«LOS ERRORES Y EL DOLOR SON MAESTROS PARA FORMAR EL CARÁCTER»
Conforme a estudios recientes, un niño requiere más de 300 tropiezos y caídas para aprender a caminar; pero al final… camina. Lo que determina que el equivocarse y tropezar con obstáculos en la vida se convierte en una constante en el desarrollo humano.
Pues bien, así como los niños aprendiendo de sus tropiezos y errores se condicionan para caminar, como adultos, si observamos más con atención que frustración o ira los sucesos problemáticos, asimilando los errores y tropiezos como didácticos, podemos aprender a sortearlos y no reincidir en ellos, abonando a una mejor calidad de vida.
La historia está llena de personas que beneficiaron a la humanidad, quienes tropezaron muchas veces y erraron otras tantas pero no se frustraron ni desmayaron, sino que aprendiendo de sus errores, siguieron adelante con fe y optimismo, contabilizaron el aprendizaje y al final… lograron el éxito.
Los inconvenientes, no son más que nuevas oportunidades que Dios nos da para utilizar ese raciocinio de que fuimos exclusivamente dotados. Las equivocaciones muestran y recuerdan los caminos errados y agudizan la mente para encontrar la senda correcta, al tiempo que preservan de volver a recorrer el camino equivocado.
Cuantas veces en nuestras vidas, el recuerdo de un error anterior nos evita en el presente problemas de mayor magnitud; sólo que pocas veces lo advertimos, pero cuando lo hacemos, damos gracias a dios por haberlo sufrido previamente.
Pro eso, la actitud positiva es la de recibir los tropiezos y errores como fuente de aprendizaje, conocimiento y si se quiere… sabiduría. Al fin y al cabo, una actitud negativa o iracunda nada aportaría, más que dolor y frustración, a esa vida futura que estamos obligados a procurarnos.
Al menos en mi caso, en múltiples oportunidades de tropiezos y errores, aunque analicé concienzudamente donde había herrado para tratar de no repetirlos en el futuro, no pude determinar lo importante de haberlos vivido hasta que la vida me enfrentó a nuevas situaciones, en las cuales contabilicé esos aprendizajes, resolviendo eventos cuyo resultado era trascendente, con respecto a aquellos en los cuales cometí los errores anteriores.
Los errores como el dolor, en vez de lamentarlos, auto compadecernos y bajar nuestra autoestima, debemos considerarlos como maestros que nos enseñan, aportando experiencias convenientes para una vida mejor.
Hoy quiero dejarles ese tema de reflexión, que en verdad se reduce a dos opciones:
-o tomamos los errores y tropiezos como algo natural en la vida y fuente de aprendizaje, beneficiando nuestro futuro;
-o los tomamos a lo trágico, como algo de mala suerte sin analizar qué les origina y cómo podemos evitarlos, siendo que el resultado nos expondrá a incurrir nuevamente en ellos, con consecuencias negativas para nuestra vida.
Pudiera resultar interesante para algunos, recordar que después de dos mil años, sigue vigente la admonición de Jesús: «El que tenga ojos que vea, el que tenga oídos que oiga.»
Si quieres, de alguien, el carácter conocer: DALE PODER O «JUEGA» CON ÉL! Estas experiencias las he ido recogiendo (y en parte leyendo) de otros.
El «aprendizaje» y provecho positivo que de todos nuestros errores podemos (y deberiamos!) sacar, se ven muy a menudo, entorpecidos y hasta impedido en alguno, por nuestro egoismo y exagerada «autoestima!»
Entre estos están los que no saben que «no saben» y se creen sabios de todas las ssabidurias habidas y quizas hasta las «por haber!»
Si me creo «perfecto» cómo padre y como amigo etc.,y sufro tropiezos y dolores, es solo pr culpa de los otros ..»seres inferiores!» Estos pobres engreidos, son los que DICEN (como aquel SABIO dijo: «El INFIERNO? SON´SÓLO LOS OTROS!» -Isidoro F. Momparler
aquiestatublog cumple año y medio,por eso te doy las gracias por participar con tu blog en mi modesta aventura,
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espero que no te moleste esta información,gracias