«LA FELICIDAD SE ENCUENTRA EN EL MARAVILLOSO MUNDO DE LAS COSAS SENCILLAS»
¿Cuál es el secreto o fórmula para ser felices?
En mi concepto, no existe ningún secreto o formula especial. Simplemente, se trata de una actitud frente a la vida, especialmente de las circunstancias que rodean la existencia de todo ser pensante.
Algunos lo entienden de esa manera y orientan su actitud a recibir la vida como el mayor regalo, haciendo de todos sus momentos una oportunidad de regocijo y goce físico-espiritual, que determina su estado de felicidad.
Quienes no disponen de esa actitud positiva, son presas del temor a las múltiples eventualidades que pudieran afectar su naturaleza humana -de por sí muy vulnerable- y ese temor enfermizo no les permite mirar lo bello de la vida.
No existe ningún factor especial que defina el logro de la felicidad, más allá de la cualidad de ver el lado positivo de las cosas.
Soy de los que piensan que todo lo que nos sucede tiene una razón, y por tanto, algo positivo; no obstante que en algunos casos no nos esté dado determinarlo de inmediato, todo encaja en una ley divina que rige el universo. Por tanto, a cualquier evento siempre podríamos encontrarle un lado o arista positiva.
Como seres humanos racionales, únicamente disponer de ese bien inconmensurable que es la vida, ya es un privilegio especialísimo. De hecho, no conozco ni tengo noticias ciertas de que alguien, en su sano juicio, haya deseado morir, o por lo menos que no haya hecho todo lo posible por continuar… viviendo.
Pero poder compartir nuestra vida, conscientemente con otros seres humanos y disfrutar de su amor; tener una pareja; hacer una familia; adquirir conocimiento y realizar una actividad que nos satisfaga, son bendiciones que constituyen la materia prima para ser felices.
Quienes no son felices, por su convicción de que existe una fórmula desconocida o un secreto para lograrlo, se les va la vida tratando de encontrarlo y en tal empeño, como andan demasiado apurados en su intento, no se percatan de que a su lado o detrás de ellos, en el maravilloso mundo de las cosas sencillas, la felicidad retoza en los más elementales eventos.
La obsesión por encontrar algo que no existe, no les deja tiempo para disfrutar la caricia del viento en las frescas mañanas, flanqueado por la alfombra de flores en la primavera; ni para observar las bandadas de pájaros y mariposas compitiendo en colores y belleza; menos aun para oír la voz cantarina de las fuentes, el murmullo del aire desprendiendo las hojas en el otoño, la risa inocente de los niños, el tranquilo paso de los ancianos y el murmullo tierno de las promesas de los enamorados.
Es en el mundo de todos los días, que no requiere de eventos extraordinarios y se nutre de nuestra cotidianidad, donde habita la felicidad, siempre esperando por quienes la identificamos y dispuesta a acompañarnos en este corto, pero emocionante camino de la vida.
No existe un secreto ni fórmula para ser felices. Existimos nosotros, con nuestra actitud producto de nuestro intelecto, de donde deriva nuestro estado de ánimo para cumplir ese mandato divino de habitar esta tierra disfrutando de todas sus incontables bendiciones, porque fuimos creados con el único fin de ser… felices. Lo contrario, sería una abominación.
Muiy interesante el tema,es lo que esta viviendo hoy nuestro mundo,los seres humanos estamos pediendo el sentido de pertenencia,en todo los sentidos,en los sentimientos,la cultura,el entorno.Me parece un tema que hay que tratar para crear sencibilidad.me gustaria recivir mas informacion al respecto,quisiera saber,hacerca delos conflictos que conlleva este araigo del sentido de pertenencia.