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Posts Tagged ‘UNA PALABRA PUEDE DECIDIR NUESTRA FELICIDAD’

gahndi.jpgUn grafitti donde se leía «Cuida tus palabras, no sea que luego tengas que tragártelas.», me produjo estas reflexiones.

Ciertamente, como atributo exclusivo del hombre, la palabra es la forma ideal de manifestar lo que se cree, siente y espera. Podemos imprimirle ternura, suavidad y bonanza, pero también fuerza que sobrepase el tiempo y la distancia, proyectándola más allá de nuestra propia naturaleza, posibilitando nuestro contacto con Dios mediante la oración, para vencer nuestras interrogantes e inmensa vulnerabilidad, frente a unas leyes naturales a veces incomprensibles.

Las palabras huelen y saben a sentimiento; como brisa de la mañana, perfume de flores o música sublime que llena el corazón, alimenta el alma fortaleciéndola y enriqueciendo el espíritu, en presencia de la expresión: te amo. Asimismo, con olor de azufre y sonido terrible, quema en lo más profundo de nuestro ser cuando nos ofenden, engañan o tratan con injusticia o estulticia.

Con la palabra manifiestamos temor, dolor, frustración, impotencia y rabia; pero también amor, alegría y esperanza, siempre en busca de una respuesta a nuestra natural inconformidad.

Dados sus efectos, el uso apropiado de la oralidad es responsabilidad ineludible, porque con ella podemos generar amor o tristeza; paz o guerra; alegría o dolor; abrir o sanar heridas; orar o… maldecir.

Una palabra puede decidir el ganar o perder la libertad, el patrimonio o la permanencia en el lar nativo, afectando por igual indivualidades o millones de personas.

La palabra nos hace parecernos a Dios. Él decide la perdición o salvación espirituales, sobre la base de evaluar el ejercicio de nuestro libre albedrío. Parangonándolo, un Juez absuelve o condena nuestros actos sobre esta tierra.

Mediante la palabra, el gobernante, en nombre de la comunidad, con razón o sin ella, decide sobre la tranquilidad, paz o estabilidad social.

Por las palabras «ya no te amo» o similares, personas con un mundo maravilloso por delante, se quitaron la vida. Por el contrario, al sonido del mantra fundamenal de la vida, que es la palabra amor, otros lograron su felicidad.

Organizaciones especializadas, que atienden cientos de miles de casos de suicidios, declaran que una palabra de amor, solidaridad o comprensión, han logrado el desistimiento del intento.

Por eso debemos cuidar lo que decimos, porque pudiera suceder que nuestras palabras afecten sentimientos importantes o destruyan la justificación de una vida buena.

El amor, como fuerza que mueve al mundo, y el reconocimiento que lo mantienen activo, son incompletos sin la expresión oral. No puedo conocer el nivel de tu amor si no me lo expresas; no determino si lo hago bien, si no conozco tu reacción; no tengo incentivos para repetir mis actos positivos, si no me lo reconoces.

Como las palabras pueden hacer felices o infelices a nuestros semejantes, más que una conveniencia es una necesidad ineludible pensar antes de hablar, meditar y evaluar sus posibles efectos en los interlocutores, no vaya a ser que, como en el grafitti referido, luego tengamos que… almorzar con ellas.

Próximas Entregas: Por solicitud de una consecuente lectora, catedrática de sexualidad en una reconocida universidad de Miami, en las próximas cuatro entregas trataré sobre el sexo, en su polifacética condición de indispensable en la vida del ser humano.

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