En estos siete años del Siglo XXI, dos factores de manipulación con los peores efectos se agigantan con su carga nociva sobre el mundo. Para quienes dirigen la política mundial y alguno que otro Gobernante aislado de Países en desarrollo, el odio y el terror se han convertido en sus mejores aliados.
El odio, nacido del resentimiento, frustración, incomprensión, desigualdad, envidia, injusta redistribución de la riqueza y la pobreza mental, funcionan como combustibles que solo requieren una mínima chispa para incendiarlo todo, con la característica típica del incendio: fácil de iniciar, pero muy difícil de apagar.
Del odio renacen ancestrales instintos y se liberan bajas pasiones. El hombre vuelve a ser originario, convirtiéndose en una…bestia. Cazador solitario sobre las nuevas praderas… de concreto, con sus atávicos mecanismos de defensa y perdido el sentido de civilización… de comunidad. La sensibilidad se transforma en deseo de dañar el grupo social, dando paso a los intereses individuales. La revancha y disfrute del dolor ajeno, sustituyen el amor, la caridad, y la humildad, agigantando las miserias humanas.
Para fortalecer el odio, los hacedores de opresión hurgan en el alma hasta encontrar flancos débiles: frustraciones, temores y limitaciones, hasta desatar la cadena de odio. Se odia al inmigrante, al extranjero, al negro porque no es blanco y al blanco por que no es negro, a los latinos y los asiáticos, porque no son ni lo uno ni lo otro. Pero también se odia a los enemigos políticos, a los de diferente religión, a los de disímil preferencia sexual, a los ricos y… pare de contar.
Por su parte, el terror es… paralizante. Afecta la razón y perturba el espíritu, produciendo pánico que desmejora el discernimiento al crear imágenes, situaciones y supuestos eventos con sensación de inminencia, aunque su materialización pudiera ser remota. El terror desestabiliza integralmente la personalidad, disminuyendo la fuerza espiritual que lo separa de su herencia animal y libera su… brutalidad.
El odio y el terror hacen un coctel maldito conscientemente producido y administrado con eficiencia, para progresivamente inocularlo a quienes interesa controlar, sin importar el daño mental y sus secuelas individuales y colectivas. Quienes así mantienen el poder son fieles a la desventurada consigna: el fin justifica los medios. No importa si se violentan la libertad o los derechos humanos, porque el objetivo es mantener el poder sin importar el costo social.
Esta tendencia de gobernar, es la negación del espíritu del contrato social establecido en las Constituciones democráticas. Los regímenes que se hacen fuertes sembrando odio y exacerbando el terror con la intención de manipular la opinión y por tanto la voluntad ciudadana, no pueden llamarse más que enemigos y defraudadores de los pueblos.
Qué fácil e irresponsable es aterrorizar y llenar de odio a las comunidades, pero que difícil reponer la paz y la tranquilidad definitivas, sin secuelas que hagan tanto o más daño que aquel temido, cual pudiera ser que nunca llegara a actualizarse. Pero es que además lo utilizan como herramienta para justificar grotescas restricciones a las libertades ciudadanas, defraudar la justicia e imponer su voluntad sobre naciones enteras inermes, paralizadas por el terror y llenas de odio, que les evita determinar quienes son sus reales enemigos.
Los equipos de publicidad y propaganda que utilizan son los mismos que convencen ingerir sustancias que nutren vicios mortales, producen miles de accidentes anuales o aumentan las causas de graves enfermedades. Ellos logran con desfiles, condecoraciones, propaganda subliminal y promesas que nunca han tenido la intención de cumplir, que las masas intuyan como cuento de hadas lo que pudiera ser una novela de terror. Pero si eso les fallara, entonces apelan a las tradicionales consignas patrioteras, que no patrióticas, con los cuales manipulan el sentimiento de nacionalidad, patria, familia y la supuesta igualdad para todos.
La última etapa de la manipulación del control mediante odio y terror magnificado, es la promesa de protección eficiente, para lo cual debes fortalecer su organización política con tu trabajo, contribución económica y tu voto. Debes aportar tus hijos para enfrentar esos fantasmas que ellos te han creado, que normalmente sólo existen en sus mentes enfermizas, alienantes y corruptas.
¿Qué hacer frente a esta desgracia?
Fortalecerse espiritualmente. Aferrarse a esos valores tradicionales y principios innegociables que permitieron a nuestros ancestros construir países y comunidades buenas para la vida, acrecentando el amor, la comprensión, la solidaridad, la caridad, la aceptación de pluralidad de pensamiento, como parte de la diversidad humana.
Aumentar la fe, la confianza, el optimismo, el valor y la integridad, para no dejarse manipular. Acercarnos a Dios y buscar su protección, haciendo difícil su logro a los facinerosos que pretenden acabar nuestra tranquilidad, en función de sus intereses y defender nuestras libertades a como de lugar, porque mientras se luche con convicciones firmes habrá esperanza de que regresaremos a la paz, al amor, a la convivencia mutua respetuosa, cual será el mayor legado que podremos dejar a nuestros hijos.
Próxima Entrega: ¿DE QUIEN ES MI CUERPO?
Me parece muy acertado y estoy completamente de acuerdo con lo descrito en el articulo. Me parece necesario que se cree conciencia sobre la manipulacion a la que estamos expuestos. La medicina mas efectiva contra la manipulacion es la conciencia. El hacer conciente un problema, el saber que existe, es el primer paso para resolverlo.