«LAS PERSONAS MAS IMPORTANTES EN MI VIDA, SIEMPRE HAN SIDO MUJERES»
Hoy siento la necesidad de escribir para la mujer, ese ser maravilloso que Dios hiciera en buena hora, quizás frustrado ante su primer intento fallido de crear algo perfecto a su imagen y semejanza. Ese Ente extraordinario que tomó para sí, la dura tarea de equilibrar nuestra vida físico-espiritual, en este corto pero interesante paso por la vida.
Creo que desde antes de adquirir raciocinio, ya amaba a las mujeres. Es que Dios fue tan bueno conmigo que me permitió tener mi madre hasta ya bien entrado en años; me regaló una esposa, donde reunió ternura, amor, lealtad y… compromiso a toda prueba; pero, por si fuera poco, me envió tres bellas hijas, que ya superando los treinta años, casadas y con hijos, siguen siendo conmigo tan tiernas como cuando eran unas niñas.
Fuera de mi hogar, siempre he recibido de las mujeres las mayores demostraciones de sensibilidad, solidaridad, caridad y comprensión. Asimismo, las he visto derrochar sacrificio, aceptación, reconocimiento, capacidad para el perdón, y un estoicismo que ningún hombre podría igualar frente a los momentos difíciles de la vida.
Quienes tenemos una pareja que sabe ser novia, amiga, compañera de viaje largo, madre y… amante, realmente somos privilegiados. Por eso no justifico bajo ninguna circunstancia ni por ningún motivo, la actuación descortés, irrespetuosa, desconsiderada, grosera, violenta o cobarde, que algunos hombres mantienen frente a sus mujeres; sin duda para bajar su autoestima, con la intención equivocada de que tal ignominia, de alguna manera, pudiera equipararlos a ellas.
Las mujeres vinieron a embellecer este mundo, para ser atendidas, honradas, edificadas, protegidas y… amadas por nosotros los hombres. Quien siendo varón no entienda esto, realmente se pierde lo más delicioso sobre la tierra: el amor sincero y verdadero de una mujer.
En la actualidad, cuando para bien de la humanidad la mujer ha tomado un rol de vanguardia en la sociedad, dado lo polifacético de su pro actividad, si los hombres no entendemos su potencial y aceptamos orgullosos su extraordinaria capacidad, todos los días les quedaremos más pequeños.
Bien hacen quienes asumen estas realidades, si es que quieren mantener a su lado a esa persona tan especial, que es capaz de soportarnos, pero además amarnos y compartir con nosotros lo mejor de sí, siendo que, en la mayoría de los casos, lo único que pide es solidaridad, lealtad y… amor.
No escribo esto para ganar albricias, sino por el reconocimiento, en primer lugar, de mi vida feliz de hombre casado durante más de treinta y nueve años, pero también porque creo que no entender estas realidades, es un gran error de cualquier hombre, más que por lo que se deja de hacer por las mujeres, por lo que se pierde de disfrutar con ellas.
Dios bendiga y proteja siempre a las mujeres, especialmente a esas guerreras que son capaces de soportarnos y amarnos por tantos años; porque al menos yo, simplemente, no se vivir sin ellas.
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