ESTO TAMBIÉN PASARÁ…
Terremotos, tsunami, explosión en plantas nucleares con efectos impredecibles, tristeza, dolor, sorpresa, terror e impotencia; todo un coctel horrible que debemos tomar… todos, para lo cual nunca estaremos preparados.
No son solo cifras o guarismos, son nuestros hermanos humanos; no importa si su piel es negra, blanca o sus lágrimas brotan por una rendija… japonesa; son mis hermanos y me duelen en lo más profundo de mi ser.
Estos días mis desayunos y cenas frente al televisor, se han humedecido con mis lágrimas. Lloro por quienes no conozco y quizás nunca conoceré; pero el dolor está aquí, rasgando mi espinazo, lacerando mis entrañas. Me siento tan impotente como el que más, frente a tanto dolor y a una naturaleza espectacular, avasallante e impredecible, que no podemos entender ni enfrentar y que, cuando ataca no da tregua.
Por qué sucede todo esto? La respuesta siempre es la misma: no lo sé. En siete décadas, he visto a la naturaleza destruir en segundos lo que costó decenas de años construir; he visto a mis hermanos humanos, independiente de su nacionalidad, posición social, poder, fama, raza o sexo, huir desesperados como hormigas, para caer más adelante, sin saber… por qué.
De todo esto he aprendido que no debo preguntar por qué; nadie puede responderme, porque esa es una respuesta de Dios y no de ningún ser humano. Es una especie de razón de la sin razón, que escapa a mi lógica racional. Ver morir sin conocer el motivo lo mismo a un niño que a un anciano, no encaja en mi raciocinio, pero sí que afecta profundamente mi sentimiento; por lo cual no puedo hacer más que orar y… llorar.
Creo que mi dolor, mi tristeza y mi impotencia frente a tanta adversidad incomprensible, es el precio que pago por mi racionalidad.
¿Por qué? No lo sé y… quizás sea mejor así. Por eso tengo que inventar algo que me ayude a sentirme mejor frente a mi propia pequeñez y vulnerabilidad ante los elementos de la naturaleza.
Sólo me queda preguntarme: ¿Para qué suceden estas tragedias? Entonces puedo fabricar respuestas que se ajusten a mi experiencia, fe en la vida y convicción de que todo lo que acontece siempre tiene una razón, aunque inmediatamente no la conozcamos; porque existe una fuerza universal que ordena todo lo que existe; que lo ha hecho durante millones de años y no se equivoca: Dios.
¡Saludos, espero esté al mando de todo lo que hace su vida feliz!
Soy Henry Gil; Coordinador de la Especialización en Gerencia Pública de la UNEFA Núcleo Carabobo, necesito una vía para comunicarme con usted hoy viernes 25mar11, es respecto a su ponencia del sábado a las 10:00 am.
Gracias, puede comunicarse al 0426 749 8288
Estoy totalmente de acuerdo con esta reflexión de la vida, ante la naturaleza el hombre no puede hacer nada y ella hace a su antojo si nuestro consentimiento. Así es como actúa ella.