“DAME TU MANO Y JUNTOS ENCONTRAREMOS EL CAMINO”
En un mundo que hemos hecho muy complejo y donde la sensibilidad pareciera estar en su más bajo nivel, no es fácil caminar solo hacia el logro de la felicidad personal. Siento que hoy, más que nunca, se requiere la mano solidaria, consecuente y amorosa de una pareja, con la cual hacer una sola huella.
En tiempos tan difíciles y de prospección imprevisible, individualmente somos incompletos y de tal manera aún más vulnerables frente a tantos y diferentes retos, necesarios de superar para lograr la armonía, equilibrio, sosiego y paz, indispensables para alcanzar tranquilidad espiritual.
Es una necesidad buscar hasta encontrar con quien caminar de la mano, compartiendo una filosofía suficientemente coincidente con los valores de amor, verdad, sensibilidad, lealtad, solidaridad, generosidad, fe, optimismo; y esperanza en que seremos capaces de elevarnos sobre nuestra propia naturaleza individual, para, venciendo todo egoísmo y egocentrismo, compartir como pareja intereses, sueños, ambiciones y deseos.
No tiene precio el hecho de saber que, luego de la lucha diaria, que deja secuelas en el cuerpo y en el alma, en el hogar alguien espera: con los brazos y el corazón abiertos, para calmar esa sed de solidaridad y comprensión, que como un ungüento mágico, hace menos lacerantes las heridas y menos dolorosos… los dolores.
Nada como ese oído atento y esa mano amiga; ese hombro siempre dispuesto para recostar nuestra cabeza, cuando la angustia, el estrés o la depresión, casi naturales en un ambiente cargado, donde el dinero es más importante que el amor, el poder más que la amistad y Dios sólo se invoca en las catástrofes, para evitar ser presas del pesimismo, la desesperanza y la depresión, que golpean el amor conyugal.
Pienso que todo éxito real de quien vive en pareja, es obligatoriamente compartido. Esa seguridad de que somos especiales para alguien, en quien confiamos plenamente y que sabemos es la única persona a quien realmente le dolemos; que guarda nuestro sueño y nuestra espalda; que comparte sinceramente nuestras alegrías y tristezas, es la base de la confianza en nuestra propia capacidad que hace posibles nuestros logros.
Por eso hoy, una vez más, quiero hacer una mención especial de elogio a esa guerrera o guerrero de todos los días que es nuestra pareja; quien en el trabajo, el estudio y el hogar, sabe coordinarlo todo; sacando tiempo de donde no hay y fabricando humor de las cosas más nimias, para hacernos la vida más agradable y llevadera, con tanta dedicación y amor que crea espacio, inclusive para calentar nuestros pies en las noches… de invierno.
Absolutamente cierto, cuando no hemos encontrado este tipo de pareja, cuando no hemos experimentado lo que se siente al tenerla, de manera ligera y casi automática decimos: NO ME HACE FALTA, ESTOY MEJOR SOLA, pero la experioencia en ambos casos refleja todo lo contrario. No hay neda mas reconfortante que encontrar en casa la persona que te escucha. con la que ves la tele, conversas de tus inquiertudes, tomas un trago y hasta bailas en la intimidad de tu hogar; si la encontraste, cuídala como se cuida un gran tesoro, porque eso representa.
Recordemos que los tesoros no son fáciles de hallar, nuestra familia siempre estará para nosostros, aaunque esté lejos, pero una pareja ideal debemos atenderla segundo a segundo porque es más difícil de encontrar.
Abrazos…..!