
¿Dónde y cómo debe celebrarse un Aniversario de Bodas? Creo que la respuesta debe estar condicionada a la personalidad y forma de pensar de quien respondiere la pregunta, ya que, en verdad como somos diferentes todos los individuos, asimismo son diferentes y diversos los matrimonios. Siento que igualmente vale la pena celebrar un matrimonio de uno o cinco años que uno de 20, 30 o más años; esto porque a mi manera de ver la vida, el hecho de que una persona que conocemos y que no es nuestra familia, teniendo miles de opciones a su alrededor, tenga la nobleza de juntar su vida y su destino al nuestro –independiente de por cuánto tiempo- es algo extraordinario, por no decir, milagroso. Es por lo cual creo que vale la pena celebrar cualquier aniversario de bodas o de unión en pareja. Pero, en verdad ¿Qué celebramos? Bueno, eso es otra cosa. Hay quienes celebran por obligación, otros la ocasión, otros la intención, otros el tiempo transcurrido y algunos, además el amor dado o recibido.
En mi caso particular, al celebrar mi Cuadragésimo Noveno aniversario de bodas, son tantas las cosas que celebro, que por mencionar la más importante, diré que se trata del hecho de que después de casi cinco Décadas de matrimonio, sigo amando física y espiritualmente a mi esposa, en mayor entidad de cuando teníamos 20 o 30 años de casados; en segundo lugar, personalmente celebro que mi amada esposa haya tenido la resistencia y el gran amor que se requiere, para aguantar a un tipo especialmente complicado y acaparador, pero no celoso ni irrespetuoso de la personalidad de mi cónyuge. Celebro asimismo, esa ternura especial que me genera y recibo de mi amada, independiente de cual fuere nuestra situación, esto es mejor o mucho mejor, porque a decir verdad, en estos casi cincuenta años de unión matrimonial, en este equipo ganador que ambos constituimos, nunca hemos tenido malas situaciones; quizás porque los dos manejamos la convicción de que, somos nosotros y nadie más quien puede darle color y sabor a nuestra propia vida, la cual siempre ha tenido un color hermoso y un sabor simplemente… delicioso, que como regalo especial nos ha dejado cinco bellos hijos, once nietos y dos bisnietos.
Será por eso que no entiendo tantas parejas que conocemos, que luego de una unión amorosa de años, con hijos o sin ellos, no son capaces de entender que no se casaron con un ángel sino con una persona normal, con virtudes y defectos, pero con el sincero deseo de ser mejor, para lo cual solo requiere la ayuda de esa persona que especialmente escogió dentro de miles a quienes conoció, para hacer con ella su compañera o compañero de viaje largo, en un camino en el cual la felicidad no está al final del mismo, sino en cada paso durante larga caminata que se recorre para llegar a un final… indefinido.
Como Asesor Familiar y de Parejas por más de diez años, y luego como editor de mi Blog www.unavidafeliz.com, donde he evacuado miles de consultas, puedo asegurar que por lo menos el noventa por ciento de los casos conocidos de separaciones y divorcios de parejas con más de dos años de unión, los problemas que produjeron el rompimiento, siempre fueron asuntos que pudieron ser resueltos, si las partes hubiesen entendido que los seres humanos en su gran mayoría, aun siendo imperfectos, siempre tenemos la posibilidad de mejorar, y quizás, perfectibles; pero que no es posible lograrlo solos, sino con esa mano abierta, tierna, cariñosa entendida y ese hombro siempre presto de la persona que amamos, en el cual recostar nuestra cabeza, cuando la vida nos golpea de tal manera, que pareciera que no existe solución para nuestros problemas.
Es por todo lo expuesto, que una parte de mi celebración de este aniversario de bodas, es precisamente escribir esta crónica para que sea leída por alguna o algunas parejas que, de alguna manera, estén pensando separarse sin darse la oportunidad de pensar, repensar y manifestar sinceramente sus reales sentimientos, vacíos, insatisfacciones o frustraciones en su relación íntima, cuales, por cuanto la otra parte no es adivina, al ser manifestadas y escuchadas con interés por su par, pudieren entre ambos encontrarle una solución posible, que si no evitare la separación, por lo menos la hiciere menos traumática para ellos, y sus descendientes si es que los tuvieren.
Finalmente, en mi nombre y en el de todas las parejas que han logrado superar sus desacuerdos, desinteligencias o errores, de tal manera que se hayan entusiasmado en celebrar sus respectivos aniversarios, doy infinitas gracias a ese Dios bueno, que desde que estuve en el vientre de mi madre hasta hoy, me ha motivado como seguidor de las enseñanzas de su hijo Jesús de Nazaret, en cuanto a que el amor, que conlleva respeto, consideración, buena comunicación, solidaridad y lealtad a toda prueba, es el único camino cierto para lograr la felicidad de la pareja, que le motive suficientemente, precisamente para celebrar un Aniversario de Pareja, trátese de Bodas o de cualquier otro nexo de unión, entre dos personas que se amen.
Si tienes alguna duda o requieres aclaración sobre el tema aquí tratado, el correo del autor está disponible: amauricastillo@gmail.com



ARAGUANEY: ARBOL NACIONAL DE VENEZUELA
En principio, dada la situación de incertidumbre exasperante que sufrimos los venezolanos, por decir lo menos, pareciera que un diálogo honesto, sincero y oportuno, sería la única opción para el inicio de soluciones factibles y sobre la marcha, para arreglar o por lo menos empezar a palear la grave situación político-económico-social de nuestra actualidad nacional. No podemos aceptar ningún tipo de subterfugio o pretensiòn experimental, porque ya no tenemos tiempo de inventar, sino de actuar; y para que el resultado sea efectivo, debe ser el esfuerzo de todos los venezolanos, no de un sector, parcialidad o grupo, sino de todos y cada uno de nosotros.
Ser un venezolano hoy no es sólo un gentilicio cualquiera, porque en la situación que se encuentra Venezuela, ser venezolano significa entender que Venezuela es la madre que se encuentra muy enferma. Esta es una certeza que con sinceridad pero con valor, debemos aceptar los hijos de este país, si es que de verdad queremos merecer ese título honorable de ser venezolanos.

Sin que de ninguna manera podamos señalar que el tiempo pasado fue mejor, sí que tenemos que aceptar que hoy nuestro mundo está afectado en sus valores éticos. Principios fundamentales sobre los cuales nuestros predecesores concibieron y construyeron la sociedad contemporánea, se encuentran erosionados. Dolorosamente, se advierte a simple vista que hemos perdido mucho de nuestro sentido de unidad, y eso nos hace como individuos moralmente débiles y como conjunto social… vulnerables.