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Posts Tagged ‘MEDITAR’

Mucho se habla sobre el «ocio» en sentido negativo y peyorativamente; especialmente lo consideran patrimonio de los «flojos», pero pocas veces alguien comenta la importancia del ocio como derecho humano fundamental, que potencializa la personalidad del individuo.

El ocio bien entendido, en el espacio y tiempo apropiados, facilita el encuentro necesario y permanente consigo mismo y aporta calidad de vida y bienestar.

El derecho al ocio constructivo, es algo de lo cual todos sin excepción deberían disponer, porque beneficia especialmente la relación interpersonal al renovar sentimientos de positividad, optimismo, buen humor, compartir y entusiasmo por la vida.

Dentro de los grandes beneficiados, de los efectos positivos físicos, psicológicos e intelectuales del ocio bien entendido y utilizado, se cuentan: el mismo individuo al disponer de tiempo para descansar, aquietarse, meditar y recrearse. En segundo término el entorno familiar y amistoso, por cuanto refresca y renueva la personalidad; siendo que también es decisivo en los ámbitos del trabajo y los estudios, ya que, al renovar sus energías, aumenta sus potencialidades productivas.

¿No fue acaso el disponer del ocio constructivo, lo que aportó la paz, tranquilidad, espacio para la meditación y la reflexión indispensables para la inspiración y producción de los trascendentales tratados filosóficos que conoce el mundo?

¿Podría alguien argumentar que fue rompiendo piedra en una cantera griega, o con las manos sobre los remos en una galera, donde se inspiraron y escribieron esas obras fundamentales del pensamiento civilizado?

¿No fue acaso cómodamente sentados en sus casas, plazas o sitios bucólicos, donde surgieron y se materializaron tales obras magníficas?

Claro que sí. Fue mediante la disposición del el ocio necesario y constructivo, que permite la observación, reflexión y meditación que alimenta de información el intelecto, hasta que se produce el momento sublime de la inspiración.

¿Qué sería de la salud mental, física y psicológica de los educandos, estudiantes y trabajadores en general, pero especialmente sus niveles de productividad, si el ordenamiento jurídico no hiciera obligatorio el descanso y las vacaciones?

El quid del asunto no está en el fenómeno «ocio» como circunstancia vital civilizada, sino en qué hacemos con el tiempo ocioso. Somos nosotros quienes decidimos darle sentido positivo o negativo y de tal manera servirnos de el en nuestra vida cotidiana.

Así que, recuérdelo y atesórelo: Considere el ocio como signo de bienestar individual y colectivo y no como algo indeseable o negativo.

Estime que para sus hijos, su pareja, los estudiantes, los trabajadores y los discapacitados, en función de su mejor aporte a la sociedad, el ocio se convierte más en un derecho subjetivo y conveniente, que en una concesión graciosa o situación voluntaria negativa o pervertida, que revierta contra la sociedad.

Por cierto… tómese su tiempo para observar, pensar, meditar y encontrarse consigo mismo, de pronto le asalta la inspiración de acordarse de que Dios está sentado con usted, como parte integral de su personalidad y seguramente que esa sensación le ayudará a ser… aún más feliz.

Próxima Entrega: LA VIGA EN EL OJO AJENO

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