Hoy, escuchando parte de las reflexiones del fallecido, pero siempre presente en el recuerdo, poeta, escritor y juglar Facundo Cabral, cuando decía con esa voz muy… de él: “No estás deprimido, estás distraído de la vida que te puebla…tienes corazón alma y espíritu… una vida que te rodea…bosques, montañas ríos…”; sentí afianzarse en mí el profundo sentimiento de que, independiente de tropiezos, frustraciones y sin sabores que pudiésemos enfrentar -todos pasajeros y superables- la vida para los seres humanos es bella en esta herencia de Dios, repleta de bendiciones que es la tierra.
Luego de más de siete décadas largas recorriendo caminos por más de veinte países, en los cuales siempre observé cuidadosamente el comportamiento humano, coincido plenamente con las reflexiones de Facundo Cabral. No tengo duda que existen más razones para ser felices que para estar deprimidos y que, realmente, lo normal es que nos distraigamos con lo que nos rodea. En las mañanas, cuando abro los ojos aquí en este caluroso Houston Tx., igual que cuando lo hice en una fría mañana de invierno en La Paz – Bolivia o en una mañana esplendorosa de primavera en París o Roma, siempre sentí que era un privilegio especial despertar a un nuevo día, cuando miles de personas en el mundo, esa misma noche se habían quedado para siempre dormidos en sus camas y jamás volverían a ver la luz del día. Asímismo, cuando conocí a mi amada esposa y ella aceptó gustosa mi amor, que se mantiene feliz ya por 47 años, cuando tantas personas no logran encontrar alguien con quien compartir en armonía y felicidad su vida; al ver nacer cada uno de mis cinco hijos, cuando tantas personas por más que lo intentan no logran tener uno siquiera; cuando yo puedo abrazar, escribir y hacer muchas cosas con mis manos, cuando millones de personas sobre esta tierra nacen sin extremidades o las pierden luego; cuando todos los días escucho la bella música, el canto de los pájaros, el silbar del viento, la risa de los niños y… la palabra amor, cuando todas las noches nacen dos mil niños que jamás podrán oír ningún sonido porque nacen sordos, o cuando en iguales circunstancias igual cantidad de niños nacen ciegos, cuando yo puedo ver todo lo que quiera y cuando quiera. Entonces me pregunto: ¿Cómo podría deprimirme porque algo no me salga bien o me sucediere cualquier situación anómala, frente a tantas bendiciones que Dios me da hoy y ha dado siempre?
Por mis convicciones espirituales –que no religiosas- estoy seguro que mis seres queridos como mis padres y mi hermanita muerta, no se fueron sino que volvieron a su lugar de origen, en una dimensión donde están más allá del bien y del mal, por lo cual no me deprime ni me entristece su partida; esos eventos sólo me perturbaron temporalmente, sin afectar de forma grave mi vida feliz. Y es que son tantas las cosas bellas y situaciones especiales a nuestro derredor, que me parece bien difícil que alguien pueda ser realmente infeliz; especialmente cuando oigo la bellísima voz de Andrea Bocelli, quien es ciego o cuando, hace unos años atrás, tuve la oportunidad de ver un hombre en silla de ruedas en un cargo de primer nivel en la Casa Blanca de los Estados Unidos de Norteamérica. Con tales antecedentes, no hay evento tan terrible que pueda perturbar la felicidad humana; especialmente la de cada día, porque Jesús decía “…todo día tiene su problema y basta a cada día su propio mal…”
Tengo bastante tiempo que no visito el mar o un rio, pero sé de su tranquilidad y fortaleza, porque por años viví la belleza de sus aguas y la milenaria vida biológica que ellos guardan con su gran variedad de especies animales y vegetales, que son una prueba más de que la naturaleza es edificante y fue dispuesta para nuestro disfrute, precisamente porque somos parte de ella. Entonces… ¿Cómo podríamos sentirnos deprimidos porque algo no salga como lo esperábamos, si sabemos que por cada inconveniente o prueba dolorosa –que normalmente se convierte en enseñanza- la vida nos regala miles de momentos agradables y bendiciones? Es ese sentimiento positivo de que existen mucho más cosas buenas que malas, lo que posibilita nuestra felicidad, que es muy fuerte y puede vencer rápidamente la posible depresión, que ocasionalmente, pudiese derivar a alguien por una circunstancia indeseada, temporal o permanente. Sin escudriñar demasiado y más allá de cualquier planteamiento filosófico académico, al menos para mí –que nací y he vivido condenado a una vida romántica- que creo en lo que alguien dijo alguna vez que, “…una noche de amor vale una vida…”, no tengo la más mínima posibilidad de que la vida nos hubiere sido dada para algo diferente a ser felices.
Por todo lo expuesto invito a mis lectores, y muy especialmente aquellos que piensan que es normal sentirse deprimidos, a bajar de internet la voz de Facundo Cabral en su “NO ESTAS DEPRIMIDO SINO DISTRAÌDO”, en el website: https://www.youtube.com/watch?v=znjMKDadZNI, para pensar y repensar sobre su contenido, que como lo digo antes, aunque no nos dice nada nuevo –porque es evidente su contenido- sí que nos lleva a revisar la multicolor presencia de la belleza natural que incide en nuestras vivencias cotidianas, en la seguridad de que –independiente de tendencias ideológicas o religiosas- son más las cosas positivas que las negativas que nos afectan como habitantes de esta “pacha mama” que nos da cobijo y vida, a la cual, por disponer de nuestro estado de ánimo, podemos dar el color que más nos convenga.
Si tienes alguna duda o requieres aclaración sobre el tema aquí tratado, el correo del autor está disponible: amauricastillo@gmail.com
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