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Archive for the ‘RECONCILIACION’ Category

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El momento del país es tan delicado, que debemos “Tener la valentía de parecer cobardes”, como lo escribiera José María Escrivá de Balaguer; porque habiendo quedado el país dividido en dos toletes, no se debe permitir bajo ninguna circunstancia la violencia.

No somos guapos de barrio ni jaquetones, sino gente amable, decente, culta, amante del diálogo, porque es esa la forma como se deciden los problemas en la familia y somos una gran familia que tiene nombre y apellido: Venezuela.  Todos somos miembros de ella y las familias no dirimen sus diferencias violentamente, sino poniendo por delante el diálogo y el amor que les une.

De parte y parte representamos diferencias que deben debatirse y aclararse en un clima de paz y entendimiento, paras que no se conviertan en motivo para enfrentamientos personales, que abran un peligroso camino del cual pudiera ser que no tengamos regreso; al menos, sin dejar  en el camino mucho dolor, rencor   y… sangre.

Para quienes, aunque no lo presenciamos personalmente, pero sí lo leímos de fuentes históricas muy serias, las últimas pocas guerras civiles en el Siglo pasado fueron horribles, quizás más terribles que las guerras convencionales entre países extraños.

No podemos permitir que se fomenten las condiciones para algo tan horrible como eventos donde se hieran o maten hermanos contra hermanos. Debemos considerar que, aunque de alguna manera seríamos todos responsables, los principales actores lo serían los dirigentes políticos del país, independiente de cual fuere su ideología política o posición, porque es a ellos a quienes siguen las masas.

Los dirigentes políticos, las autoridades y especialmente las policías y militares,  tienen que hacer un gran esfuerzo para medir las consecuencias de un evento desgraciado y desgarrador que pudiere derivarse de la intolerancia. Tenemos que evitar el uso de las armas, porque tenemos elementos de diálogo mediante los cuales ponernos de acuerdo. No se trata de un problema de no dar el brazo a torcer o aferrarse a ningún tipo de legalismo. Se trata de una situación fáctica peligrosa, más que de un problema jurídico,  porque las calles se están calentando y cualquier pequeño evento puede prender la chispa. El problema es fáctico y  deben aplicarse soluciones fácticas, porque en beneficio del orden público y la paz social, bien puede atenuarse la aplicación de algunas normas jurídicas, porque lo sería a favor del pueblo y es éste el que otorga la legitimidad.

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Desde 1972 he visitado y vivido en varios países tan disímiles como Bolivia y USA. En todos siempre tuve la  oportunidad de  quedarme permanentemente. Pero, en el fondo de mi alma no puedo sacarme el amor y preocupación especial que representan mi sentido de pertenencia con esta noble tierra, que independiente del Régimen Político vigente, nunca me ha negado nada. Aquí me eduqué, me casé,  nacieron y se educaron mis hijos, quienes aún viviendo todos en el exterior desde hace más de 15 años, con todo su amor, solicitud  y apoyo reiterativo, no han logrado arrancarme de este terruño que amo.

Hoy, lo amo y me preocupa más que nunca; de alguna manera siento como si tuviera un hermano muy querido enfermo. No acepto que aunque la situación político social este alterada y nuestra gente dividida, se trate de una situación sin solución. Creo que esos hermanos que parecieran irreconciliables en sus criterios, son los mismos que hace pocos años nos sentábamos a hablar mal del Gobierno, sin importar cual fuere,  pero luego de la tertulia, nos levantábamos, hacíamos chistes, pero seguíamos siendo amigos  y solidarios, porque por encima de todo, éramos…venezolanos y… seguimos siéndolo.

Yo no creo que ninguno de mis hermanos venezolanos, independiente de su participación política, quiera el mal para este país. Creo que todos ambicionamos un país mejor y trabajamos por eso. Pero somos diversos  y por eso pensamos diferente; por cierto, en el libre ejercicio de nuestro derecho democrático a disentir, lo cual es absolutamente legítimo.

Aunque la situación no es irreconciliable, todos, sin excepción, requerimos una reingeniería mental sobre el proceso político-social que vivimos. Somos 30 millones de venezolanos que tenemos un bello país para nosotros solos, para vivirlo, para disfrutarlo, donde tenemos problemas delicados, pero posibles de resolver, bajo la base del respeto por la ideología y la forma de pensar de cada uno.

La labor de reconciliación no es de un Sector, Institución o individualidad, sino el trabajo de todos, especialmente generando confianza en que vamos a respetarnos de verdad, sin importar las diferencias de opinión; sin recordar agravios; sin mirar hacia… atrás, porque requerimos construir un país de… futuro, amplio y donde quepamos todos.

Tenemos problemas… ¿Quién lo duda?  Pero todos solucionables. Por eso debemos que reencontrarnos como hormigas de una misma cueva, abrazarnos, felicitarnos por vivir en este tiempo, cuando podemos ser actores en la construcción de esa nueva Venezuela.

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