«QUIEN A DIOS TIENE NADA LE FALTA, SOLO DIOS BASTA.»
Muchas de las consultas que recibimos, independiente de la situación planteada, se originan en ese fenómeno humano, pero superable, que es el temor.
Crecemos y nos formamos en una sociedad afectada por el temor. Frente a las opciones de confianza y fe o el temor, algunos optan por el último que afecta gravemente su hoy y sus expectativas de futuro, restando posibilidades a su felicidad.
El temor es una operación mental que distorsiona la realidad, magnificando las posibles consecuencias de lo temido.
Especialmente hoy, gracias a la globalización de las comunicaciones, la crisis financiera surte efectos psicológicos devastadores no solamente en quienes tienen sus fortunas en riesgo, sino también en quienes tienen menos que perder.
Frente a tal adversidad, debemos echar mano de nuestras reservas espirituales y convencernos de que, independiente de la magnitud de los eventos, tenemos capacidad para superarlos, porque como hijos de Dios disponemos de parte de su poder, precisamente para utilizarlo en estos casos.
Es posible que resultemos personalmente afectados, porque como parte de nuestra vida, siempre hemos enfrentado problemas de diferente índole, pero los hemos superado y de ellos hemos derivado experiencias capitalizables para vivir mejor.
En los años vividos, siempre hemos localizado el sustento para nosotros y nuestras familias; en mayor o menor grado, pero lo hemos conseguido. Nuestros niños han continuado creciendo, asistiendo a la escuela, y nosotros viviendo este maravilloso mundo de las cosas sencillas que Dios nos dio como heredad, donde hemos aprendido que la felicidad depende de nuestra personal circunstancia.
¿Qué es lo peor que nos puede pasar? Bajar nuestros ingresos y moderar el consumo; disminuir la recreación y rebajar la actividad social. Pero seguiremos viviendo y cada día traerá una nueva oportunidad.
El aire, el agua, el sol, la tierra y con ellos los alimentos que necesitamos para subsistir y el… amor seguirán aquí, porque poco tienen que ver con la cosa financiera.
¿Qué puede complicarse satisfacer nuestras necesidades básicas? Es previsible que así sea, pero será un reto más y lo superaremos; siempre hemos salido adelante con fe, optimismo, diligencia y confianza. Se trata de asuntos por resolver, y como en casos anteriores, los resolveremos.
¿Aporta alguna solución atemorizarse? No. Lo único inteligente que podemos hacer es asumir la situación, analizarla, procesarla y hacer todo lo que esté en nuestras manos para reducir su dificultad.
Tenemos que convencernos que no estamos solos con nuestros problemas. Dios está aquí para ayudarnos, si tenemos fe y somos diligentes. Es todo lo que requerimos y no es tan difícil. No ayuda la perturbación ni el temor. Debemos recordar que: «…quien a Dios tiene nada le falta, sólo Dios basta.»