
22/11/2020 por Dr. Amauri Castillo Rincón -MsC
En esta inesperada y sobrevenida pandemia por razón del Virus Covi 19, los seres humanos y especialmente la familia se ha visto sometido a una prueba suprema: ¿Cuál su elemento de base fundamental para mantenerse como tal grupo social, en virtud de que la recomendación ha sido: “quedarse en casa”?
Ciertamente, no ha sido fácil; para algunas familias ha sido la hora de la verdad no sólo entre los cónyuges, sino el conjunto en general. Para los niños, la imposibilidad de asistir a sus escuelas y socializar con sus compañeros; para los adolescentes, el no poder reunirse con sus amigos y novios o novias, asistir a los gimnasios y/o fiestas y cumpleaños. Para los adultos, ese encierro prácticamente obligado, se ha convertido en un real aburrimiento; por una parte, a los solteros, el quedarse todo el día en casa es simplemente inaguantable, ya que significa descuidar el trabajo, la novia y sus diversiones normales.
Para los adultos que tienen cónyuge, con o sin hijos, esta ha sido una prueba inesperada, pero absolutamente convincente, de cual es la base real de la relación conyugal. Para aquellos que mantienen la relación como algo formal, casi obligado por los controles sociales, pero sin ningún entusiasmo especial ha sido catastrófico, tanto para la mujer como para el hombre. En este caso para ella, escasamente soporta al esposo en la noche, cuando regresa del trabajo a dar órdenes para ser servido, sin considerar lo duro del trabajo de la señora en la casa durante el día. Para el hombre casado, el no podercompartir con sus compañeros de trabajo y una que otra “amiguita especial”, sino tener que quedarse en la casa y tener que calarse todo el día a la esposa, a quien escasamente soporta en la noche, es simplemente un suplicio.
Sin embargo para los cónyuges o parejas que se aman realmente, esta estadía juntos todo el día, son como unas vacaciones imprevistas, que les caen como del cielo y les permiten compartir diferentes etapas que no son posibles, mientras él o los dos trabajan y que sólo pueden hacerlo en la noche cuando él o los dos regresan del trabajo. Los dos se colaboran y hacen la relación más bella; descasan o hacen el amor a la hora que les da la gana. Esta es la prueba de que en la pareja bien habida y que se ama, como debe ser, el amor se basta solo para hacer la vida más bella y edificante.
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