Feeds:
Entradas
Comentarios

Archive for 2 de marzo de 2008

march-2003-010-copy.jpg


En sus reflexiones, Salomón trató de recordarnos que como existe un tiempo para cada cosa, no debemos precipitarnos porque todo viene y va, mientras nosotros seguimos en el mismo sitio, hasta que un día, como llega el tiempo de venir sobreviene el de irse, nuestra alma regresa a su hogar y volvemos a ser… polvo.

Dentro de la bipolaridad que rige nuestra vida: nacer-morir, amor-odio, tristeza-alegría, bondad-maldad, verdad-mentira, felicidad-desdicha, por citar algunas, esa sentencia nos indica que, como todo tiene su tiempo, si actuamos a destiempo el resultado será negativo. Venturosamente, somos nosotros mimos quienes decidimos la oportunidad.

Un tiempo para todo fue, es y seguirá siéndolo siempre. Es una realidad existencial aplicable a todo acto de nuestra vida. La convicción de que podemos utilizarlo a nuestra conveniencia, debería evitarnos preocupaciones, precipitaciones y acumulación de estrés por temor a no disponer del suficiente.

Cada día tiene veinticuatro horas que nos corresponde vivir y que no podemos estirar ni encoger; por lo tanto, corresponde adaptarlo a nuestras necesidades, sin permitir que nos torture o esclavice. O disfrutamos el tiempo o sufrimos por su causa. Tan simple como eso.

Cuando abro mis ojos en la mañana, o me estreso pensando todo lo que tengo que hacer en el día y el poco tiempo de que supuestamente dispongo, o advierto lo maravilloso que significa poder vivir un nuevo día, lleno de cosas satisfactorias como pasear, comer, beber, laborar, estudiar compartir con mi familia, amigos y… hacer el amor.

Es que no tengo otra posibilidad para ser feliz que verlo positivamente. No puedo agregar un segundo a mi vida, ni conocer mi porvenir. Lo único seguro y verdadero es este momento; debo disfrutarlo al máximo para lo cual el apropiado uso del tiempo es fundamental, porque como hay un tiempo para cada cosa, se trata de ordenarlo conforme a mis prioridades.

Dispongo del presente, mi presente que es mi tiempo; como yo lo imagine, diseñe y utilice, puedo aplicarlo en función de mi interés. En vez de estresarme por su extensión o limitación, simplemente lo convierto en un instrumento de mi felicidad y lo disfruto.

Yo creo en Salomón: Hay un tiempo para cada cosa, y un momento para hacerla bajo el cielo. Por eso lo tomo como otra bendición de Dios: abrazo a mis seres queridos, les manifiesto mi amor; vivo mi vida y la parte de ellos que me permiten compartir y… doy gracias.

Amo mi tiempo porque me permite sentirme vivo, activo, motivado, ilusionado por disfrutar lo que conozco y emocionado por lo que conoceré dentro de un segundo. Es mi vida que se renueva en cada instante, que disfruto y vivo intensamente, porque es mi parte en este viaje terrenal y no me puedo dar el lujo de desperdiciarla.

No puedo permitir que una bendición, como es el tiempo, se convierta en algo desagradable.

Les invito a meditar sobre la inutilidad de apresurarse, desesperarse o estresarse por ganarle a un tiempo, que no conoce el significado de… la velocidad.

Próxima Entrega: DESEOS Y VOLUNTAD

Read Full Post »