
Sobre el tema se ha escrito mucho, variado y constante; sin embargo, por su importancia para la felicidad personal, todo lo que se abunde es bueno.
La efectividad de nuestra personalidad, depende en mucho de cómo nos consideremos nosotros mismos; a nuestro favor tenemos que física y espiritualmente, somos la obra más acabada sobre esta madre tierra.
Físicamente, somos especialmente singulares. Nuestro cuerpo es individual, único, hecho a imagen y semejanza de Dios y eso significa que nadie puede ser más o menos bello sino diferente, pero siempre bello; precisamente porque Dios es bello.
Nacimos cuándo, cómo y dónde tenía que suceder; nuestra edad, siempre, es la apropiada; nuestros padres los mejores y este hermoso y apasionante mundo, nuestra herencia.
Tenemos el poder de dar a cada circunstancia la trascendencia que nos convenga, y eso nos asegura la posibilidad de determinar el nivel de la satisfacción deseada.
No necesitamos mostrarnos diferentes a como somos, ni desear la vida de otro, y la autenticidad es elemento importante de nuestra personalidad. En función del amor, sabemos superar nuestra originalidad, elevarnos por encima de nuestra propia naturaleza y eso nos hace espirituales.
Disponemos del intelecto suficiente para diferenciar lo bueno de lo malo; lo seguro de lo peligroso; escogimos la generosidad y ser útil nos regala elevarnos sobre nuestra original naturaleza.
Mis tiempos siempre han sido buenos: cuando niño satisfice mi curiosidad y me reí de todo lo importante; cuando joven aprendí a amar la vida, las personas y a disfrutar con fruición todo, sin darle mayor trascendencia. En mi madurez aprendí que el respeto, la consideración, el reconocimiento y la admiración, fundamentan el amor verdadero y… permanente.
Hice de la generosidad y la felicidad mi ruta: por eso comparto mi pan con el necesitado, abro mi corazón al desvalido y presto mi hombre al desventurado, para recostar su cabeza.
Conozco lo que valgo, sé que como ser humano, soy único e irrepetible; consecuencialmente, a cualquier edad represento un valioso obsequio para cualquier otro ser humano. Así que, quien no lo descubra, aprecie o desperdicie, simplemente se lo pierde.
Eso es la autoestima; sentirnos, dentro de nuestra natural sencillez, especialmente seguros de estar dotados por Dios, de todos los atributos necesarios para motivar éxito, bienestar, solidaridad y amor; condiciones fundamentales para combatir el egoísmo y lograr nuestra mayor ambición como seres racionales: LA FELICIDAD.
Hola; Dr. Castillo y Señora, de verdad fue un gusto conocerlos el dia de ayer, tal y como lo expreso usted ya somos amigos. Primer artìculo que leo de usted y quiero darle el tiempo necesario para explorarlo, comence por este porque ciertamente de alli es de donde emerge todo, como nos vemos nosotros mismo. Gracias por tan agradeble conversatorio.
exacto,soy irrepetible y creada a la imagen y semejanza de Dios. Gracias