Un nuevo año no es un evento de poca importancia, sino todo lo contrario, de carácter invalorable. Un nuevo año significa que, personalmente, durante doce meses superamos todo tipo de situaciones y circunstancias, mientras millones de nuestros semejantes se quedaron en el camino tratando de lograrlo.
Significa que somos privilegiados y benditos por Dios; significa que supimos entender las situaciones difíciles como oportunidades para mejorar; los tropiezos para aprender; el dolor y la tristeza para evaluar lo extraordinario del bienestar y la ventura de tener compañía; la ira y la envidia de nuestros semejantes como el mejor ejemplo de morir lentamente.
Haber vivido doce meses, tiempo durante el cual amamos, fuimos generosos, solidarios, caritativos y comprensivos con nuestros semejantes; tiempo durante el cual trabajamos, estudiamos y contribuimos de cualquier manera con nuestra comunidad y sociedad; período durante el cual extendimos la mano al desvalido y prestamos nuestro hombro el desesperado o desventurado, realmente es algo que vale la pena celebrar.
No tiene ninguna importancia si poseemos más o menos bienes de los que teníamos cuando se inició el año que termina; no es trascendente que nos vean mejor o peor, porque lo importante es que nosotros mismos, dentro de lo más profundo de nuestra alma, estemos seguros de cómo nos sentimos y cuánto valemos.
Lo que importa es que vivimos intensamente cada hora de cada uno de nuestros días de ese año que dice adiós; porque sentimos que amamos, nos amaron, fuimos útiles, enfrentamos los retos con diligencia y los superamos; que independiente de nuestra edad seguimos soñando y logrando hacer realidad nuestros sueños; que tenemos nuestra conciencia tranquila con nuestros hechos y por tanto tranquilidad espiritual, porque eso es…vivir.
Porque Dios nos dio esta vida no para vegetar, como los árboles, sino para ser activos, y a ser posible proactivos, en todo aquello que de alguna manera pueda ser beneficioso a alguien, y aun mejor, a muchos. Por eso se nos dotó de inteligencia, resistencia, capacidad de adaptación y una especial tendencia a la curiosidad y creatividad.
Cada uno de los 365 días pasados tuvo 24 horas para disfrutar en cada una de ellas de todas las bendiciones que Él puso sobre la tierra para nosotros; si lo hicimos, alabado sea Dios, pero si no fuimos capaces de hacerlo, el nuevo año nos regala una nueva oportunidad para hacerlo mejor, y eso es extraordinario. Así que… FELIZ AÑO.
Siempre hay maneras de salir adelante…Mirar atras solo para aprender de lo vivido y avanzar hacia el futuro con gran ilusion, todo se puede superar todos podemos ser felices….solo tienes que mirar dentro de ti.