuentas bancarias; divorcios con promedio de dos años de vida matrimonial, parejas y familias disfuncionales; intercambio y divulgación de pornografía infantil, pedofilia, cambio del sexo natural por la masturbación virtual.
Debo advertir que no soy enemigo de la globalización de los medios de comunicación social ni de la promoción de nuevos elementos digitales que nos hagan mejor la vida. De hecho, a mis 73 años de edad, utilizo dos Smartphones, mantengo mi página de Facebook, Twitter y otras; soy Bloguero de larga data en mi pagina www.unavidafeliz.com, donde acceden más de dos millones de personas de 120 países y donde realizo una labor social gratuita de asesoramiento familiar e inclusive obsequio mi libro UNA VIDA FELIZ. Por tanto, nadie podría pensar que estoy contra el desarrollo o no creo en los nuevos medios de comunicación social, sino por el contrario los considero positivos, pero con algunos controles y educación sobre el tema a todos los niveles, que en vez de coartar el libre derecho a la comunicación y el estar libre y verazmente informados, se desarrollen programas y talleres que adviertan, especialmente a los jóvenes, el peligro de la adicción y mala utilización de los medios; de las muchas mentiras y trucos que en ellos se diseñan con el único objetivo de vendernos productos.
Aclaro que no estoy exagerando, ya que, en escuelas, especialmente en USA donde paso parte de los meses de cada año, porque nueve de mis nietos estudian en sus escuelas, donde mis hijas controlan estrictamente las horas en los computadores y contenidos, ya hay familias muy preocupadas por niños adictos, que han llegado a estar hasta nueve horas frente al computador, siendo que como consecuencia, han cambiado radicalmente su carácter, solidaridad y necesidad de convivir en familia, haciéndose todos los días más solitarios, menos dedicados a sus estudios y desdeñando las distracciones normales de los niños, por su dependencia de estos equipos. ¿No son estas advertencias que, como miembros de una comunidad, padres, abuelos, maestros y dirigentes comunales debemos considerar? Yo creo que sí y por eso sin aspavientos ni trágicos augurios, lo comparto con ustedes.
Deja una respuesta