En la entrega anterior planteaba el caso de un esposo agradecido que reconocía a su esposa, invitándola a cenar, bailar, o simplemente tomar un café fuera de la casa. En tal caso, a la esposa corresponde suspender o atrasar cualquier actividad, dando prioridad a esa invitación especial, porque ese tipo de eventos no sólo mantienen la emoción en la pareja, sino que combaten uno de sus peores enemigos: la monotonía.
La más común de las quejas de las damas, cuando para animar su matrimonio sugerimos que se hagan un peinado nuevo, modifiquen el ambiente de la habitación, cambien su ropa interior por otra más sugestiva o utilicen un perfume más excitante, es la falta de reconocimiento por su cónyuge, cuando expresan: ¿Para qué voy a hacerlo si es que él ni siquiera lo nota?… …Todo eso lo he intentado, pero para él es igual… …Nunca reconoce nada de lo que yo hago… …En el principio de la relación él se entusiasmaba, pero ahora le da igual.
Esas actitudes producen el efecto de la gota de agua que cae incesantemente sobre la piedra: al final, la horada. No se requiere demasiada inteligencia para imaginar la suerte de la relación, si en el caso planteado el esposo hubiese manifestado su agrado y reconocimiento por esta demostración de entusiasmo por mantener viva la pasión; probablemente la relación se hubiese fortalecido, o por lo menos se habría hecho algo por combatir el aburrimiento, que es uno de los enemigos permanentes de la relación de pareja.
Es que la relación de pareja es una forma de vida, que se nutre de motivaciones diarias y sencillas, cuales, paradójicamente, producen los grandes momentos. La felicidad raramente la producen eventos extraordinarios. Una palabra, una mirada, una sonrisa, un abrazo, una caricia, un guiño y… hasta una nalgadita, suelen transmitir mensajes inmediatos que tocan el alma de las personas llenándoles de amor, ternura, paz, tranquilidad y… seguridad. Por el contrario la indiferencia, la desatención, la desconsideración, la falta de respeto, la chabacanería y la ausencia de ternura, suelen dejar heridas muy difíciles de sanar.
No es fácil mantener el calor en la relación de pareja sin una constante atención a los detalles. Una forma de no descuidarse, es recordar que esa persona que convive con nosotros es especial; que fue la que escogimos para acompañarnos toda la vida. Por tanto, para nosotros debe ser la más hermosa, tierna, pulcra, honrada… la más querida. Ella merece toda nuestra atención frente a las demás personas y en privado. Por eso todos los días debemos repetirnos que la amamos, que en nuestra mente y en nuestra alma no hay cabida para ninguna otra persona, porque nadie es mejor que ella. Que su cuerpo es el más hermoso, su sexo el más agradable y su alma la más pura.
Que nadie es más sincero, ni puede sernos más leal que ella. Que es la única persona que nos dedica todo su tiempo y atenciones; que es quien comparte nuestras ambiciones y sueños, aunque no fueren los mejores. El consejo es el de que no descuiden ninguna oportunidad para fortalecer la relación, porque el amor, y muy especialmente el de un nexo tan vulnerable y expuesto a tantos peligros como el de pareja, cual es esencialmente emocional y de mantenimiento permanente, no puede mantenerse sin esos elementos mínimos que le dan vida como el amor, la ternura, la aceptación, la solidaridad, la lealtad, el reconocimiento y la buena sexualidad.
No es por coincidencia que vemos parejas de diferentes edades, imagen física, personalidad y posición social, que al mirarlas quedamos convencidos que realmente se aman. No necesitan gritarlo o exponerlo. Simplemente no pueden ocultarlo. Lo determinamos al observar su trato, como hablan con los demás, como actúan el uno frente al otro. Pero si inquiriéramos: ¿Qué es lo que hacen para ser felices? Seguramente nos dirían: «Nada especial, sólo nos amamos; nos sentimos parte el uno del otro como integrantes de un proyecto común y por eso también nos respetamos; nos aceptamos como somos, nos ayudamos mutuamente a ser mejores todos los días. Pero para ser más felices y gozar al máximo de nuestra unión, incorporamos a nuestra relación la magia, el idilio y la fantasía, lo que nos permite convertir momentos normales, comunes y corrientes en experiencias extraordinarias».
Como dijera Sherlock Holmes: «Elemental mi querido Watson». Absolutamente elemental: Amar, ser sinceros, sentirse parte del más importante proyecto personal emprendido; comunicar oportunamente lo que se desea, se espera, se ambiciona y se siente; dar lo mejor de sí todos los días sin resentimientos, temores, sospechas, pero con respeto, consideración, aceptación y ternura, reconociendo los valores de nuestro par, más que señalando e insistiendo en sus fallas y a ser posible y conveniente, tratando de ayudarle de la manera más respetuosa, si determinamos que tiene graves zonas erróneas. Para hacer buenas las palabras de Angel Buonarroti, cuando expuso: «El amor es el ala que Dios ha dado al hombre para volar hasta Él»
Próxima Entrega: LA GERENCIA ESTRESANTE
FELIZ AÑO NUEVO LLENO DE BENDICIONES Y SOBRE TODO UN ABRAZO FELIZ AÑO 2008. DESDE LIMA PERU AUNQUE SOY MEXICANA.
AURA LETICIA