Como todos los nuevos años, escribo sobre ellos no antes de que se inicien ni sobre la base de lo que viví en el que se quedó en el tiempo o viviré en adelante, sino en el cómo vivo.
Ciertamente, para mí todos los años son iguales: simplemente, maravillosos. Observo nacer, avanzar y morir los días, las plantas y… los hombres; pero, en todo ello encuentro una parte positiva en la cual se refleja la mano de Dios; es el ciclo vital: nacer, desarrollarse y morir, pero siempre, no importa cuánto tiempo, hay un espacio para la vida; esa es la parte interesante, ya que, los años, como nuestra existencia, serán del color que sepamos darle.
Aquellos de mentalidad negativa, comentan con tristeza que el año pasado fue gris, porque afectó en defecto su interés personal, temiendo que el próximo pudiera ser peor, sin considerar cómo pudo ser para los demás. Otros, de pensamiento positivo, comentan que aunque en este año no les fue tan bien, y se sucedieron asuntos problemáticos o delicados, confían que en el próximo les irá mucho mejor. Somos cada uno de nosotros, quienes hacemos buenos, mejores, malos o peores los años que transcurren.
En los últimos seis meses de este año vi morir mis dos hermanos mayores, y no por eso este año fue malo para mí. Es que cada uno de ellos vivió su vida por más de setenta años, y a su antojo. Vinieron a esta vida a vivir y eso hicieron. ¿Qué cómo vivieron? Como lo decidieron; porque fue para tener esa capacidad que Dios les dotó de razón, intelecto y libre albedrío, con lo cual conformaron su estado de ánimo, cual es lo que determina el color y sabor de la vida.
Yo sé -porque lo he vivido- que un espacio pequeño de felicidad integral, bien podría valer una vida; porque más que el tiempo o el espacio donde permanezcamos, lo importante, lo trascendente, es lo que sentimos y cómo nos sentimos.
Mientras tengamos capacidad para amar y ser generosos para compartir nuestro amor con nuestros semejantes; podamos sentir el aire fresco de la noche, oír el canto de los pájaros; el arrullo que es la voz de nuestros seres amados y nos sintamos uno con Dios y con cada uno de nuestros semejantes, todos los años serán… ESPECIALMENTE BUENOS.
No tengo duda que 2011 será un bellísimo año; festejémoslo juntos.
Lindo mensaje Dr.Amauri…de acuerdo con usted, cada año nos deja una enseñanza y lecciones para que el venidero sea mejor…..