Nunca he estado de acuerdo en que el hogar se denomine como «el descanso del guerrero», refiriéndose al esposo o el pareja exclusivamente; al menos, en la gran mayoría de los casos de parejas conformadas y hogares constituidos.
Quizás para quienes nunca han formado o mantenido una pareja estable pudiera parecer acertado. Al fin y al cabo, en el desarrollo cultural en general, el hombre siempre ha tenido las riendas, la ha dirigido y por tanto la mayor significación siempre la ha orientado hacia su género.
Pero para quienes por décadas hemos convivido en pareja y desarrollado una familia, este término nos parece eufemístico, por no decir machista e ilusorio.
Al guerrero se atribuye la ardua lucha en cualquier terreno o circunstancia donde le lleven sus ideales, dando lo mejor de sí y a costa de cualquier riesgo, inclusive de su propia vida.
No tengo duda que la mayoría de los esposos y parejas, ponen lo mejor de sus capacidades en pro del beneficio de sus hogares. Eso es lo que de ellos se espera y debe ser reconocido más como el cumplimiento de su deber, que como un acto de «heroísmo».
Pero con lo que nunca he estado ni estaré de acuerdo, es con que se determine el hogar como «el descanso del guerrero» en referencia exclusiva al esposo o el pareja, para destacar que este hace una labor especial y titánica que requiere de un descanso especial; cual por cierto, pareciera ser la intención de relevarlo de toda actividad hogareña en apoyo de su compañera.
Ciertamente, me parece injusto que se discrimine a la mujer, que en su labor callada y sin pausa, no sólo realiza la parte más dura e importante, como es la de mantener el hogar y los hijos, en la mayorría de los casos, además de trabajar fuera, sino también constituirse en el soporte de su esposo o pareja, para su mejor desarrollo y éxito.
Porque es que hasta ahora, nunca he oído a nadie expresar que exista algún sitio que sea el descanso de «la guerrera», sino que por el contrario, «el descanso del guerrero»; en muchos casos se convierte en la parte más estresante de la agobiada mujer.
Como una especie de renegado de las pautas de mi propio género, durante muchos años he observado las actividades, labores, dedicación, lealtad, espíritu de sacrifico y reconocimiento de ambos integrantes de la pareja tradicional y no tengo ninguna duda que la mujer se lleva la nota sobresaliente.
Por eso hoy quiero manifestar que no estoy en desacuerdo con que el hogar sea el sitio ideal de descanso, pero no para ningún guerrero en especial; porque si lo hubiera, sin duda lo sería quien en su actividad diaria pudiera englobar amor, ternura, comprensión, aceptación, duro trabajo, paciencia inagotable, reconocimiento, lealtad y una sensibilidad especial; y todo eso, en el único ser que hasta ahora lo he encontrado ha sido en la mujer que sabe ser esposa, pareja, novia, amiga, compañera de luchas, sembradora de sueños, de esperanzas y… madre.
Próxima Entrega: LA NECESIDAD DE CONECTARSE.
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