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Archive for the ‘AMOR DURADERO’ Category

Tengo tres bellas hijas, una de ella de 40 años, quizá por eso me afectó profundamente el fallecimiento DE WITHNEY HOUSTON. En 1993  escuché por primera vez su voz extraordinaria, hermosa, dulce, celestial y si se quiere insinuante, en su interpretación de I will always love you.”

Por lo poco que conozco  de su vida, tuvo el apoyo de  su madre desde sus primeros años. Desde muy niña se descubrió ese don especial de una voz hermosísima, que Dios da a pocos, por lo cual ingresó a la Coral de la Iglesia Bautista de su congregación donde fue todo un éxito.

Como muchas de esas celebridades,  su vida fue un sueño; y cuando sueñas, a veces te despiertas por  momentos; te invade una realidad que ya no entiendes, o quizá si la entiendes ya no tienes el valor de aceptarla frente al dulce sueño; porque la fama, el poder económico personal, los halagos, la mendacidad típica de ese ambiente  lleno de vanidad, característica de quienes por esos efectos materiales pierden la perspectiva de la realidad y caen en los peores errores, como  consecuencia directa de  una Sociedad insensible y metalizada, con  valores trastocados.

Seguramente ella, ávida de vivir nuevas experiencias, no resistió aferrarse a los patrones positivos que deben orientar toda vida sana,  y sucumbió entre candilejas, humo y mentiras envueltas en cintas multicolores con sabor a celuloide  y… Dólares.  Desde mi óptica personal, creo que nunca pensó sobre los patrones positivos y ejemplarizantes, para quienes por su celebridad debería ser un ejemplo para las juventudes.

Whitney fue una buena mujer;  se dedicó a ser la mejor en lo suyo y lo fue; hizo un esfuerzo por mantener su hogar, aun sufriendo agresiones en su entorno hogareño, en lo cual fracasó.

Parte de su riqueza la dedicó a obras de caridad, inclusive creó una FUNDACION para ayudas sociales.

Obtuvo muchos premios, galardones y reconocimientos en el mundo entero,  lo cual  consecuencialmente se convirtió en millones de dólares, lo que le permitió asegurar todo lo económicamente asegurable.

Desventuradamente, solo existe un seguro frente a la adversidad, que no nos cuesta dinero y que no obstante haber nacido en una familia religiosa, que lo conocía y practicaba, ella no llegó a fortalecer suficientemente: LA FUERZA ESPIRITUAL, cual consiste en ese contacto permanente entre nuestra alma y Dios, que nos asegura que nunca estamos realmente solos.

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Este vocablo de inmenso sentido humano, se hace inconmensurable cuando se trata de la relación de pareja, porque representa ese especial compromiso que, aunque no se escribe en ninguna parte, se convierte en la base fundamental de la permanencia en esta tan personal relación humana.

Es que el hecho de que alguien nos escoja dentro del universo de miles, y quizás millones de personas, para hacernos una persona especial en y para su vida, es algo extraordinario, y si se quiere… casi milagroso.

El hecho especialísimo de ser detectado por otra persona que nunca antes nos vio, con diferente cultura e ideología sobre la forma de ver la vida  y las cosas; quien pudiera ser que incluso profese diferente religión, conlleva una importante, cuidadosa y permanente actuación personal.

Se trata de una circunstancia vivencial que  tiene que ver con los valores más  relevantes en una relación humana tan íntima como la de hacer pareja, donde cuando se solidifica la relación, más que unirse, dos personas llegan a confundirse física y espiritualmente.

Filosóficamente, el Compromiso es el continente y sus contenidos son, precisamente, esos valores representados por la verdad, respeto, aceptación, reconocimiento, solidaridad, fidelidad, comprensión, generosidad y buena comunicación, cuales se constituyen en la piedra angular sobre la que descansa el objeto de la relación: EL AMOR.

Cuando se mantiene sólido el compromiso que se manifiesta en las actitudes apropiadas, ambos están seguros de lo que tienen y lo que vive.

El convencimiento de que siempre se dice la verdad, genera la entrega íntegra y sin recelos, porque se materializa con plena libertad, sin coacción de ningún género, porque sin ella el amor se hace mediocre y calculado.

El respeto,  la aceptación y el reconocimiento, edifican la personalidad humana y aumenta la autoestima, alimentando la convicción de que se  hizo una elección acertada al escoger la pareja que comparte nuestra vida.

La solidaridad, fidelidad, comprensión y generosidad nos recuerdan a cada momento que no estamos solos en el sendero de la vida; y la buena comunicación permite la manifestación permanente de los sentimientos de amor, que constituyen los eslabones de esa fortísima cadena, que protege el compromiso en una relación edificante y duradera.

No es difícil mantener el compromiso, si estamos conscientes de lo extraordinario que es encontrar en esta vida alguien que, con amor y dedicación, quiera compartir la nuestra.

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NO DEJES PARA MAÑANA LO QUE PUEDAS DAR HOY

No se cuanto viviré y… no me preocupa mucho; especialmente porque no depende de mí, si no de esa fuerza universal que lo organiza todo y que conozco  como Dios, inclusive mi venida a esta venturosa tierra, donde siempre he sido tan feliz. Por tanto,  a toda hora trato de  demostrar a quienes amo todo lo que me importan y cuánto los necesito.

Mi espíritu, muy optimista pero realista, me indica que no se cuando partiré, y no debo correr el riesgo de pederme la maravillosa oportunidad de abrazarles, besarles y de toda forma posible demostrarles, quizás por última vez, mi amor y devoción.

Soy de naturaleza expresiva y disfruto increíblemente de la cara de satisfacción de las personas, cuando de alguna manera les expreso mi amor, mi consideración o mi respeto; percibo esa vibración positiva en ellos, que unida a la mía suelen hacer de mis momentos diarios y diversos, situaciones muy agradables.

No entiendo a quienes aman en silencio, guardan las palabras sentidas o los obsequios para los “días especiales”; en principio, porque para todos los días deberían ser especiales, y en segundo lugar, porque no beneficia a nadie que le retarden cualquier expresión de sentimiento que pueda ser gozoso.

Se que cuando me vaya, o mejor dicho cuando regresé a mi hogar supra natural, no dejaré odios ni rencores  en mi entorno íntimo, ni en quienes, de alguna forma, tuve la oportunidad de tratar o compartir experiencias.

También estoy convencido que a mis seres queridos, desde allá, en otra dimensión, como lo he hecho en esta vida continuaré velando por su felicidad y de tal manera en contacto espiritual. Por eso siempre les digo que nunca nos separaremos ni diremos adiós, sino… hasta después.

Es por lo cual insisto en que  cuando llegue el momento, no deben estar tristes, sino darle gracias a Dios por haberme permitido tantos años esta vida, feliz y a su lado.

Asimismo, he dicho que no quiero reconocimientos póstumos, sino que, lo que sientan o quieran hacer por mí lo materialicen ahora mismo, cuando todavía tengo este cuerpo que experimenta sensaciones materiales, porque luego, lo que hagan será para o por otros, pero no para mí.

Doy gracias a Dios por haber vivido y compartido con tanga gente buena sobre esta tierra, con quienes no tengo ninguna duda, más allá de esta vida física, espiritualmente siempre estaré con ellos.

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«Nada ni nadie podría evitar que  cumpla con  mi  misión sobre esta tierra de Dios»

¿CUAL SERÁ MI MISIÓN EN ESTA VIDA? Como cualquier ser humano común, con más de siete décadas en mi haber, repetidamente me hecho esta misma pregunta, cual más allá de planteamientos filosóficos de alto vuelo, he digerido más o menos de la siguiente forma:

No vinimos a este mundo a contar horas, días, meses o años; competir por acumular dinero, bienes,  riqueza, poder, figuración o fama, sin importar el daño que hagamos a las demás personas o el  medio ambiente; porque al final, nada es nuestro y por tanto nada podremos llevarnos de este mundo.

Tampoco se nos dio la vida como un castigo o condenación a soportar una pesada carga, sino por el contrario, vinimos a crecer en espíritu, fortaleciéndonos en amor, generosidad y sensibilidad frente a nuestros semejantes.

Se nos dio la vida para disfrutar de todas las maravillosas e invalorables sensaciones que se generan cada segundo en nuestro mundo y que podemos percibir por nuestros sentidos, si no estamos ocupados en procurarnos bienes materiales que son absolutamente temporales, porque nada podrán beneficiarnos luego de esta vida.

Vinimos porque tenemos una misión que cumplir, que no conocemos pero sabemos que nos corresponde y vamos a cumplirla. Es por lo cual vivimos con entusiasmo, fe y confianza en nosotros mismos, nuestra actividad, sus resultados y la gente que nos rodea.

Es por esa sensación interna de tener una misión que se han vivido los más sublimes amores, los actos más heroicos, las obras de arte inmortales,  los mayores inventos. Asimismo, es la motivación para amar, construir una familia, estudiar, trabajar y ser útiles a nuestros hermanos humanos.

Es el acicate para enfrentar los fracasos y tropiezos, como meros retos que nos preparan para seguir adelante y ser mejores, especialmente para proteger a nuestros hermanos más desvalidos.

Es el presentimiento de que no estamos aquí por accidente, sino para cumplir un cometido, lo que nos aleja la tentación de desviar nuestro camino de la realidad de ser armoniosos, moderados, parcos y útiles, siempre en función de quien nos necesite y no caer en la vanidad, que tiene colores y sonidos engañosos y vuela con alas doradas.

Fue ese sentimiento lo que alimentó el carácter, resistencia y constancia de los hombres y mujeres, que con su obra magnífica de diferente índole, dejaron profunda huella en la humanidad: su concepción de que nada ni nadie podría evitarles cumplir con su misión sobre esta tierra de Dios.

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“EL PASADO ES UN MUERTO Y DEBE PERMANECER BAJO LA TUMBA”

En los problemas de pareja, paradójicamente, el factor constante de perturbación no lo representa las situaciones que sufren en la actualidad, sino aquellos eventos que se sucedieron en el pasado, sobre los cuales no es posible hacer nada pero que continúan atormentándoles, precisamente porque no han sabido cerrar la puerta al pasado.

El pasado es un muerto y los muertos deben permanecer en el cementerio. El pasado no corresponde a un tiempo específico, sino que se trata del que no es actual; vale decir, todo lo que sucedió hace un segundo, ya es pasado y nada se puede hacer por cambiarlo.

Lo más que debemos hacer por el pasado es recordar los bellos momentos. La vida tiene tantas cosas bellas que disfrutar, sin que sepamos hasta cuándo, que es un desperdicio dedicarle parte de nuestro valioso hoy a un tiempo que se fue, pudiendo consagrarlo a vivir intensamente todas las muchas bendiciones que Dios puso en este mundo para nuestra satisfacción y deleite.

Si perdimos un amor, no nos comprendieron, engañaron o agraviaron, nada nos beneficia recordarlo, sino por el contrario, debemos olvidarlo. No importa cuanto tiempo pudimos amar, lo importante fue que amamos, y amar siempre ha sido un privilegio. Es lo bello del amor lo que debemos recordar. El amor, simplemente se vive, se disfruta intensamente y con fruición; y esa maravillosa sensación es algo que ya jamás nadie podrá quitarnos.

Si no cerramos la puerta del pasado a los recuerdos negativos, no podremos mantener el alma limpia y preparada para el nuevo amor que vendrá, que por regla general será más emocionante y pleno. De hecho la hermana gemela del pasado es la nostalgia, cual desvirtúa los eventos sucedidos, con riesgo a hacernos perder la perspectiva de la realidad.

Sabemos de todo el amor y la ternura que somos capaces de dar. Si alguien no nos quiere, pues se lo pierde. Es con optimismo, con fe y confianza en nuestras realizaciones como viviremos nuestro hoy y construiremos nuestro futuro. Todos los días crecemos espiritualmente y por eso somos una buena opción para quien quiera compartir felicidad.

En este camino de la vida, alguien viene en sentido contrario buscando lo mismo que nosotros; más temprano que tarde nos encontraremos y el amor que nunca muere, renacerá; seremos felices en nuestro hoy, y en el mañana, si es que llega. Entonces… ¿Qué razón tendría recordar lo malo del ayer?

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